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Sepsis en bebés y niños: signos y síntomas de alarma

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La sepsis en bebés y niños es una enfermedad grave que si no se atiende a tiempo puede comprometer la vida. Como los niños, en especial los más pequeños, no pueden reconocer que están enfermos, los adultos deben aprender a identificar los síntomas.
Sepsis en bebés y niños: signos y síntomas de alarma
Elisa Martin Cano

Revisado y aprobado por la médica Elisa Martin Cano

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 09 julio, 2023

La sepsis en bebés y niños es una enfermedad grave que en algunos casos puede conducir a la muerte. Se trata de una urgencia médica que debe ser atendida a la menor brevedad, ya que el tiempo juega en contra. Por lo mismo, es muy importante conocer los signos de alarma.

Las personas más propensas a padecer este problema son aquellas con los sistemas inmunes debilitados. Además de la sepsis en bebés y niños, esta grave condición también se presenta con más frecuencia en adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y en quienes han sufrido algún trauma físico de importancia.

¿Qué es la sepsis?

La sepsis también es llamada síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS). Tiene lugar cuando el cuerpo genera una reacción desproporcionada ante una infección. Si bien cualquier persona puede sufrir SRIS, la sepsis en bebés y niños tiene sus particularidades.

Lo primero suele ser una liberación de sustancias químicas en el torrente sanguíneo para combatir la infección. El efecto es una inflamación en todo el cuerpo y, como consecuencia, se producen daños en tejidos y órganos. Esto podría llevar a la disfunción multiorgánica.

Esta respuesta anormal del sistema inmune afecta el funcionamiento cardiovascular, neuronal, hormonal, energético, metabólico y la coagulación. En los casos más extremos, lleva a la muerte.

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La sepsis es una patología muy grave que requiere atención inmediata para evitar secuelas mortales.

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Tipos y formas de presentación

La sepsis se clasifica en base a su gravedad, la cantidad de órganos involucrados y la forma como el organismo responde a la medicación indicada por el especialista. Luego de este análisis, podemos hablar de los tipos siguientes:

  • Sepsis simple: cuando la enfermedad no ha provocado daños en órgano alguno.
  • Grave: cuando al menos un órgano presenta fallas o se manifiestan bajas importantes de tensión, pero que pueden corregirse con tratamiento.
  • Shock séptico: si se presenta una caída significativa de la tensión que deba ser tratada de manera urgente con la medicación adecuada para tal fin.

En el caso de sepsis en bebés y niños, este problema se clasifica en dos tipos principales:

  • De tipo neonatal: es aquella que afecta a bebés a poco tiempo de haber nacido. Se habla de la misma cuando aparece hasta los noventa días después del nacimiento. Si se manifiesta durante las primeras jornadas, se trata de sepsis de aparición temprana.
  • Niños mayores: es la que se presenta luego de que el pequeño ha cumplido tres meses de nacido.

Señales de alerta de sepsis en bebés y niños

La sepsis en bebés y niños es una condición de salud grave, pero puede tratarse. Lo importante es acudir al consultorio médico lo más pronto posible. La detección precoz de esta afección muchas veces marca la diferencia entre la vida y la muerte del pequeño.

Casi siempre, la sepsis está precedida por una infección, que puede estar localizada en las vías urinarias, la piel, los huesos o los pulmones. Es conveniente tener en cuenta que los bebés prematuros y los nacidos con bajo peso son más propensos a sufrir sepsis. La edad representa un factor de riesgo.

Los principales síntomas son los siguientes:

  • Fiebre o temperatura anormalmente baja.
  • Ritmo cardíaco acelerado.
  • Respiración de alta frecuencia.
  • Frío en los pies y las manos.
  • Humedad dérmica.
  • Estado general de confusión, mareos y desorientación.
  • Disnea.
  • Náuseas y vómitos.

Así mismo, existen una serie de signos de alerta frente a los cuales hay que estar muy atentos. Todos ellos sugieren una condición grave, que debe ser asumida por el médico cuanto antes.

Si varios o todos los síntomas señalados se dan en forma conjunta o repetitiva, la urgencia se impone. Cuando el niño se muestra debilitado o con un malestar impreciso que le impide actuar como lo hace de manera habitual, también hay que acelerar el diagnóstico y el abordaje.

Si el bebé tiene el pañal seco durante al menos doce horas, es otra señal de gravedad, pues indica deshidratación y esfuerzo del cuerpo por retener líquido. Esto se relaciona a una baja de la tensión arterial y un menor flujo hacia los riñones.

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La consulta urgente debe establecerse en base a los síntomas. Si el médico interviene de manera precoz, se reduce el riesgo.

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Prevención de la sepsis en niños y bebés

Existen dos tipos de prevención para la sepsis en bebés y niños:

  • Primaria: corresponde a la inmunización con el uso de vacunas.
  • Secundaria: es aquella que se practica mediante profilaxis antimicrobiana, a largo plazo, administrando antibióticos, antivirales y antifúngicos, especialmente a pacientes con sistema inmune comprometido.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una serie de recomendaciones para que cada familia pueda prevenir la sepsis en bebés y niños, en particular. Hay que anotar que esta enfermedad afecta a 3 millones de recién nacidos y a 1.2 millones de niños mayores, cada año.

Las principales medidas son las siguientes:

  • Higiene adecuada en el hogar.
  • Uso de agua potable.
  • Preparación de los alimentos para el consumo de modo seguro.
  • Cumplir con el calendario de vacunación obligatorio.
  • Tener en buenas condiciones los servicios de aseo.

En cuanto al personal de sanidad, la OMS aconseja cumplir con los cinco momentos del lavado de manos. Así mismo, mantener el entorno de trabajo higienizado, solicitar periódicamente equipos de control de infecciones y poner en práctica los protocolos de prevención de infecciones cada vez que se atiende un paciente.


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