Sarna en humanos: causas, síntomas y tratamientos
Escrito y verificado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez
La sarna en humanos o escabiosis es una zooparasitosis producida por el ácaro Sarcoptes scabiei variedad hominis. Es una enfermedad que se encuentra distribuida por todo el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 200 millones de personas sufren sarna cada año en el planeta. Además, se estima que el 10 % de la población de bajos ingresos convive con el parásito.
¿Qué causa la sarna en humanos?
El agente causal de esta condición es el ácaro Sarcoptes scabiei variedad hominis. Esta especie mide unas 300 a 450 micras y es considerada un parásito obligado, como se detalla en una publicación de Parasites and vectors. Esto implica que no puede sobrevivir fuera de su hospedador.
La hembra y el macho copulan en la piel. Tras ello, la hembra cava túneles en la capa más superficial de la misma piel para depositar los huevos.
El parásito tiene predilección por ciertas áreas, donde se asienta con más frecuencia:
- Cara anterior de las muñecas.
- Borde cubital de la mano.
- Espacios interdigitales.
Cabe destacar que un perro o un gato con sarna no provocarán escabiosis en humanos. Cada variedad del parásito es específica de su hospedador. Si un ácaro de un felino entra en contacto con la piel humana, comenzará a excavar, pero morirá.
¿Cuáles son los síntomas?
El principal signo de la enfermedad es un prurito intenso que se hace más evidente durante la noche. La excavación que hace la hembra en el estrato córneo de la piel provoca una reacción alérgica. Ello llevará al picor en diferentes partes del cuerpo, como las manos.
Los otros síntomas más característicos de la sarna en humanos son los siguientes:
- Erupción cutánea: en los pliegues y entre los dedos de manos y pies. En las axilas, bajo las mamas de las mujeres, en la parte interior de las articulaciones y alrededor del área genital, son los sitios de mayor presentación del enrojecimiento visible.
- Líneas delgadas de surcos en la piel: son la expresión notoria de los túneles excavados por el parásito.
- Úlceras rojizas: suelen aparecer por el rascado.
De acuerdo con un reporte de médicos españoles realizado en 2021, la forma infantil es algo diferente. Suele aparecer en menores de dos años y no respeta las localizaciones habituales en los adultos. Hay pápulas y vesículas que se pueden observar en la cara y el cuero cabelludo.
Complicaciones
Existe una forma más grave de la patología conocida como sarna costrosa. Se provoca por una infestación masiva del parásito, superando con holgura la presencia de 15 ejemplares del ácaro en el cuerpo.
Los síntomas cutáneos son más severos, con la formación de placas duras en diferentes partes del cuerpo. Se afectan, además de los sitios habituales, pieles más finas, como las de los párpados. Al contrario, el prurito es mínimo.
Los grupos de riesgo para la sarna costrosa son los siguientes:
- Personas con trastornos crónicos que afectan al sistema inmunitario: portadores de VIH, enfermos de leucemia, entre otros.
- Pacientes con otras patologías de base, es decir, con enfermedades concomitantes.
- Personas ancianas y de la tercera edad, alojados en casas geriátricas.
La sarna costrosa también favorece la sobreinfección bacteriana secundaria. Como el ácaro destruye las regiones superficiales de la piel y causa lesiones, esto facilita la entrada a agentes patógenos que no podrían ingresar de otro modo.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
La mayoría de los casos de sarna en humanos se detectan solo con observar los signos cutáneos. El médico revisa la descripción de los síntomas reportados por el paciente y lleva a cabo un examen físico detallado de la piel, buscando signos de la infestación.
Si resulta necesario, para mayor claridad, el profesional puede emplear una lupa. Así le será más fácil buscar los ácaros, los huevos o hasta las heces depositadas en la piel. Los dermatólogos cuentan con una lupa más potente para esto, que es el dermoscopio.
Si la infestación no es evidente o el médico tiene dudas para el diagnóstico, podrá pedir una prueba adicional. Se trata de tomar una muestra de piel, mediante un raspado, para que sea examinada bajo un microscopio.
Como relata una publicación científica del año 2022, no se debe confundir a la sarna con otras enfermedades de síntomas similares, como las siguientes:
- Infecciones por hongos (dermatofitosis).
- Dermatitis atópica, alérgica o de contacto.
- Pediculosis o piojos.
- Prurigo nodular.
- Psoriasis.
- Impétigo.
Tratamiento de la sarna en humanos
El tratamiento para la escabiosis suele realizarse con cremas o lociones que se aplican 1 o 2 veces al día por todo el cuerpo. En los casos graves se preferirán los medicamentos por vía oral, de acuerdo con un trabajo divulgado en Atención Primaria.
Los fármacos más prescritos son los siguientes:
- Permetrina en crema: es un escabicida que se utiliza en adultos y niños mayores de 2 meses. Como crema de uso tópico reporta muy pocos riesgos.
- Lindano en loción: solo se reserva para aquellos que no obtuvieron beneficios con la permetrina, ya que ha sido asociado con efectos secundarios adversos. La absorción excesiva del principio activo a través de la piel es motivo de preocupación y hay países que han restringido su empleo por ley.
- Crotamitón: este es otro de los escabicidas disponible en forma tópica, aunque también hay una variante en pastillas. También está reservado como segunda o tercera opción, ya que la permetrina suele ser más efectiva y más segura.
- Ivermectina: este fármaco actúa sobre el sistema nervioso de los ácaros, causando su parálisis y muerte. Se administra en una dosis única y, en algunos casos, se puede repetir después de una o dos semanas. Se usa, sobre todo, en sarna generalizada, en personas con movilidad reducida o escabiosis costrosa. Pueden ocurrir algunos efectos secundarios leves, como mareos, náuseas y dolor abdominal.
Consideraciones sobre el tratamiento
Es importante tener en cuenta algunas cuestiones generales durante el tratamiento de la escabiosis en humanos, para que sea efectivo:
- Tratamiento simultáneo: todos los miembros del mismo hogar y los contactos cercanos deberían realizar el mismo ciclo de terapia que el paciente, incluso si no tienen síntomas.
- Lavado de ropa y objetos: se deben lavar con agua caliente todas las ropas, sábanas y toallas utilizadas por el paciente. La temperatura mínima recomendada es de 60 ºC, ya que a ese nivel mueren los huevos.
- Considerar el nacimiento de los huevos: el lavado masivo con agua caliente tendría que repetirse a la semana de finalizar el tratamiento, pues de ese modo se evita que prosperen huevos que hayan dejado los ácaros en la piel.
- Evitar las relaciones sexuales: hasta tanto se complete el tratamiento, para no favorecer el contacto cercano y el contagio.
Remedios caseros
De acuerdo con una publicación de Complementary Medicine Research, el aceite de árbol de té y el hielo local son las alternativas más utilizadas en niños para calmar sus síntomas de escabiosis. Sin embargo, no son medidas curativas. En todo caso, serían paliativas.
Los remedios caseros para la escabiosis no son sustitutos de los tratamientos médicos convencionales. Aun así, podría hallarse alivio para el prurito con lo siguiente:
- Baño con agua y sal: se puede agregar una taza de sal al agua tibia de un baño en tina y remojar la piel durante 15 a 20 minutos.
- Aceite de árbol de té: las propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias del remedio podrían ser útiles. Se diluye en un aceite portador, como el de coco, y se aplica sobre las áreas afectadas.
- Aceite de neem: este derivado del árbol de neem puede tener propiedades insecticidas y antiinflamatorias. También se aplica sobre las áreas afectadas.
- Ajo: algunas personas sugieren aplicar una pasta de ajo triturado sobre las lesiones de la piel.
Es importante recordar que la evidencia científica que respalda la eficacia de estos remedios caseros es muy limitada.
¿Cuándo consultar al médico?
Se hace necesaria la visita al médico ante cualquier síntoma sugestivo de sarna. Calmar la picazón y otros síntomas es posible solo de modo momentáneo. Mientras no se use un escabicida, el problema continuará.
Los casos graves son pocos, pero se debe tener especial cuidado con las personas inmunodeprimidas. Además, la enfermedad tiene una tendencia notoria a presentarse en pacientes con nivel socioeconómico bajo. Cuanto más pobre sea la infraestructura sanitaria de la región, más probabilidades hay de contagio.
Por fortuna, el tratamiento es sencillo y eficaz. Con el mero hecho de cumplir las indicaciones del profesional, en dosis y en tiempos (incluyendo la repetición a la semana), suele ser suficiente.
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