Ocratoxina A en los alimentos: ¿cuáles son los riesgos?
Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
La ocratoxina A es una micotoxina producida por varios tipos de hongos que resulta nociva para el organismo. Es posible la contaminación con esta sustancia por medio del consumo de alimentos sin higienizar, siendo las legumbres, el café, los frutos secos y el cacao los principales vectores. Además, hay que destacar que se ha catalogado como un potencial carcinógeno para el ser humano, por lo que es necesario evitar su ingesta todo lo posible.
Antes de comenzar, es preciso hacer hincapié en la necesidad de mantener unas buenas prácticas de higiene alimentaria para evitar alteraciones en el normal funcionamiento de la fisiología del organismo.
De lo contrario, podrían desarrollarse patologías crónicas y complejas con el paso de los años, lo que reduciría de manera significativa el bienestar y la salud. Normalmente, los productos que se comercializan envasados suelen pasar por una serie de controles para asegurar la ausencia de dichos compuestos tóxicos.
¿En dónde se encuentra la ocratoxina A?
La ocratoxina A se encuentra fundamentalmente en alimentos, como los cereales, las legumbres, las uvas, el café, el cacao, los frutos secos y las especias. Aun así, se ha llegado a detectar también en productos de origen animal, como los riñones y el hígado de cerdo. En lo que respecta a otros comestibles, como los lácteos o la carne, el riesgo parece muy pequeño, por lo que no habría de qué preocuparse al respecto.
Lo que hay que tener claro es que la ocratoxina A es una molécula muy estable que no se destruye a temperaturas inferiores a 250 grados centígrados, por lo que no será suficiente el calor para conseguir evitar el riesgo. En el caso de las contaminaciones bacterianas, basta con aplicar un tratamiento térmico para eliminar el patógeno, pero cuando se trata de toxinas la cosa puede ser diferente.
Efectos de la ocratoxina sobre la salud
El consumo de ocratoxina es nefrotóxico; es decir, afecta negativamente a la función de los riñones. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Environmental Toxicology.
Este compuesto se absorbe a nivel intestinal y, por ende, llega rápido a la sangre y a los tejidos del organismo. Se metaboliza fundamentalmente en el hígado y en los riñones, aunque también en el músculo esquelético. Los metabolitos se excretarán por vía renal y hepatobiliar.
Por otra parte, se ha conseguido demostrar que este tóxico es especialmente nocivo para el sistema nervioso central. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Toxicology Letters, provoca daños en las mitocondrias y una sobrecarga de calcio a nivel intracelular, lo que puede condicionar la función neuronal. Es crucial evitar la intoxicación, ya que además resulta acumulativa con el paso de los años.
Al mismo tiempo hay que destacar que la ocratoxina A es carcinogénica, es decir, incrementa el riesgo de desarrollar cáncer. Existen varias evidencias al respecto. Sobre todo resulta nociva a nivel testicular, aunque otros muchos tejidos pueden experimentar alteraciones a partir de la exposición al compuesto. La clave está en maximizar las conductas de higiene alimentaria para impedir el consumo de la misma.
¿Qué hacer para evitar el consumo de ocratoxina A?
Uno de los mejores consejos que se pueden ofrecer de cara a reducir la presencia de tóxicos en la dieta es evitar comer alimentos cuya procedencia se desconoce. Normalmente, los productos que se ofrecen en el supermercado pasan una serie de controles de calidad y seguridad, por lo que no habría problema con los mismos.
Distinto es cuando hablamos de comestibles de elaboración casera, sobre todo cuando estos son de origen vegetal. Pueden darse contaminaciones con hongos y que esto genere problemas.
De todos modos, hay que tener claro que siempre existe un máximo tolerable de la sustancia antes de que esta resulte dañina para el organismo. No quiere decir que por sufrir una pequeña exposición vaya a desarrollarse un cáncer, aunque lo más recomendable es evitar al máximo la ingesta. Sobre todo han de tener cuidado las personas que pertenecen a colectivos de riesgo, como las mujeres embarazadas y los ancianos. Cualquier contaminación se magnificaría en ellos.
Ocratoxina A, un tóxico muy peligroso para la salud
Como has visto, la ocratoxina A constituye un tóxico muy peligroso para la salud humana, por lo que conviene evitar la exposición al mismo en la medida de lo posible. Está producido por ciertos tipos de hongos y puede estar presente en alimentos como las legumbres o el café. En este sentido, habrá que respetar las prácticas higiénicas y tratar de no ingerir comestibles cuya procedencia se desconoce.
Por último, hay que mencionar que si se sospecha de una intoxicación con esta sustancia o con otra peligrosa, lo mejor es consultar rápidamente con un especialista. En ocasiones, existen ciertos antídotos para evitar la fase aguda de la enfermedad, pudiendo también limitar los riesgos a medio plazo. Hasta podría resultar de utilidad la realización de un lavado de estómago en caso de que todavía no se hubiese completado el proceso de digestión.
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