Polimiositis: todo lo que debes saber
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
La polimiositis es una enfermedad rara o poco frecuente en la que se genera una inflamación de un área corporal. Aparece con más frecuencia entre las mujeres y en las personas con una edad entre los 30 y 50 años. También forma un subtipo dentro de un grupo de enfermedades denominadas miositis.
Síntomas de la polimiositis
Por norma general, este trastorno es sistémico, es decir, puede afectar a cualquier zona corporal. La persona padece una serie de alteraciones o señales que pueden ser relacionadas con esta enfermedad. Aparecen de manera gradual (poco a poco) y empeoran con la evolución de la polimiositis.
Así, entre los síntomas que aparecen con más frecuencia incluimos los siguientes:
- Cansancio, fatiga o debilidad general.
- Fiebre, que puede variar en cuanto a intensidad, aunque no suele ser alta.
- Cambios cutáneos que se agrupan bajo el nombre de dermatomiositis, una enfermedad en la que se produce una hinchazón y formación de erupciones en la piel.
- Sensibilidad en la piel sobre las zonas afectadas.
- Dolor o molestia intensa en los músculos esqueléticos. Esta afección empeora tras haber realizado una actividad física más o menos intensa.
- Rigidez matutina en las articulaciones implicadas.
Otro síntoma característico es la debilidad muscular, que suele afectar a los músculos de los hombros y la cadera. Puede provocar una serie de problemas a nivel general:
- Dificultad para tragar o para realizar la deglución (disfagia). Esta afección, a su vez, puede producir inapetencia (pérdida de apetito). Por tanto, es posible que el sujeto pierda peso en un periodo reducido de tiempo (sin desearlo).
- Alteraciones en la voz que modifican el habla normal del paciente.
- Dificultad para respirar que puede llevar incluso a la insuficiencia respiratoria. También se pueden producir aspiraciones (entrada de alimentos a los pulmones). En tal caso, el riesgo de padecer neumonía aumenta de forma considerable.
- Imposibilidad de levantar objetos por encima de la cabeza o levantarse si se está sentado.
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Causas de la polimiositis
En la actualidad, no se ha identificado la causa o desencadenante concreto de este trastorno. Sin embargo, estudios recientes han encontrado características similares a las enfermedades autoinmunes.
En ellas, las células del cuerpo atacan por error a tejidos internos, degradándolos de forma progresiva. Por otra parte, también podría estar producida por una infección.
Diagnóstico de la polimiositis
Por otra parte, el equipo médico puede llevar a cabo una serie de pruebas para elaborar el diagnóstico. Así, se puede identificar esta enfermedad y descartar otras que presenten síntomas parecidos. Entre los procedimientos más comunes encontramos los siguientes:
- Examen físico. En él, los especialistas comprueban los síntomas que el paciente pueda sentir, la historia clínica y los antecedentes (familiares que puedan haber sufrido la misma dolencia).
- Biopsia muscular. En ella se extrae una pequeña cantidad de músculo afectado y se analiza con pruebas de laboratorio.
- Obtención de imágenes internas: utilizando la resonancia magnética (RM) en los músculos alterados.
- Uso de la electromiografía: para comprobar tanto el estado de los nervios como de los músculos.
- Otras pruebas: análisis de sangre y orina.
Tratamiento de la polimiositis
Todavía no existe una cura definitiva para esta enfermedad, pero se han desarrollado una serie de terapias al respecto. Por tanto, el objetivo final del abordaje será aliviar los síntomas y mejorar su calidad de vida.
En el tratamiento incluimos recomendaciones como las siguientes:
- Uso de fármacos o medicamentos. Por ejemplo, los corticosteroides y otras drogas complementarias. Su uso debe ser controlado por el equipo médico, puesto que su empleo prolongado provoca una serie de efectos secundarios muy dañinos.
- Terapia de distintas clases. Incluimos la fisioterapia, pautas para recuperar el habla cotidiana y el consumo de una dieta adecuada a medida que progresa la enfermedad.
La polimiositis es una enfermedad con buenas expectativas terapéuticas en el futuro. El tratamiento sintomático mejora la calidad de vida del paciente de forma considerable.
En la actualidad, se están desarrollando estudios a fin de obtener un tratamiento etiológico de la patología y solucionar la causa. Todos ellos siguen en fase de ensayo clínico y todavía no están comercializados.
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