Quistes epidermoides: causas y posibles tratamientos
Escrito y verificado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez
Los quistes epidermoides son bultos pequeños y benignos en la piel. Su localización puede ser variable, pero se desarrollan en gran medida en el rostro, el cuello y el tronco.
Crecen de manera lenta y, raras veces, causan dolor. Por tanto, al no causar molestias, no suelen requerir tratamiento alguno. A continuación, detallamos sus principales causas y los tratamientos disponibles.
¿Por qué se generan los quistes epidermoides?
La capa más superficial de la piel, la epidermis, está conformada por una superficie delgada que protege las células que se encuentran en constante recambio. En la mayor parte de los casos, los quistes epidermoides se generan cuando las células de la epidermis no se desprenden de manera correcta y, en lugar de ello, se multiplican.
Incluso, hasta pueden localizarse más profundos dentro de la piel. Otra de las causas de su aparición es una lesión cutánea o una irritación de la porción más superficial de un folículo piloso.
Las paredes del quiste están formadas por las células de la epidermis, y luego se secreta queratina hacia el interior del mismo. El daño de algún folículo piloso o de una glándula sebácea de la piel puede ser el detonante de un crecimiento anormal de células epidérmicas.
Síntomas de los quistes epidermoides
Los quistes epidermoides no se expresan con demasiada sintomatología, pero si lo hacen con algunos signos característicos como los siguientes:
- Un pequeño bulto, de forma redonda, que se observa por debajo de la piel del rostro, el cuello o el tronco.
- La abertura central del quiste se encuentra taponada por una espinilla negra.
- Si el quiste se encuentra infectado o inflamado, la zona de la piel puede estar enrojecida, con mayor sensibilidad e inflamación.
- En ocasiones, puede drenar un líquido espeso, de color amarillo y maloliente.
¿Es necesario consultar al médico?
La mayoría de los quistes epidermoides no generan problemas, ni requieren tratamiento. Se recomienda la pronta atención en caso de observar las siguientes características:
- Su crecimiento es rápido.
- Hay ruptura, provoca dolor o signos de infección.
- El quiste epidermoide se asienta en una zona que está siempre irritada.
- Causa molestias por cuestiones estéticas.
- Está localizado en una parte inusual, como en los dedos.
- Está acompañado con fiebre.
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Factores de riesgo de los quistes epidermoides
Cualquier persona puede desarrollar uno o varios quistes epidermoides, pero haber transcurrido la pubertad puede influir en su aparición. Los hombres presentan mayor predisposición, como también aquellas personas con síndrome de Gardner, síndrome de nevo basocelular o paquioniquia congénita tipo 2.
Posibles complicaciones
En raras ocasiones se generan complicaciones, algunas de ellas pueden ser las siguientes:
- Inflamación.
- Infección y abscesos dolorosos.
- Rotura provocada por algún traumatismo o por una infección bacteriana causada por Staphylococcus aureus, Escherichia Coli y Streptococcus del grupo A.
- Cáncer de piel. Un estudio revela que el 1 % de los quistes sufren una transformación maligna hacia carcinoma basocelular o carcinoma espinocelular.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico lo realiza el médico con la simple observación de la lesión. Tiene el aspecto similar a un quiste sebáceo, pero no son la misma patología. La causa de los quistes epidermoides es el daño de los folículos pilosos, o de la capa más externa de la piel. Si el diagnóstico es dudoso, se puede requerir la toma de una biopsia para descartar otras afecciones.
Diagnóstico diferencial
- Quistes dermoides.
- Los lipomas.
- Los seudoquistes del acné.
- Los seudoquistes mixoides.
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Tratamiento de los quistes epidermoides
Los quistes epidermoides no suelen requerir tratamiento. Solo se considerarán en aquellos casos en los que generan molestias por la localización, por cuestiones estéticas o porque causan reiteradas infecciones. A continuación detallamos las principales opciones terapéuticas.
Incisión y drenaje
Consiste en realizar un corte en el quiste epidermoide. Luego, se genera una leve presión que expondrá el contenido hacia el exterior. Este es un procedimiento rápido y sencillo, pero si no se realiza de modo correcto puede recidivar el quiste a lo largo del tiempo.
Es necesario extraer el contenido de la tumoración y, a su vez, la cápsula que lo contiene. De lo contrario, el quiste se volverá a formar con el paso del tiempo.
Cirugía menor
El médico especialista retira la totalidad del quiste, incluida su cápsula. Un estudio publicado en la revista Medical Sciences detalla la importancia de la exéresis de todo el revestimiento de esta tumoración para la disminución de las tasas de recurrencia.
Es probable que el paciente deba retornar al consultorio días después para retirar los puntos. La cirugía es menor, pero evita que vuelvan a generarse en la misma zona. Si el quiste se encuentra inflamado o infectado, lo primordial será realizar el tratamiento correspondiente y luego programar la cirugía.
Infiltración
Si el quiste se encuentra inflamado y edematizado, una buena práctica médica es la inyección de un medicamento corticoesteroideo sobre la zona de la lesión. Esto, sin embargo, será determinado solo por el profesional.
Antibioticoterapia
En ocasiones, cuando se evidencia la presencia de una infección, se inicia tratamiento con antibiótico vía oral como primera instancia. Una vez esté resuelta la infección, se evalúan otras opciones terapéuticas.
Tumoración no es sinónimo de malignidad
Los quistes epidermoides son tumores benignos de la piel. Son muy frecuentes y no requieren tratamiento médico si no presentan signos y síntomas. No se deben manipular para evitar infecciones o complicaciones.
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