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¿Qué es y cómo aplicar la crianza positiva?

6 minutos
La crianza positiva es un estilo educativo que aúna amor, respeto y límites. Descubre cómo puede ayudar a tu hijo a desarrollarse plenamente.
¿Qué es y cómo aplicar la crianza positiva?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz

Escrito por Elena Sanz
Última actualización: 09 julio, 2023

Todos los padres y madres abordan la tarea de criar a sus hijos con la mejor de las intenciones. El objetivo que se persigue siempre es el mismo: educar niños sanos y capaces que se conviertan en adultos funcionales. En la actualidad, mucho se habla de la crianza positiva a este fin.

Este modelo de crianza está siendo escogido cada vez por más familias, no solo gracias a los buenos resultados que aporta, sino también porque resulta más agradable de aplicar que otros estilos basados en el miedo, la imposición y el autoritarismo.

Bajo el prisma de la parentalidad positiva, la familia funciona de una forma armoniosa y fluida, y esto se relaciona con una mayor calidad de vida para todos sus miembros.

¿Qué es la crianza positiva?

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La crianza positiva es una forma de Paterna y maternal totalmente respetuosa para con el niño.

La crianza positiva tiene el objetivo de educar niños felices, empáticos y autónomos al centrar las acciones paternas en el mayor bien de los infantes. Es decir, los progenitores han de estimular y guiar a sus hijos a fin de que estos puedan alcanzar todo su potencial como individuos.

No se trata de dominar, imponer o lograr obediencia, sino de acompañar el proceso de desarrollo del niño desde el amor y el respeto al hacer de la crianza una experiencia gratificante para todos.

Educar deja de percibirse, entonces, como una lucha o un sacrificio agotador para pasar a verse como un proceso de apoyo y orientación. Este estilo educativo guarda similitudes con la crianza con apego y la crianza respetuosa, ya que se basa, ante todo, en el amor y la comunicación.

¿Cómo aplicar la crianza positiva?

Como concepto abstracto, la crianza positiva parece ideal, pero tal vez te estés preguntando cómo implementarla de forma práctica en el día a día. A continuación, te hablamos de sus principios básicos para que puedas comenzar a ponerla en práctica.

Relaciones cálidas y afectuosas

El amor es la base de la crianza positiva y por tanto, debe expresarse de forma frecuente y abierta. Besos, abrazos y caricias son especialmente importantes durante la primera infancia, pero también es necesario demostrar afecto mediante palabras y acciones.

Exprésale a tu hijo con frecuencia cuánto lo quieres o lo orgulloso que estás de él; del mismo modo, demuéstrale que disfrutas en su compañía dedicándole tiempo de calidad. De este modo, crecerá sintiéndose amado, válido e importante.


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Comunicación abierta y constante

En la crianza positiva no se educa con órdenes ni imposiciones, sino con diálogo. Por eso, la comunicación ha de estar presente desde el inicio y realizarse con respeto y asertividad. Para hablar con tu hijo, procura agacharte y ponerte a su mismo nivel y mírale a los ojos.

Es importante, cuando ha cometido un error, explicarle por qué ha obrado mal, cuáles son las consecuencias de sus actos y qué se espera de él. Esto le ayuda a comprender el trasfondo de lo ocurrido y a tener claridad sobre cómo actuar en el futuro.

Además, recuerda que las conversaciones son bidireccionales, por lo que también has de estar disponible para escuchar la versión de los niños, sus preocupaciones y sus sentimientos, y validarlos. Al hacerlo, les enseñas a regular sus propias emociones.

Cero violencia

En relación con lo anterior, no hay lugar para la violencia de ningún tipo. Este estilo de crianza se centra en potenciar, fomentar y reforzar las conductas adecuadas en lugar de castigar las transgresiones. Así, si quieres educar en positivo, no puedes castigar, humillar o golpear a los niños.

De hecho, es preferible que mantengas un tono de voz sosegado y trates de no dejarte llevar por arrebatos emocionales a la hora de educar. Gestionar la propia emocionalidad es fundamental para implementar con éxito esta crianza.

El niño como individuo de pleno derecho

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Los niños criados con amor y respeto suelen ser más tranquilos, más seguros de sí mismo y más felices.

Desde este enfoque, el niño es un individuo de pleno derecho y la crianza ha de estar siempre centrada en su mayor interés. Así, independientemente de su edad o de sus capacidades, merece respeto, protección y guía para desarrollar su propio camino (no el que sus padres le imponen).

Por lo mismo, la voz del menor siempre es escuchada, sus opiniones e intereses son tenidos en cuenta y se le permite escoger y tomar decisiones respecto a su propia vida (por supuesto, siempre acorde a su madurez).

Estimulación y autonomía

Además de establecer un buen vínculo afectivo y transmitir valores, el objetivo de la crianza positiva es fomentar el desarrollo óptimo del niño en todos los ámbitos. Para ello, es importante estimular al infante, ofrecerle herramientas y oportunidades para desarrollar sus habilidades y, sobre todo, fomentar su autonomía.

En este sentido, no hay cabida para la sobreprotección; es fundamental permitir que el menor vaya asumiendo responsabilidades y tareas de forma progresiva para convertirse en una persona independiente y desenvuelta.

Guía y límites

Por último, cabe recalcar que educar en positivo no es sinónimo de ser permisivo. Los límites son tan importantes como el afecto, ya que constituyen la estructura que aporta seguridad a los niños y les prepara para enfrentarse al mundo.

No obstante, estos límites han de ser consensuados con el menor y conocidos por todos. Tu hijo ha de saber el porqué de esas normas y participar en su establecimiento. De este modo, estará mucho más involucrado en su cumplimiento.

Los beneficios de la crianza positiva

Como ves, más que una serie de pautas, la crianza positiva es todo un estilo educativo, una forma de enfocar la paternidad. En función de tu propia historia y tus creencias previas puede resultarte más o menos sencillo implementarla, pero en realidad esta ofrece múltiples beneficios:

  • Los niños desarrollan una buena autoestima y una alta confianza en sí mismos. Esto porque han crecido sintiéndose amados y con sus necesidades emocionales cubiertas.
  • Al ofrecerles respeto, los menores responden de la misma manera. Por ende, suelen ser más tranquilos y menos conflictivos pues no sienten la necesidad de estar a la defensiva. Además, son más proclives a colaborar con los padres y las normas del hogar.
  • Las relaciones familiares son fluidas y armoniosas porque no se establecen luchas de poder.
  • Los niños desarrollan una mayor empatía, una alta inteligencia emocional y mejores habilidades de comunicación, capacidades que les serán muy útiles en distintos ámbitos de su vida.
  • Al fomentar la independencia y la autonomía, los menores aprenden a ser responsables y no temen asumir retos. Esto les facilitará el hacerse cargo de su propia vida a medida que crezcan.

En definitiva, la crianza positiva logra una mejor calidad de vida para padres e hijos pues les permite vincularse desde el amor y el respeto mutuos. Sin embargo, implementar este estilo educativo puede resultar complicado al inicio y es común que surjan dudas, por lo que el apoyo a las familias es fundamental.

Las escuelas de padres y otros programas públicos pueden ofrecerte la orientación que necesitas para educar en el día a día; no dudes en hacer uso de estos recursos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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  • Morales, S., & Vázquez, F. (2014). Prácticas de crianza asociadas a la reducción de los problemas de conducta infantil: Una aportación a la salud pública. Acta de investigación psicológica4(3), 1701-1716.

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