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¿Cómo se relaciona la menopausia con la hipertensión?

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Los síntomas de la menopausia pueden confundirse con otros derivados de problemas cardiovasculares. Por ejemplo, el dolor de cabeza o los trastornos del sueño. Te explicamos por qué ocurre esto y qué relación hay.
¿Cómo se relaciona la menopausia con la hipertensión?
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto

Escrito por Leonardo Biolatto
Última actualización: 25 mayo, 2023

La menopausia se define como el momento en el que la mujer deja de tener ciclos menstruales, mientras que la hipertensión arterial es la condición por la que se elevan los valores de la tensión de las arterias. Lo más frecuente es que la menopausia ocurra en torno a los 50 años de edad y esto eleve el riesgo cardiovascular, como veremos a continuación.

En esta etapa las mujeres sufren una serie de cambios hormonales que tienen impacto sobre el organismo. La menopausia y la hipertensión arterial están relacionadas por diferentes motivos que exploraremos.

A la par, en muchos casos se demora el diagnóstico de hipertensión en las mujeres climatéricas. La razón es que algunos de los síntomas propios de la menopausia pueden enmascarar la otra afección.

¿Qué ocurre durante la menopausia?

La menopausia se diagnostica cuando una mujer está 12 meses sin tener un periodo menstrual normal. Puede aparecer entre los 40 y los 50 años de edad. No obstante, según explican los especialistas de la Clínica Mayo, es más frecuente en torno a los 51 años.

La etapa se caracteriza por un descenso de la concentración de las hormonas reproductivas. A medida que se envejece, los ovarios producen menos estrógenos y progesterona. Por lo tanto, la fertilidad cesa.

Estas hormonas intervienen en otros procesos, más allá de la regulación de la fertilidad. Por ejemplo, en el metabolismo, ya que ayudan a regular el peso, los lípidos y la resistencia a la insulina.

La menopausia comienza de forma progresiva; es una etapa de transición en sí misma. Se acompaña de muchos síntomas, como los sofocos, el aumento de peso y los problemas de sueño. Todos ellos pueden enmascarar otras patologías.

La cuestión es que, en la mayoría de las mujeres, las enfermedades cardiovasculares comienzan más tarde que en los hombres. La razón es que los estrógenos tienen un papel protector en este sentido. 

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Los síntomas de la menopausia son variados y responden a la caída en los niveles de estrógenos. Los sofocos son un ejemplo.

Relación entre la menopausia y la hipertensión

La menopausia y la hipertensión arterial se relacionan. Es habitual que los valores de la tensión de las arterias, medidos en milímetros de mercurio (mm Hg), aumenten después del cese de los ciclos menstruales.

Un estudio epidemiológico realizado en Colombia demostró que la prevalencia de hipertensión arterial es mayor en mujeres postmenopáusicas, estando presente en el 82 % de las mujeres mayores de 65 años.

Existen muchos factores que se han asociado a esta incidencia. En primer lugar, la caída de los estrógenos puede relacionarse de forma directa. También el aumento de masa corporal que se produce en la menopausia.

Muchas mujeres de mediana edad desconocen que sufren hipertensión. La razón es que variados síntomas que de esta condición tienden a confundirse con el cuadro menopáusico.

Por ejemplo, el cansancio, los dolores de cabeza, los trastornos del sueño o incluso las palpitaciones. De esta manera, se considera de forma errónea que la menopausia es la causa del cuadro, cuando en realidad no lo es.

Esto supone un gran riesgo. La hipertensión arterial puede pasar desapercibida y, al no diagnosticarse, no se instaura un tratamiento acorde. Como consecuencia de este error aumenta de forma notable el riesgo cardiovascular en las mujeres mayores. 

Cambios de la menopausia que favorecen la hipertensión arterial

Como hemos señalado, en la menopausia se producen una serie de cambios hormonales importantes. La caída de los estrógenos se asocia a un aumento de peso. El sobrepeso, a su vez, se vincula a un incremento de los valores de presión arterial.

Además, las mujeres menopáusicas también tienden a desarrollar resistencia a la insulina. Esto quiere decir que las células de su cuerpo no pueden utilizar la hormona para introducir la glucosa procedente de la sangre. Por eso existe más riesgo de desarrollar diabetes.

Por otra parte, en esta etapa también aumentan los niveles de los lípidos en la sangre. Así, tal y como explica una publicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se exacerba de forma notable la incidencia del síndrome metabólico. Este síndrome comprende un aumento del colesterol y de los triglicéridos, presencia de diabetes tipo 2, hipertensión arterial y mayor riesgo cardiovascular concomitante.

La menopausia y la aterosclerosis

Las mujeres que experimentan síntomas típicos de la menopausia, como los sofocos y los sudores nocturnos, tienen más probabilidad de sufrir aterosclerosis subclínica. De hecho, se estima que aumenta casi un 50 % el riesgo.

La aterosclerosis subclínica consiste en el estrechamiento y endurecimiento ligero de las arterias. Este estrechamiento, aunque no conlleve signos evidentes, también aumenta el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares.

Algunas estudios afirman que la deficiencia de estrógenos en la menopausia favorece a la disfunción de las paredes de los vasos sanguíneos, al disminuir las sustancias vasodilatadoras y aumentar las vasoconstrictoras. Este hecho determina un aumento de la resistencia de los vasos sanguíneos y por consiguiente un aumento de la tensión arterial.

El dolor en el pecho, la dificultad para respirar o las palpitaciones no son síntomas menopáusicos por sí mismos. Cuando aparecen es fundamental consultar con un especialista.

Factores de riesgo de hipertensión arterial en la menopausia

En general, existen varias condiciones en la vida de la mujer que pueden aumentar el riesgo de hipertensión. Una investigación realizada en Suecia determinó que las siguientes situaciones asociada a la salud reproductiva de la mujer aumentan la probabilidad de altas cifras tensionales en la menopausia:

  • Menor edad en el primer parto.
  • Menor número de gestaciones.
  • Preeclampsia o hipertensión durante el embarazo.
  • Desprendimiento de placenta.
  • Parto pre término.

Terapia hormonal de reemplazo y riesgo de hipertensión

La terapia hormonal que se emplea en la menopausia también se ha relacionado con la hipertensión arterial. Consiste en administrar hormonas a mujeres que tienen síntomas menopáusicos graves y severos.

Hay diferentes formas de realizar la terapia. Cada una de ellas tiene una eficacia y una seguridad diferentes. Por ejemplo, los fármacos que se emplean de forma tópica para tratar la sequedad vaginal son más seguros, pues no tienen efecto a nivel sistémico.

Sin embargo, la terapia hormonal sustitutiva (THS) conlleva riesgos en mujeres menores de 60 años. Puede incrementar el riesgo de sufrir tromboembolismos venosos. Es una afección que consiste en la formación de coágulos que se desprenden y viajan a través de las venas.

Por eso, aunque la administración de hormonas podría mejorar la calidad de vida, debe emplearse con precaución. Es importante que sea prescrita en mujeres que hayan sido estudiadas adecuadamente.

A pesar de que la THS no aumenta la incidencia de hipertensión arterial, esta si asocia con un incremento significativo de colesterol LDL y triglicéridos, con disminución del HDL y el fibrinógeno, según investigaciones. Es por tanto que las guías internacionales no recomiendan la THS como medida de prevención de cardiopatías en mujeres sanas.

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La terapia de reemplazo hormonal en la menopausia no es una solución mágica. No se indica en todas las mujeres y se deben valorar los riesgos futuros.

Recomendaciones para la menopausia y la prevención de la hipertensión

Hay una serie de medidas que pueden ayudar a controlar la subida de presión arterial durante la menopausia. Todas ellas se basan en llevar un estilo de vida saludable.
Lo primero es tratar de mantener un peso adecuado. Esta es una etapa en la que se tiende a aumentar los kilogramos. Por ello se recomienda realizar ejercicio de forma frecuente. Lo ideal es hacer rutinas moderadas entre 3 y 5 veces por semana.

La dieta es otro de los aspectos fundamentales a considerar. Se deben consumir alimentos saludables, como frutas y verduras. Hay que evitar aquellos ricos en grasas saturadas y ultraprocesados. También está indicado reducir la cantidad de sal en la dieta.

Del mismo modo, hay que intentar controlar el estrés. Para ello se pueden probar actividades como el yoga o el pilates. La meditación también contribuye. Además, es recomendable limitar o evitar la ingesta de alcohol y el hábito tabáquico.

La menopausia es una etapa de la vida de la mujer que conlleva muchos cambios. Por ello, es importante no confundir los síntomas menopáusicos con otros que pueden estar causados por enfermedades cardiovasculares.


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