Cómo explicar a los niños qué es la caridad
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Tu hijo quizá te pregunte qué es la caridad. Ser caritativo va mucho más allá de regalar algo a cualquier persona: debe ser un acto consciente y beneficioso para un tercero. Cuando decidimos practicar el valor de la caridad, estamos decidiendo darle algo a una persona que lo necesita, sin recibir nada a cambio.
Explicarle a los niños cómo ser caritativos no es difícil. Sin embargo, cuando crecen, algunos valores pueden debilitarse. Por eso, es importante que, como padre, le recuerdes y lo ayudes a reforzar cada valor que le has enseñado.
¿Qué es la caridad?
Se entiende por caridad la acción de ayudar al prójimo desinteresadamente sin recibir nada a cambio. En este sentido, la caridad es aplicable en cada aspecto de la vida mediante acciones solidarias que brinden apoyo a quienes más lo necesitan. Asimismo, la caridad está vinculada con los tres valores de la religión cristiana: fe, esperanza y caridad. Para el cristiano, la caridad es lo más parecido a la bondad.
En la religión cristiana, la caridad se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo. También exige la práctica del bien, es desinteresada y generosa. Proporciona al espíritu sentimientos de gozo, paz y misericordia. Sin embargo, la caridad es también pilar básico de otras religiones o concepciones éticas de la vida.
En este sentido, el concepto de caridad también se utiliza para hablar del auxilio que se presta a los necesitados, siendo una obra de caridad la acción desinteresada de un individuo en favor de otro que se encuentra desamparado, como señala este artículo publicado en Procesos: revista ecuatoriana de historia.
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Importancia de la caridad
Como padre, no solo debes inculcarle valores a tu hijo, sino también explicarle por qué es tan importante que los aplique en su vida cotidiana. Ser personas caritativas implica ser menos egoístas y ponerse en el lugar del otro. Los niños son caritativos por naturaleza, pues su misma inocencia les da el don de compartir.
Por ejemplo, los niños se conmueven al ver a otro llorar y entonces lo ayudan a que se sienta mejor. No pienses que tu hijo es muy pequeño para entender qué es la caridad y cómo la debe aplicar. Los niños la entienden y practican aún cuando nadie se la ha explicado.
Sin embargo, que tu hijo crezca y siga siendo tan generoso depende en parte de ti y de la manera en cómo lo refuerzas día a día. Recuerda que son varias las etapas por las que debe pasar para llegar a ser adulto. Edúcalo para que sea caritativo en todos los lugares en los que se desenvuelve.
La caridad en la escuela
Quizá te preguntes qué es la caridad escolar. Hablar con tu hijo sobre cómo debe ser su comportamiento en la escuela es bastante importante. Prácticamente, la escuela es su segunda casa, pues pasa la mitad de su tiempo allí con personas que lo ayudan a formarse académica y personalmente.
Es común que los niños lleven almuerzo a su escuela y se sienten todos en círculo a comer. Enséñalo a compartir y dile que si alguno de sus compañeros no llevó, él comparta el suyo. Haz que ayude a los demás con sus tareas e, incluso, que reconozca el buen trabajo. Además, enséñale a estar siempre dispuesto a ayudar sin recibir nada a cambio.
La caridad en el hogar
Para saber qué es la caridad, hay que ponerla en práctica. Seguramente, has escuchado más de una vez la frase “La educación viene desde casa” y, sin duda alguna, es totalmente cierto. Para que el niño pueda ser generoso, respetuoso y responsable fuera, debe empezar a serlo en el hogar.
Enseña a cada uno de tus hijos a compartir con sus hermanos y demás miembros de la familia. En ocasiones, por la convivencia, los niños olvidan ser amables con las personas más cercanas. Por otro lado, cuando estéis arreglando el armario y haya ropa que ya no le queda bien, dile que juntos podéis ir a donarla a una fundación. De esta manera, estaréis ayudando a otros a tener menos dificultades.
Cuando salga a jugar con sus amigos, déjalo llevar juguetes de más para que puedan jugar todos. También, recuérdale que no importa el color, el tamaño, manera de hablar, ni lugar en el que vivan sus amigos. Todos somos iguales y puede ser amigo de cualquier otro niño.
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La caridad con desconocidos
Identificar qué actividades despiertan la curiosidad de tu hijo es importante para reforzar sus valores. Si a tu niño le gustan los animales y quieres que aprenda y practique la caridad, puedes llevarlo a participar en alguna de las organizaciones que protege a los animales y hace cumplir sus derechos.
Si, por el contrario, le gusta repartir abrazos, ayudar a sus vecinos y compartir con sus amigos, puedes animarlo a participar en organizaciones como los Scouts o voluntariados. Estas se encargan de ayudar al prójimo por simple satisfacción de querer un mundo mejor.
Dar el ejemplo como padres
La mejor forma de educar a tu hijo es mediante el ejemplo, como evidencia este estudio publicado en Enseñanza e investigación en Psicología. Construye junto a él pequeños momentos de reflexión en el que valoréis todas las cosas que tenéis y visualicéis de qué forma podéis ayudar a los demás. No importa que sea a pocas personas, pues los pequeños cambios hacen grandes diferencias.
Son muchos los lugares a los que podéis acudir para ayudar a las personas. Llevar a tu hijo a donar alimentos es una forma para que agradezca por todo lo que tiene. Preparar comida para personas sin hogar es una buena manera de reforzar la caridad.
Con el hecho de ayudar a esas personas que frecuentan tu vecindario y no tienen hogar ni familia, estás siendo una persona generosa que no espera más allá que una sonrisa. Son muchas las iniciativas que puedes tener y en las que tu hijo puede ayudar para ser generoso y compartir con los demás sin esperar nada a cambio.
En definitiva, para tu hijo, tú eres su mayor ejemplo. Él no solo hará las cosas que le enseñes, sino las cosas que ve que te hacen feliz.
Ayudar a los demás como un equipo hará que en un futuro, cuando tu hijo también tenga su familia, replique todos aquellos valores que le enseñaste y reforzaste durante toda su vida. Acompáñalo en cada proceso, regáñalo cuando sea necesario y hazle entender que no importa a cuántas personas ayude, que lo importante es que lo haga con el corazón. Así, le enseñarás qué es la caridad.
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