La orinoterapia y los peligros de beber orina

A través de redes sociales, como TikTok, Instagram y X, una multitud de vídeos afirman que la orinoterapia puede curar enfermedades. Sin embargo, las evidencias demuestran que son mayores sus daños que los beneficios.
La orinoterapia y los peligros de beber orina
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 03 junio, 2024

Desde hace siglos, la orinoterapia —también conocida como urinoterapia, uroterapia o urofagia— ha sido difundida como una panacea en diferentes culturas. Datos históricos sugieren que esta forma de medicina alternativa fue aplicada en la antigua Roma, Grecia y Egipto para tratar un sinnúmero de enfermedades. Hoy muchos siguen defendiendo su uso.

A través de contenidos virales en redes sociales, algunos usuarios afirman que beber orina, o aplicarla en la piel y en el cabello, tiene beneficios terapéuticos. Desde fortalecer el sistema inmunitario hasta combatir el asma, eliminar el acné y tratar las alergias, hay decenas de atribuciones que se le hacen a esta pseudoterapia.

Lo cierto es que no hay evidencias científicas que respalden su efectividad. Por el contrario, las investigaciones determinaron que el consumo de orina no es seguro y puede poner en riesgo la salud. A continuación, te contamos con más detalle de qué va esta práctica y cuáles son los peligros que acarrea.

¿Qué es la orinoterapia?

La orinoterapia es la ingesta o el uso cosmético de la orina humana con supuestos fines terapéuticos. Tales han sido las afirmaciones sobre sus bondades, que a lo largo de la historia ha recibido etiquetas como «el oro de la sangre» y «el elixir de la larga vida».

Sus defensores afirman que la orina tiene más de 200 sustancias disueltas en ella con potencial médico. El ácido úrico es una de las más mencionadas, por su participación en la producción y activación del ADN celular, la modulación de la inflamación, la secreción de algunas hormonas y el funcionamiento del sistema inmunitario.

Otras afirmaciones sobre esta práctica —recogidas en textos antiguos y datos anecdóticos— sugieren que beber orina podría mejorar las alergias, la artritis, el acné, el asma y las migrañas. En teoría, también sería un apoyo para tratar patologías dentales, infecciones, problemas cardíacos y de visión.

Se argumenta que la urea —presente en un 3 % a 4 % en la orina— beneficia la hidratación y el rejuvenecimiento de la piel. Por lo cual, tendría efectos en aplicación tópica.

Pero aunque las hipótesis basadas en su composición parecen válidas, lo cierto es que no hay propiedades especiales en la orina para que sea un tratamiento. El líquido también contiene sustancias de desecho y podría ser fuente de microorganismos capaces de provocar enfermedades.

Hasta hoy, no hay estudios científicos que respalden su seguridad y eficacia. De hecho, se considera que la orinoterapia es una «pseudociencia».



Posibles riesgos de la terapia de orina

Para comprender por qué esta terapia puede provocar efectos negativos en la salud, es conveniente hacer un breve repaso sobre la composición de la orina. Se estima que entre un 91 % y un 96 % es agua; lo restante corresponde a toxinas, sales y subproductos que los riñones filtran desde el torrente sanguíneo para su eliminación.

Son precisamente dichas sustancias de desecho las que pueden provocar problemas en el cuerpo tras una ingesta. Además, contrario a lo que algunos afirman, la orina deja de ser estéril tan pronto como sale del tracto urinario. En su paso por la uretra suele barrer con microorganismos patógenos.

Gran parte de lo que hemos escuchado sobre el uso de la terapia de orina no tiene base médica y es un remedio popular que, en realidad, puede empeorar la lesión.

~ Informe en The Journal of Urology ~

Estrés adicional para los riñones

Los riñones desempeñan un papel protagónico en los procesos de desintoxicación del organismo. De manera continua, trabajan para filtrar los desechos que se acumulan en el cuerpo y que viajan a través del torrente sanguíneo. Luego, los expulsan mediante el líquido urinario.

Ingerir orina es reintroducir al cuerpo las toxinas y otros subproductos que ya se eliminaron. El riñón sufre un estrés adicional por tener que multiplicar su función de filtrado. A mediano plazo y, en el peor de los escenarios, podría conducir a una insuficiencia, con daño o desarrollo de enfermedad renal crónica.

Deshidratación

Decenas de películas sobre supervivencia han mostrado escenas en las que los protagonistas consumen orina como medio para hidratarse en condiciones extremas. Estas imágenes han creado en la cultura popular la idea de que ingerir este líquido puede mitigar la deshidratación. ¡ERROR!

Además de ser poco probable que ayude en estas situaciones, suele tener un efecto contrario. ¿El motivo? Su concentración de sales disueltas, minerales y partículas de toxinas.

Al practicar la orinoterapia, las sales expulsadas vuelven al organismo y retroalimentan el problema de la deshidratación. La sed se incrementa y empeora el desequilibrio de electrolitos.



Infecciones

En el tracto urinario bajo habitan bacterias que no suelen ser un problema, a menos que proliferen de manera excesiva y rápida, llevando a un desequilibrio. Cuando se expulsa la orina, muchos de estos microorganismos son arrastrados al exterior y el líquido se contamina con ellos.

Por ende, tanto beber como aplicar la orina en la piel —propia o de otro— representa un riesgo de infección. Algunas personas experimentan dificultades gastrointestinales tras la ingesta, o bien, enrojecimiento, inflamación e irritación en la piel luego de aplicarla.

Interferencias con los medicamentos

Las personas que están bajo tratamiento con medicamentos experimentan un riesgo adicional con la orinoterapia. Ocurre que, tras metabolizarse, los fármacos que ingerimos se excretan por la orina.

Si volvemos a tomar el líquido expulsado, los metabolitos de desecho de los fármacos se reintroducen al organismo. Por lo tanto, pueden interferir con el mecanismo de acción de los principios activos. Sin contar la sobrecarga que se genera en el riñón para filtrar dos veces las mismas sustancias.

Molestias digestivas

Debido a su composición, la orina resulta agresiva para el sistema digestivo. En consecuencia, su ingesta tiende a causar náuseas, vómitos, estreñimiento y, ciertas veces, diarrea.

La orinoterapia no tiene ningún beneficio para la salud

No es extraño que muchos apuesten por la orinoterapia como un recurso para preservar la salud y prevenir los signos del envejecimiento. Figuras de gran influencia, como Mahatma Gandhi, Madonna y Sarah Miles, entre otras, han promovido su práctica y han enaltecido sus supuestos beneficios.

Sin embargo, las afirmaciones en torno a sus efectos son contradictorias y están soportadas con teorías sensacionalistas sin base científica. Los expertos advierten que esta pseudoterapia causa más riesgos que efectos positivos.

Ni la ingesta ni el uso tópico de la orina es seguro. Y aunque en pequeñas cantidades es poco probable que genere daños, tampoco ayuda a la prevención o al tratamiento de las enfermedades.

Hay otras vías más efectivas para cuidar la salud, como llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio físico, ingerir agua y bebidas con electrolitos, reducir la exposición al estrés y acudir a chequeos médicos. En caso de enfermedades, será el profesional quien determine las opciones terapéuticas.


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