Pérdida de peso involuntaria: ¿por qué se produce?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Se habla de pérdida de peso involuntaria cuando una persona reduce su volumen corporal sin desearlo. Es decir, este individuo no está realizando un tratamiento adrede ni una dieta específica para bajar kilogramos. La situación se considera como un signo de alarma.
Ante la consulta por esta problemática, los médicos rastrean enseguida causas subyacentes para descartar procesos malignos y enfermedades graves que pongan en riesgo la vida.
Vale aclarar que no todas las pérdidas de peso involuntarias son de extrema gravedad, siempre y cuando no se prolonguen en el tiempo. Por eso, es importante la evaluación profesional en cada caso para determinar los pasos que se deben seguir.
En términos estrictos, el equipo de salud debe alertarse si se pierde más del 5 % del peso que la persona tenía antes, en 6 meses. Si la caída de los kilogramos está al límite de ese porcentaje, se puede esperar hasta un año.
¿Quiénes corren más riesgo y por qué?
Hay grupos poblacionales más propensos que otros a padecer la pérdida de peso involuntaria. En un adulto sano es algo raro, aunque puede aparecer de manera espontánea. Distinta es la situación en los mayores de 60 años, entre quienes se puede detectar el síntoma con una frecuencia mayor al 10 %.
Con las internaciones hay una constante que se ubica en el 2 % de los internados perdiendo peso durante la hospitalización. Ahora bien, si esa internación es larga o se convierte en institucionalización, entonces la prevalencia aumenta hasta el 50 %.
La pérdida involuntaria de peso acarrea un aumento de la morbilidad, y en pacientes con enfermedad previa, empeora el pronóstico. En el caso del cáncer se configura como signo de progresión y mala respuesta a los tratamientos.
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Causas de pérdida de peso involuntaria
Un motivo de pérdida de peso involuntaria que escapa a la medicina es la de razones socioeconómicas. La carencia de dinero y la falta de accesibilidad a los nutrientes por barreras sociales desembocan en desnutriciones no deseadas. Por otro lado, tenemos tres grandes grupos de causas que veremos a continuación: orgánicas, psicológicas y por medicamentos.
Orígenes orgánicos de la pérdida de peso involuntaria
Hay muchas causas orgánicas de este síntoma, desde desórdenes sistémicos como las neoplasias, hasta modificaciones hormonales como la diabetes. A veces, representan un verdadero desafío diagnóstico.
En el cáncer se suele hablar de síndrome constitucional, el cual es una combinación entre la pérdida de peso involuntaria, astenia (falta de fuerzas) y anorexia (falta de apetito). Si bien se manifiesta en diversas patologías malignas, es más clásico del cáncer de estómago.
Los trastornos gastrointestinales derivan en menor peso porque los pacientes comen cantidades más pequeñas para evitar los síntomas. Esto es así en la enfermedad celíaca y en la enfermedad de Crohn.
Entre las variaciones hormonales que alteran el apetito y la absorción de nutrientes está la insuficiencia suprarrenal, cuya máxima expresión es la enfermedad de Addison. Los diabéticos sufren por vías diferentes, vinculadas al cambio en la percepción del gusto y el olfato, así como las variaciones de la insulina.
En los pacientes que atraviesan enfermedades neurológicas hay una alteración de la conducta que explica los problemas de alimentación, y consecuentemente, la pérdida de peso. En el párkinson, el alzhéimer y las demencias vasculares los pacientes rechazan los alimentos cuando le son ofrecidos.
Causas psicológicas
La depresión es una causa de pérdida de peso involuntaria que puede enmascararse en otras patologías. Los individuos deprimidos comen menos, pero muchas veces lo ocultan y le atribuyen su delgadez a factores externos o ajenos a ellos.
La anorexia nerviosa, caracterizada por el rechazo a la alimentación, a veces por imposibilidad de tragar, sin una obstrucción concreta de la vía digestiva, lleva a la delgadez con serio riesgo para la salud. Se trata de un trastorno que tiende a aparecer en mujeres jóvenes con más frecuencia que en el resto de la población.
Por último, las adicciones al alcohol y otras drogas más potentes, como la cocaína, desplazan los hábitos alimenticios. Los adictos no respetan horarios de almuerzo ni cena y tampoco ingieren los nutrientes que el organismo necesita para formar su masa corporal.
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Medicamentos
Diversos fármacos tienen entre sus efectos adversos la pérdida de peso. Indicados por otro síntoma u otra patología, ocasionan en segundo plano un descenso de los kilogramos corporales.
La levotiroxina prescrita en el hipotiroidismo acelera el metabolismo y, en dosis elevadas, consume kilocalorías. La levodopa para la enfermedad de Parkinson también ocasiona pérdida de peso involuntaria, así como la digoxina y la liraglutida.
No dejar pasar el tiempo con la pérdida de peso involuntaria
Tanto las personas que notan un descenso abrupto de peso, como los médicos que reciben la consulta por este síntoma, necesitan estar alertas. Es fundamental que se realicen las pruebas complementarias adecuadas para obtener el diagnóstico y tratar el origen del problema, de manera que no empeore.
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