Guía para podar la lavanda correctamente
La lavanda es una planta leñosa, originaria del Mediterráneo y cuya familia cuenta con más de 60 especies diferentes. Muchos la conocen por sus usos en la cosmética y medicina tradicional, pero también es una opción ideal para un jardín o patio. Llena cualquier espacio no solo de color, gracias a sus alargadas flores, sino también de un fantástico y fragante aroma.
Si cuentas con una de ellas, debes saber que es una planta perenne. Esto quiere decir que vive más de dos años. De hecho, hay variedades de lavandas (como la inglesa), que pueden durar más de diez años. Claro está, con los cuidados adecuados.
Y sí, entre esos cuidados se encuentra la poda. Ella es de gran importancia, ya que evitará el envejecimiento prematuro de tu planta y hará que siga viéndose hermosa. Ahora, si te preguntas, ¿cómo y cuándo se poda la lavanda? A continuación te lo explicaremos, así como otros tips para evitar que se vuelva leñosa en su totalidad.
¿Cuándo se debe podar la lavanda?
La lavanda necesita de por lo menos una poda anual y hay distintos periodos en los que puedes llevarla a cabo. La Universidad del Estado de Oregón sugiere realizarla a principios de la primavera, después de que hayan pasado las heladas.
Pero, esa no es la única etapa en la que puedes cortar esta planta. Otro buen momento es justo después de la última floración, es decir, a finales del verano y comienzos del otoño. Eso sí, ten en cuenta que si vas por la poda en esta fecha, debes realizarla por lo menos seis semanas antes de las heladas. De esta forma, le darás tiempo para recuperarse y que resista el frío del invierno, como recomiendan los expertos de Lavandas del Limay.
También hay quienes hacen una poda en verano, en el mes de julio, después de la primera floración. Esta es una muy ligera, tan solo para retirar las flores marchitas y estimular una segunda floración.
¿La lavanda se puede podar más de una vez al año? La respuesta a esa pregunta es sí. De hecho, hay especies (como la española y la francesa), que requieren sí o sí de esa poda dos veces al año: antes y después de la floración.
¿Qué pasa si no la podas?
¿Alguna vez has visto plantas de lavanda cuyos tallos se encuentran por completo marrones y se asemejan a la paja seca? Este aspecto es el que llaman de manera popular «lavanda leñosa» y es uno de los principales motivos para hacer la poda.
Verás, la lavanda es un arbusto, y como tal tiene tallos leñosos. Cuando no la podas, esta parte leñosa va tomando cada vez más espacio de la planta, dejando al follaje o zona verde con una pequeña porción en la parte superior.
Considera que en la zona leñosa es muy difícil que salgan nuevos brotes, como señala el experto de «Cosas de jardín». De manera qué, al no podarla, estarás reduciendo su vida útil, ya que es menos probable que se produzcan hojas y flores nuevas. Además, su aspecto será cada vez más descuidado y salvaje, lo que a la larga te llevará a cambiarla.
¿Cómo se poda?
Podar la lavanda es una labor sencilla, pero muy necesaria. Para llevarla a cabo requieres de unas tijeras de podar con buen filo y guantes de jardinería, para proteger tus manos. Si cuentas con una planta muy grande en tu jardín, entonces también precisarás un cortasetos. Dicho esto, ¡pongamos manos a la obra!
1. Limpia las herramientas
El primer paso para podar la lavanda es desinfectar las herramientas que vayas a utilizar. Esto es muy importante, porque los implementos sucios pueden tener bacterias y microorganismos, los cuales pasarían a tu lavanda y podrían causarle alguna enfermedad.
Hay varias formas de limpiar las tijeras de podar, pero consideramos que una de las más sencillas y eficaces es aplicarles alcohol isopropílico. Para ello basta con humedecer un trapo y pasarlo por las cuchillas. No es necesario que lo seques, ya que el alcohol se evapora muy rápido.
2. Elige el tipo de poda
Como te comentamos antes, la lavanda puede podarse por lo mínimo una vez al año, aunque lo ideal es que sean dos veces. Una de ellas es más intensa, en donde le das la forma a la planta; mientras que la otra es ligera, tan solo enfocándote en quitar flores secas y ramas muertas.
El momento elegido para hacer cada una de ellas queda a tu elección, siempre teniendo en cuenta los periodos que te indicamos antes. Hay personas que hacen la poda más intensa al inicio de la primavera, para que la planta comience con «buen pie» su periodo de floración.
Por su parte, otros dejan esta tarea para el final del verano (sobre todo los que poseen lavandas inglesas, ya que estas son más resistentes al clima del invierno). Esta acción fomenta su crecimiento para el próximo año.
3. Retira las flores marchitas
Esta labor la realizas tanto en la poda intensa como en la más ligera. Vas a identificar en tu planta las flores, bulbos o ramas que se encuentren secos y las vas a cortar con la ayuda de las tijeras de podar. Lo ideal es que hagas el corte en ángulo, para estimular una nueva floración.
3. Da forma a la lavanda
Es la función principal de la poda intensiva. Para ello vas a recortar tu planta, aproximadamente en un tercio de su tamaño, unos cinco centímetros por encima de los primeros brotes verdes. Es importante que no la recortes en la parte marrón o leñosa del tallo, ya que de allí es muy difícil que surjan nuevos brotes y podrías dañarla.
También dale una forma redondeada o de globo. Como señalan los expertos de Lavandas de Limay, esto hace que «entren» los rayos solares de forma más uniforme a todas las partes de la planta, estimulando la fotosíntesis. Además, le da una apariencia más compacta, ordenada y prolija.
Si tu planta es pequeña, puedes hacer esta labor con las tijeras de podar, cortando rama por rama, o formando un ramito con un par de tallos y cortándolos juntos. Pero si es una lavanda grande, entonces es mejor utilizar otra herramienta de jardín como el cortasetos, que te dará mayor comodidad.
Eso sí, es clave respetar la regla de no cortar más de cinco centímetros sobre el primer brote verde.
4. Limpia la base
Luego de que hagas la poda de la lavanda, vas a limpiar su «base», es decir, el área de suelo en donde se encuentra. Retira toda la maleza y hojas secas que posea, así como las ramas que acabas de podar y que quedaron por allí dispersas. La finalidad de esto es que el sol llegue a la parte baja de la planta y estimule su crecimiento. De igual manera, evita que pueda sufrir de enfermedades futuras, por la pudrición de ese follaje.
Con las ramas que has cortado puedes hacer esquejes, de donde saldrán nuevas plantas. También hay quienes emplean esas ramas de lavanda en diversos usos cosméticos en el hogar, como por ejemplo, para repeler insectos.
5. Cuídala tras la poda
Una vez que termines de podar tu lavanda y la limpies, debes regarla si notas que su sustrato se encuentra en extremo seco. También es conveniente que le apliques un poco de fertilizante ecológico, porque de allí obtendrá una variedad de nutrientes necesarios para su crecimiento.
¿Cómo evitar que la lavanda se vuelva leñosa?
La principal medida de prevención para evitar la leñosidad de la lavanda es la poda. Como te hemos comentado, ella fomenta la renovación de los tallos y estimula el brote de nuevas hojas y flores. También evita que la planta tenga un crecimiento descontrolado en lo ancho, tomando mayor espacio del que le tienes previsto en tu jardín, lo que puede llegar a afectar a otras plantas cercanas.
Otra medida que puede ayudar a prevenir que se vuelva leñosa es el riego. Si bien es cierto que la lavanda es una planta muy resistente y que no necesita tanta agua —en promedio un riego semanal—, es importante que no te olvides de él. Sin este cuidado indispensable, sus hojas y flores podrían marchitarse, así como aumentar sus partes leñosas.
Por último, es crucial proteger a la lavanda en el invierno, sobre todo si vives en una zona propensa a heladas. El frío extremo, aparte de que puede matar a la planta, le causa un gran estrés que hace que se formen más zonas leñosas. En esos casos, y si la tienes sembrada en maceta, conviene que la coloques en un espacio más protegido, como un mini invernadero. También puedes envolver la maceta en plástico burbuja para darle calor.
Por otro lado, si tienes la lavanda sembrada directamente en el jardín, lo ideal es que le coloques una capa de mantillo en la base. Esto hará que mantenga calor y soporte mejor las bajas temperaturas.
No tengas miedo de podar la lavanda
Aunque a primera vista puede parecer que le estás haciendo daño a la planta —y por ello muchas personas tienen miedo de realizarlo—, la verdad es que la poda es muy necesaria para que la lavanda prospere.
Esta acción le va a permitir crecer más hermosa y sana. Si pones en práctica los consejos que te hemos dado sobre cómo y cuándo podar la lavanda, estamos seguros de que harás un buen trabajo y prolongarás su vida útil.
De igual manera, no dejes de lado los otros aspectos del cuidado de la lavanda entre una poda y otra. Con esto nos referimos a un riego semanal, al menos seis horas de luz solar al día, abono orgánico —sobre todo— al principio de la primavera y revisar de forma frecuente que no tenga plagas u hongos. Si estás al tanto de todo esto, tendrás planta para rato.
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- Cosas del Jardín. [@CosasdelJardin] (2020, 07 de noviembre). BASTA DE LAVANDAS LEÑOSAS!!! Aprende cómo podar lavanda leñosa y tenela PERFECTA. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ZCRf4-jiupE
- Lavandas Del Limay - Parque de Lavanda. [@lavandasdellimay] (2024, 12 de julio). Como, Cuando y Porque Podar la planta de Lavanda. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=zk-0i0e3kZI
- Oregon State University. (2024). When is the best time to prune lavender? Consultado el 2 de enero de 2025. https://extension.oregonstate.edu/ask-extension/featured/when-best-time-prune-lavender
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