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¿Por qué da cistitis después de tener relaciones sexuales?

6 minutos
Las infecciones urinarias son frecuentes entre las mujeres y, sobre todo, en aquellas sexualmente activas. Hay varias razones que lo explican, pero se pueden prevenir.
¿Por qué da cistitis después de tener relaciones sexuales?
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto

Última actualización: 29 febrero, 2024

La cistitis luego de tener relaciones sexuales no es algo infrecuente. De hecho, para muchas mujeres es un problema frecuente con el que tienen que lidiar y que les genera preocupación.

Nos referimos a «cistitis» cuando ocurre una infección del tracto urinario (ITU) en la vejiga. La mayoría de los casos se generan por la bacteria Escherichia coli y se estima que hasta el 60 % de las mujeres adultas sufrirá una ITU en el transcurso de su vida.

Las relaciones sexuales son un factor de riesgo para contraer cistitis. Según las estadísticas, las mujeres que practican sexo más de cuatro veces al mes tienen más posibilidad de padecer infecciones urinarias recurrentes que el resto. Pero la pregunta de fondo es el porqué. ¿Cuáles son los factores que favorecen la aparición de la cistitis poscoital?

Uso de preservativos

El material de los preservativos, tanto masculinos como femeninos, puede alterar la flora de la vagina y la mucosa de la vía urinaria de la mujer. Por ende, se modifica el equilibrio de la zona y se debilitan las defensas frente a los agentes externos, lo que favorece el ascenso de las bacterias.

Hay que considerar que algunos preservativos vienen con lubricantes que contienen sustancias químicas irritantes. También los espermicidas de algunos de estos métodos anticonceptivos afectan en mayor medida el equilibrio uretrovaginal.

Todo esto no implica que se desaconseje el empleo de los preservativos. Al contrario, son la vía para la prevención de las infecciones de transmisión sexual. Un uso correcto no debería ocasionar problemas y, si se opta por los que no traen lubricantes, el riesgo será casi nulo.


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Toma de anticonceptivos orales

Cuando se emplean anticonceptivos hormonales por vía oral se modifica el ciclo menstrual normal. Por ende, se alteran también las acciones naturales que las hormonas ejercen sobre el cuerpo femenino.

Ello podría incidir en el equilibrio de la flora vaginal y en los mecanismos de defensa de la uretra. Incluso, los cambios que favorecen a las ITU se han registrado con otros métodos hormonales (aunque en menor medida), como los implantes hormonales y las inyecciones.

Un análisis publicado en el 2020 también encontró que el uso prolongado de los anticonceptivos orales incrementa el riesgo. Es decir, a mayor tiempo de uso, más posibilidades de sufrir cistitis.

Facilitación a la entrada de bacterias

La entrada de microorganismos al tracto urinario femenino se asocia a diversas actividades sexuales, sobre todo a aquellas con penetración vaginal. Esto es así por la particular anatomía de la uretra de la mujer, que es más corta y se encuentra muy cerca del introito de la vagina.

Durante el sexo, las bacterias presentes en la piel del pubis o en el pene pueden introducirse en la uretra y viajar a la vejiga. Ciertas prácticas durante las relaciones favorecen la migración. Por ejemplo, si en el mismo acto se realiza sexo anal y vaginal, E. coli podría transportarse desde el sistema intestinal al reproductivo.

De todas maneras, las investigaciones más recientes ya no postulan que dentro de la vejiga haya un ambiente estéril, sin bacterias. En las mujeres sexualmente activas se encontraron lactobacilos, estreptococos y estafilococos en la orina, sin que tuviesen síntomas de ITU. Se asume que esas bacterias pudieron llegar allí a través de la facilitación de las relaciones sexuales.

Mala higiene coital y poscoital

Uno de los factores más vinculados a la cistitis y las relaciones sexuales es la higiene que se observa durante el acto y luego del sexo. Y si bien se atribuye gran parte de la responsabilidad a la mujer, lo cierto es que depende de todos los participantes.

Como ya mencionamos, practicar sexo anal y vaginal sin cambio de preservativo o sin una higiene intermedia, facilita la llegada de E. coli a la vejiga. La inclusión del sexo oral también juega un rol, al acercar microorganismos de la microbiota de la boca a la región vaginal y a la entrada de la uretra.

Si se emplearon lubricantes con sustancias irritantes o que no son a base de agua, la mujer debería realizar un buen lavado de su zona íntima al terminar el sexo. De esta manera, evita que los componentes nocivos queden en la zona, con las secuelas que ello implica.

Finalmente, no está de más mencionar que la higiene femenina, tras el sexo o en cualquier momento, debe evitar la dirección desde atrás hacia delante. El mero uso de papel higiénico o toallitas femeninas en este sentido también favorece el arribo de bacterias a la uretra.

Retención de orina

No orinar luego de tener relaciones sexuales favorece la aparición de cistitis. Las bacterias que ascendieron tienen más tiempo para colonizar y adherirse si no se expulsan con la fuerza del líquido.

La micción funciona como un método de limpieza mecánico. Arrastra colonias antes de que logren un volumen capaz de causar la infección.

Traumatismos uretrales

La práctica sexual con penetración vaginal supone un microtraumatismo en la uretra de la mujer. Debido a la posición anatómica que ya explicamos, los movimientos pueden lastimar el conducto de manera somera, pero suficiente para facilitar el ingreso de bacterias a través de heridas diminutas de la mucosa.

En las mujeres con sequedad vaginal el problema es más evidente. La fricción se considera más traumática y todas las estructuras involucradas sufren más.

Condiciones preexistentes

Además de las relaciones sexuales, la cistitis en general tiene otros factores de riesgo que pueden confluir en una misma mujer. De este modo, hay grupos poblacionales que sufrirán mayor recurrencia de ITU poscoital, como los siguientes:

  • Embarazadas.
  • Mujeres con atrofia vulvovaginal.
  • Pacientes que viven con diabetes.
  • Historia previa de ITU a repetición.
  • Pacientes con vejiga neurogénica por diversas causas.
  • Alteraciones anatómicas de la vejiga o la uretra de nacimiento o secuelares.

¿Se puede prevenir la cistitis por tener relaciones sexuales?

Si bien está claro que las relaciones sexuales son un factor de riesgo para el desarrollo de cistitis entre las mujeres, esto no quiere decir que se deba temer. Tampoco es necesario suspender la práctica sexual o evitarla por miedo a una infección urinaria.

El consejo por excelencia para prevenir el problema es vaciar la vejiga de inmediato, al finalizar el acto sexual. Esta sencilla acción arrastra las bacterias que podrían haber ingresado. Además, sería prudente aplicar lo siguiente:

  • Lavarse la zona genital antes y después del sexo con agua tibia y un jabón neutro.
  • Usar solo lubricantes a base de agua y reservarlos para los días con mayor sequedad.
  • Optar por ropa interior de algodón y cambiarla después del sexo para mantener la zona genital seca.

Si a pesar de los cuidados aparece una ITU poscoital, entonces necesitarás un tratamiento con antibióticos. Los mismos serán indicados por un médico y podrán complementarse con algunos remedios caseros. De todas maneras, la recurrencia amerita estudios diagnósticos más profundos para entender por qué reaparece la enfermedad.

La cistitis poscoital no afecta a todas las mujeres. Muchas pueden tener relaciones sexuales sin experimentar infecciones urinarias. Así que disfruta de tus encuentros con seguridad y no estés pendiente de las ITU, pero sí de los consejos para evitarlas.


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