5 problemas de salud comunes en el verano

Las patologías alérgicas e infecciosas son más frecuentes durante el verano debido a la proliferación de microorganismos y a los diversos alérgenos del ambiente. Por desgracia, las altas temperaturas también afectan al organismo y causan complicaciones severas.
5 problemas de salud comunes en el verano
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 10 julio, 2023

La época estival se caracteriza por las altas temperaturas y los viajes familiares. Aunque es una de las temporadas más esperadas del año, también acarrea un periodo en el que se reúnen factores que favorecen el desarrollo de enfermedades. ¿Cuáles son los problemas de salud más comunes en verano?

El contacto continuo con el agua, el calor sofocante, el aumento de la humedad y el mayor consumo de comidas poco saludables predisponen a la aparición de dolencias y afecciones. Además, las altas temperaturas favorecen a la proliferación de microorganismos dañinos. Para saber más al respecto, te invitamos a seguir leyendo.

Problemas de salud comunes en el verano

Los problemas de salud comunes en el verano son el resultado de las modificaciones que experimenta el cuerpo por las altas temperaturas y por las actividades que, por tradición, se realizan en esta época. Además, las mismas están condicionadas por la naturaleza de los agentes patógenos.

Por lo general, las bacterias y los hongos se proliferan más rápido en condiciones de alta temperatura y humedad, lo que favorece a un mayor número de casos de patologías infecciosas. De igual forma, algunos estudios sugieren que la mortalidad por afecciones cardíacas y cerebrales es mayor durante el verano, asociado a un incremento sustancial de presión arterial sistémica.

Entre otras cosas, el clima cálido promueve una pérdida abundante de líquido en forma de sudor, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Además, el sol intenso es capaz de originar lesiones en la piel y promover los golpes de calor. Veamos en detalle cómo reconocer estas condiciones.

1. Gastroenteritis

La gastroenteritis es una afección inflamatoria de la mucosa digestiva que puede ser originada por virus, bacterias, parásitos, toxinas y medicamentos. La misma suele durar entre 3 y 5 días, y es una de las enfermedades más comunes en niños y adolescentes durante el verano. Los principales síntomas son los siguientes:

  • Dolor abdominal.
  • Náuseas y vómitos.
  • Diarrea.
  • Malestar general.
  • Fiebre.

La alta incidencia en esta época del año se asocia al mayor consumo de alimentos en mal estado o preparados con condiciones higiénicas deficientes. Además, se debe considerar la alta de replicación y distribución de microorganismos dañinos en condiciones de alta temperatura.

Las indicaciones de tratamiento médico incluyen el reposo en cama y la adecuada hidratación, sobre todo en niños y ancianos. De igual forma, se pueden indicar medicamentos como el paracetamol o acetaminofén para el control de la fiebre y el malestar general. Por otro lado, no es recomendable el consumo de fármacos antidiarreicos, a menos que estén prescritos por un profesional de salud.

Los agentes responsables de esta afección se suelen transmitir a través de alimentos y aguas contaminadas. Por tal motivo, extremar las medidas de higiene forma parte del objetivo de prevención de esta enfermedad. En este sentido, es recomendable aplicar las siguientes medidas:

  • Consumir agua filtrada o potabilizada.
  • Lavar con agua filtrada todos los alimentos.
  • Proveer la cocción adecuada de las comidas.
  • Limpiar las manos con abundante agua y jabón de forma rutinaria.
  • No compartir objetos de aseo y uso personal.
  • Mantener al día las vacunas en los niños y adolescentes.
Gastroenteritis
El consumo de alimentos en mal estado o preparados en condiciones higiénicas bajas suele incrementar los casos de gastroenteritis en verano.

2. Quemaduras solares

Las lesiones de la piel por exposición al sol son uno de los principales motivos de consulta en las vacaciones de verano. Estas son el resultado de una mayor exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol durante las visitas a la playa, el parque o la piscina. Además, pueden ser promovidas por otras fuentes de luz UV como las cámaras de bronceado.

Estudios afirman que las quemaduras solares suelen iniciar con un enrojecimiento del área afectada luego de 2 a 4 horas de la exposición solar. De igual forma, estas lesiones pueden acompañarse de inflamación, sensibilidad, dolor al tacto y ampollas en casos graves. Luego de 1 a 3 días se suele originar la descamación de la piel seguida del bronceado. 

El abordaje terapéutico de las lesiones solares se basa en la aplicación de compresas de agua fría 3 o 4 veces al día durante 20 minutos. Por otro lado, el médico tratante puede indicar algún analgésico oral y cortisona tópica para disminuir tanto el dolor como la inflamación. Además, en casos de quemaduras severas se suelen indicar corticoesteroides orales.

La prevención de esta afección se basa en reducir la exposición a los rayos del sol, aún en días nublados o frescos. De igual forma, durante el verano se debe tener especial cuidado al estar cerca de la arena y el agua, ya que los mismos reflejan los rayos UV. En este sentido, es aconsejable seguir las siguientes medidas:

  • Usar protector solar resistente al agua, adecuado al tipo de piel.
  • Evitar estar mucho tiempo bajo el sol.
  • Utilizar sombreros, gorras y prendas que protejan de los rayos UV.
  • Evitar tomar el sol entre las 12 del mediodía y las 2 de la tarde.

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3. Conjuntivitis

La conjuntivitis es un patología inflamatoria de la membrana conjuntival que recubre la cornea y el párpado. Durante el verano se incluye dentro de los problemas de salud infecciosos más comunes, asociados al contacto con el agua de mar y de las piscinas. La misma se caracteriza por provocar lo siguiente:

  • Enrojecimiento ocular.
  • Picazón.
  • Sensación de arenilla en el ojo.
  • Lagrimeo constante.

Por otro lado, esta afección puede presentarse en forma de conjuntivitis alérgica estacional (CAE) con afección de ambas conjuntivas. Algunas investigaciones sugieren que la misma predomina en verano y en primavera debido a la mayor concentración de polen en el ambiente, sobre todo en regiones de clima seco y cálido con fuertes vientos.

Esta condición debe ser atendida y vigilada por un médico especialista para evitar posibles complicaciones o secuelas. El tratamiento suele ir orientado a aliviar los síntomas de la enfermedad. En este sentido, el profesional de salud puede indicar lágrimas artificiales, compresas frías y una limpieza constante del parpado.

En caso de conjuntivitis alérgica, el médico tratante puede indicar gotas oftálmicas con antihistamínicos y antiinflamatorios, mientras que se indican antibióticos en las conjuntivitis bacterianas. A su vez, se pueden considerar las siguientes recomendaciones para prevenir el desarrollo de conjuntivitis en el verano:

  • Lavar las manos de forma periódica.
  • Evitar tocar o frotar los ojos.
  • Usar toallas y ropa de cama limpia.
  • No compartir maquillaje o anteojos.

4. Deshidratación

La pérdida de líquido y los golpes de calor son problemas de salud comunes en el verano que pueden evolucionar a enfermedades mortales. En la mayoría de los casos, la deshidratación afecta a los más pequeños y a las personas mayores de edad. Esta situación se asocia de forma directa a la sudoración continua promovida por las actividades realizadas a altas temperaturas y a la reposición inadecuada de líquidos.

Los principales síntomas son la sequedad bucal, la irritabilidad, la confusión, la sed excesiva, el llanto sin lagrimas en los niños y la orina de color oscuro en los ancianos. El tratamiento básico es la reposición inmediata de líquidos y electrólitos por vía oral o endovenosa, según sea el caso. Por su parte, el consumo de 2 litros de agua diarios y la ingestión de frutas ricas en líquido son claves en la prevención durante el verano.

Peligro de deshidratación en verano
Las altas temperaturas favorecen la pérdida de líquidos y elevan el riesgo de deshidratación.

5. Otitis

La inflamación del oído en verano es frecuente en niños y adolescentes. La misma suele ser resultado de una colonización bacteriana promovida por la acumulación de agua contaminada a nivel del conducto auditivo. Esta patología es más frecuente luego de hacer viajes familiares a lagos, playas, parques y piscinas.

En la mayoría de los casos, se presenta en forma de otitis externa, conocida como «otitis del nadador». El dolor de oído, la inflamación del conducto auditivo, la fiebre y la sensación de obstrucción auricular forman parte de las manifestaciones clínicas de esta entidad.

El tratamiento depende de la gravedad de la enfermedad. En la mayoría de los casos, está orientado a hacer frente a la infección y al alivio los síntomas. Por tal motivo, el médico tratante suele indicar gotas con antibióticos y corticosteroides. Además, se prescriben calmantes y analgésicos para reducir el dolor.

Para reducir el riesgo de padecer otitis es recomendable lo siguiente:

  • Limpiar con cuidado los oídos con una toalla luego de bañarse.
  • Inclinar la cabeza hacia ambos lados para drenar el agua estancada en el conducto.
  • Emplear soluciones óticas diluidas de ácido acético o de alcohol después de bañarse.

¿Cómo mantenerse saludable en verano?

El verano es el momento ideal para compartir con la familia y los amigos, y disfrutar de las maravillas de la naturaleza. Por tal motivo, es importante aprender a proteger el organismo de los cambios climáticos y las altas temperaturas. Para mantenerse saludable es recomendable poner en práctica lo siguiente:

  • Mantener una dieta sana y ligera, abundante en frutas y vegetales. 
  • Emplear gafas de sol, sombreros o gorras al exponerse al sol durante mucho tiempo.
  • Usar protector solar varias veces al día. 
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol, café y bebidas gasificadas.
  • Consumir de 2 a 3 litros de agua filtrada al día.
  • Reducir o limitar el consumo de comida rápida.
  • Lavar muy bien los alimentos antes de consumirlos.
  • Fijar una rutina de hidratación de la piel. 
  • Utilizar ropa ligera que permita una adecuada ventilación del cuerpo.

Ante cualquier síntoma extraño, busca atención médica

Por lo general, las enfermedades producidas en el verano suelen pasar desapercibidas y ser infravaloradas. Sin embargo, las mismas se asocian a complicaciones que tienen una alta tasa de mortalidad y secuelas.

En este sentido, es recomendable buscar atención médica ante cualquier síntoma extraño que aparezca luego de un viaje familiar en esta temporada. El diagnóstico y el tratamiento temprano de estos problemas de salud ofrece resultados satisfactorios. El médico o especialista es el único capacitado para brindar atención y ofrecer la mejor guía terapéutica.


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