5 reflexiones para las mujeres que hacen mucho por los demás

Hay muchas mujeres y hombres que, por querer abarcarlo todo y tener las cosas bajo control, se descuidan a sí mismos hasta el punto de agotarse
5 reflexiones para las mujeres que hacen mucho por los demás
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Hay mujeres que dedican su vida entera a los demás: a esos hijos a los criar, a esos familiares a los que atender, a esa pareja por la que renunciar, a veces, a demasiadas cosas…

Todo ello sin olvidar ese círculo cercano y personal donde ella es suministradora de atenciones, afectos, cuidados…

Todos conocemos a alguien con este mismo perfil. Aún más, también los hombres pueden desplegar esta conducta abnegada y dedicada hacia cada miembro de su entorno social.

No obstante, como ya sabemos, este tipo de personalidad es más habitual en el género femenino.

Son miles, quizá millones, las mujeres que hacen mucho y reciben poco, miles las que lo dan todo descuidándose a sí mismas.

Lejos de ver este hecho como un problema, la mayoría ni tan solo ven la balanza de sus costes y beneficios desequilibrada, porque es así como entienden la vida: dedicándose a los suyos.

Ahora bien, todo tiene un límite y, tarde o temprano, esa inversión se transforma en una sobrecarga emocional y psicológica. Y aunque la mente diga “sigue adelante” el cuerpo encuentra su límite y enferma y se resiente.

Si es tu caso, si percibes que últimamente te notas más agotada y sientes, además, continuos cambios de humor, oblígate a detenerte.

Para el ritmo de tu vida y reflexiona sobre estas 5 dimensiones. Te serán de gran ayuda.

1. ¿Cuánto tiempo hace que no disfrutas del silencio y la soledad?

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El silencio es salud para nuestro cerebro y paz para nuestros pensamientos.

  • Practicar cada día un baño de silencio y soledad nos ayudará a reiniciarnos, a conectar mucho mejor con nosotras mismas.
  • Las mujeres acostumbradas a dedicar gran parte del día a los demás, a atender a familiares dependientes, a cuidar de los hijos, de sus padres,  no disponen de esos instantes de intimidad, calma y serenidad que tanto bien generan cuando sufrimos estrés.
  • Cabe decir, eso sí, que muchas personas habituadas a altos niveles de actividad, de presión y de trabajo, ven en ocasiones el silencio o la soledad como una dimensión extraña.

No saben qué hacer con ella porque apenas la conocen, apenas han podido disfrutar de ella.

De ahí que sea casi necesario que cada día pongamos en nuestro horario la obligación de dedicarnos una hora de silencio. Los beneficios son inmediatos.

2. ¿Practicas las “conversaciones significativas”?

Las conversaciones significativas son aquellas que llevamos a cabo con personas capaces de escucharnos y entendernos, amigos o familiares que conectan emocional y cognitivamente con nosotros.

  • A su vez, ese tipo de conversaciones son las que escampan preocupaciones, las que nos permiten profundizar en determinados aspectos de nuestro día a día donde obtener nuevos enfoques, ayudas, perspectivas…
  • En un mundo de prisas y presiones, las conversaciones significativas están perdiendo valor.

Cuidémoslas, favorezcamos esos encuentros frente a frente con un café, donde hablar de todo y de nada, donde cuidarnos emocionalmente, donde conectar con lo que es importante.

3. Aunque creas que puedes llegar a todo, no es así: tienes derecho a quejarte

mujer que necesita controlar la ansiedad

 

No, el día no tiene 25 horas y no puedes dedicarte a los demás durante el 90% del tiempo. El “puedo con todo” y “tengo que llegar a cada cosa que esperan de mí” hará que tarde o temprano no puedas llegar a ningún sitio.

En tu lenguaje, en tu pensamiento y en tus valores no cabe la palabra “no puedo”. Sin embargo, es necesario y hasta saludable que empieces a plantearte decir en voz alta alguna estas frases:

  • Hoy estoy agotada, no puedo hacerte ese favor.
  • No, creo que en unos días no podré venir a ayudarte, necesito tiempo para mí.
  • No, he decidido dejar de hacer esto que me pides, porque me supera, no me siento bien y necesito cuidarme más.

4. Siéntete orgullosa de ti, valórate cada día

La mejor edad es la que tienes ahora.

 

Las personas acostumbradas a hacer cualquier cosa por los demás no suelen sentirse reconocidas.

  • Poco a poco, el entorno más cercano da por sentado que estas mujeres siempre van a estar ahí, para ayudar, para apoyar, para ser ese refugio, ese refuerzo, esa mano amiga que todo lo resuelve y todo lo hace.
  • Si los demás no son capaces de reconocer cada cosa bien hecha, es necesario que lo haga uno mismo.

No hay nada malo en valorarnos, en querernos, en sentir orgullo por cada cosa bien hecha, en ser nuestro propio refuerzo cotidiano.

5. Aprende a autoabastecerte

Si hay algo que sabes hacer a la perfección es abastecer a los demás: les regalas tu tiempo, tu afecto, tus cuidados, tu atención y tu energía.

¿Qué tal si empiezas a abastacerte un poco más a ti misma?

  • Dedícate tiempo.
  • Hazte un regalo, date un capricho.
  • Haz algo que te gusta cada día.
  • Viaja.
  • Cuida tu imagen corporal, no dudes en verte bien ante el espejo.
  • Regálate amistades que te hagan sonreír…

No dudes en reflexionar sobre estas dimensiones y en hacer algún cambio en tu vida si notas que así lo necesitas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.