¿Qué es la inteligencia emocional?
Revisado y aprobado por el psicólogo José Padilla
La inteligencia emocional se puede definir como la capacidad de conocer y manejar nuestras propias emociones y sentimientos, y reconocerlos tanto en nosotros mismos como en los demás.
Además, esta es una habilidad que tiene un impacto directo en la manera como gestionamos nuestras relaciones interpersonales. Por consiguiente, es clave en los diferentes ámbitos donde nos desenvolvemos, ya sea laboral, académico, familiar o social en general.
¿Qué es inteligencia emocional y cuál es su importancia?
Este término ha sido popularizado por Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, quien publicó en 1995 un libro con el mismo nombre: Inteligencia emocional.
Desde entonces, se le ha dado cada vez más importancia en diferentes ámbitos, como por ejemplo la crianza de los hijos, en la educación, en el trabajo, en el deporte y en las relaciones interpersonales.
En líneas generales, la inteligencia emocional se considera una competencia o capacidad. La misma está referida a un conjunto de habilidades relacionadas con aspectos como manifestar emociones de una manera adecuada a la situación, tener autocontrol y poder experimentar empatía por los demás, entre otros aspectos.
Al respecto, se considera que la inteligencia emocional es múltiple, pues no está relacionada con un solo aspecto o faceta. En tal sentido, se suele dividir en cinco categorías, que son las siguientes:
- Empatía: tiene que ver con comprender cómo se sienten los demás, ya que cada persona reacciona de diferentes maneras a determinadas situaciones dependiendo de sus vivencias y experiencias personales.
- Habilidades sociales: la inteligencia emocional nos ayuda a comunicarnos, cooperar y trabajar en equipo, para alcanzar metas en común, incluso para gestión de conflictos.
- Autoconocimiento: tiene que ver con la habilidad de reconocer los propios sentimientos y cómo pueden afectar nuestras acciones y nuestras relaciones. Incluso, guarda relación con la confianza en nosotros mismos.
- Motivación: alcanzar los objetivos que nos planteamos depende de mantener un estado de ánimo positivo y el mismo entusiasmo con el que comenzamos la tarea, y cuando la situación se torna adversa, sabremos cómo manejar el desánimo y volver a estimularnos.
- Autorregulación o autocontrol: si bien no podemos evitar que algo nos moleste, sí podemos controlar la manera de manifestar nuestro desagrado, sin herir a nadie.
Lo interesante de la inteligencia emocional es su relación con el bienestar mental, la autoestima y el estado de ánimo positivo. Las personas con una inteligencia emocional bien desarrollada comprenden mejor las emociones de los demás; además, creen en sí mismos, desean dar y se enfocan en las soluciones en la resolución de problemas.
Por el contrario, las personas que no logran controlar su mundo emocional aumentan sus posibilidades de tener ciertos problemas. Entre estos se encuentran desaveniencias familiares, en las relaciones sociales o de pareja; y hasta trastornos del estado de ánimo, incluyendo depresión.
Características de las personas inteligentes emocionalmente
Las personas que tienen un alto grado de inteligencia emocional presentan varias de las siguientes características:
- Escuchan sus emociones y tratan de comprenderlas.
- Manifiestan sus sentimientos positivos y no solo se desahogan cuando están molestos.
- Analizan las situaciones en términos de lo que es agradable y lo que no, comprendiendo que todo tiene un lado positivo y uno negativo.
- Se concentran en los aspectos de las cuestiones que no pueden solucionar.
- No se toman las molestias de los demás como algo personal.
- Si algo no sale como estaba planeado, no se ofuscan, sino que buscan entender por qué salió mal y cómo se puede mejorar.
- Son autocríticos, pero sin caer en la descalificación o en la autocompasión.
- Siempre están motivados o encuentran la manera de motivarse.
- Aceptan las críticas.
- Intentan ser empáticos y comprender a los demás.
- Entienden los puntos de vista distintos.
- No juzgan ni censuran.
- No se enfrascan en discusiones improductivas.
- Evitan incomodar con sus reacciones.
Claves para desarrollar la inteligencia emocional
Al igual que sucede con la capacidad para razonar de manera lógica, la inteligencia emocional se puede desarrollar; en algunos casos esto ocurre de manera innata. Pero otras veces se puede enseñar.
1. Saber qué emociones experimentamos y por qué
Cuando nos enfadamos, discutimos o recibimos un elogio o cariño, podemos dedicar algunos segundos a analizar nuestros sentimientos y emociones. Debemos pensar de dónde vienen y cuáles son.
Al reconocerlos, en algunas situaciones podremos manejarlos y minimizar su impacto en nuestra conducta y estado de ánimo, sobre todo aquellos que son negativos y que nos afectan.
2. Comprender la relación entre sentimientos, pensamientos y acciones
Es muy importante saber detectar las relaciones entre estos tres componentes. Muchas veces un pensamiento negativo desemboca en emociones negativas y esto, a su vez, en actos que podemos llegar a lamentar luego.
Se producen a causa de nuestra forma de interpretar lo que ocurre en nuestra mente, y se puede convertir en un círculo vicioso. Ya lo decía Albert Einstein: «No podemos resolver nuestros problemas con los mismos modelos de pensamiento con los que los creamos».
Por lo tanto, es conveniente asegurarnos de nuestros pensamientos y no intentar inferir o adivinar los sentimientos o las emociones del resto. En estos casos, un mal procedimiento puede traer consecuencias devastadoras, tanto para nosotros mismos como para los demás.
3. Crear hábitos mentales que favorezcan nuestros talentos
Con este punto, nos referimos a que, gracias a nuestra gran capacidad de aprender, podemos desarrollar aquellas habilidades que nos proporcionen un mayor bienestar personal y social.
En resumen, conocernos bien a nosotros mismos, cada día un poco más, nunca está de sobra. Y esto incluye también todo lo relacionado con lo que sentimos, cómo lo sentimos y por qué.
4. Educar en inteligencia emocional desde la niñez
Todo lo que aprendemos desde la infancia queda más arraigado en nuestras vidas. La inteligencia emocional es una cualidad que, aprendida desde una edad temprana, puede ayudar en muchas de las difíciles etapas que se atraviesan hasta alcanzar la adultez.
En un programa educativo orientado a estos fines, se deben considerar las diferentes dimensiones de la competencia emocional, las cuales son: conciencia de las propias emociones, regulación de las mismas, autonomía emocional, habilidades sociales y competencias para la vida.
¿Cómo lograr este difícil cometido? Aquí van algunas sugerencias:
- Apreciar las características positivas de sí mismo y de los demás: esto se puede hacer mediante actividades lúdicas, como tomar un papel con el nombre de un compañero y escribir o decir sus virtudes. Es un ejercicio ideal para la escuela.
- Identificación de los sentimientos: ya sea mediante aplicaciones en el móvil, con cartas o con dibujos de caras sonrientes, tristes y enojadas sobre un papel, podemos ayudar a los niños a conocer los rasgos que evidencian cada estado de ánimo y ayudar a mejorarlo.
- Análisis de situaciones conflictivas o agradables: en este sentido, la música, los cuentos, las películas y series y las obras de teatro pueden ser de gran ayuda. Ante las diversas circunstancias que puedan aparecer, se debe dialogar con los niños sobre las posibles resoluciones y acciones a tomar ante ellas.
Beneficios de la inteligencia emocional en diferentes ámbitos
Más allá de la relevancia que previamente marcamos de estimular la inteligencia emocional desde la infancia, nunca es tarde para mejorar esta habilidad en nosotros, sea cual sea la edad o la actividad a la que nos dediquemos, ya que aprender a manejar las emociones nos trae diversos beneficios.
Inteligencia emocional en el trabajo
En el ámbito laboral, la inteligencia emocional también hace su gran aporte para el éxito personal y colectivo. Herramientas como el autoconocimiento, la motivación y la empatía verdaderamente pueden hacer la diferencia en el trabajo, ya sea en la eficacia que mostremos para las tareas como en la relación con los compañeros.
Inteligencia emocional en el deporte
Algo similar ocurre también en la práctica deportiva, donde es importante no solo la motivación y aprender a manejar situaciones como la frustración ante la derrota, sino que también en el deporte de conjunto es muy importante la comunicación con los demás, así como la empatía. Si por ejemplo un miembro del equipo está desmotivado, sabremos cómo animarlo.
Inteligencia emocional en la escuela
De acuerdo con diversas investigaciones, la inteligencia emocional es una habilidad clave en la escuela. Las carencias en relación con dicha habilidad puede afectar a los estudiantes; así como su desarrollo proporciona diversos beneficios, dentro y fuera del contexto escolar.
Al respecto, se señala que hay áreas fundamentales en las que la falta de IE puede propiciar la aparición de problemas conductuales en la escuela: bienestar psicológico, relaciones interpersonales, rendimiento académico y conductas disruptivas.
Inteligencia emocional en la familia
En la familia, utilizar y manejar la inteligencia emocional debería ser clave en la resolución de conflictos en el hogar, para propiciar un ambiente armonioso, con miras al fomento de valores positivos, como el respeto y la tolerancia.
Por el contrario, de acuerdo con estudios realizados con personas que reinciden en prácticas delictivas, los resultados indican que las mismas fueron criadas en familias disfuncionales, donde falta el amor, la confianza, el apoyo y el respeto mutuo.
Inteligencia emocional en las relaciones de pareja
Por supuesto, en las relaciones de pareja, donde los sentimientos siempre tienen la palabra, no debe faltar el adecuado manejo de la inteligencia emocional, sobre todo cuando surgen discusiones y desacuerdos.
De esta manera, según las investigaciones sobre el tema, se pueden prevenir situaciones como el maltrato psicológico, aprendiendo en su lugar a establecer nexos basados en la empatía, el diálogo, la negociación y la cooperación.
Inteligencia emocional en la tercera edad
En las personas mayores la inteligencia puede servir para recordarnos disfrutar cada momento, cuidar las relaciones con las demás personas y evitar la apatía. Además, es un buen recurso para vivir más relajados, mantener el equilibrio de las emociones —y por ende de la salud— y para adaptarse de mejor modo a las circunstancias que esta etapa de la vida plantea.
Cuándo pedir ayuda o apoyo
En definitiva, la inteligencia emocional tiene que ver con cada una de las áreas de nuestra vida cotidiana. Por lo tanto, para encontrar la mejor versión de nosotros mismos, además de la lógica e imprescindible necesidad de cuidar nuestro cuerpo, también debemos saber cultivar las capacidades de la mente y el corazón.
Si tienes alguna duda, o si consideras que te resulta complicado manejar tus emociones en determinados momentos, te recomendamos consultar con un profesional del ámbito de la salud mental. Ellos son los que pueden ayudarte en mayor medida.
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