¿Has tenido un mal día? Ten en cuenta estos 5 aspectos
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Has llegado a casa, cierras la puerta y dejas escapar un largo suspiro de cansancio. Hoy ha sido un mal día, uno de esos que no sabes muy bien cómo afrontar y que quieres olvidar cuanto antes.
¿Qué es lo mejor que podemos hacer en estos casos? ¿Cuál es el modo más saludable de afrontar estos días tan comunes? Te invitamos a descubrir estas sencillas reflexiones que, sin lugar a dudas, te servirán de ayuda.
1. No te lleves el mal día a la cama
Es algo que hacemos frecuentemente: llegar a casa e irnos directamente a la cama para olvidar lo antes posible ese mal día. ¿Sirve esto de algo? En absoluto. Este comportamiento nos ocasionará dos consecuencias:
- Dormir mal, tener dificultades para conciliar el sueño y, en consecuencia, aumentar aún más nuestra ansiedad, como muestran diversos estudios.
- Un mal día no siempre se desvanece durmiendo. Lo más probable es que, cuando te levantes por la mañana, ese malestar emerja de nuevo.
- De modo que lo más adecuado es gestionar esos problemas del día antes de irnos a dormir. Intenta poner solución y pasar página a ese malestar antes de ir a la cama. De ese modo, el sueño será más reconfortante y nos levantaremos con más ánimos.
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2. La importancia de los días buenos y los días malos
La vida está plagada de experiencias buenas de las que disfrutar y de experiencias malas de las que aprender. Tener un mal día es y será algo habitual a lo largo de nuestra vida, pero lo importante, lo esencial, es nuestra actitud ante esos momentos.
- Hay personas que magnifican demasiado los aspectos negativos vividos a lo largo del día. Verbalizaciones como “las cosas malas siempre me pasan a mí”, “siempre tengo mala suerte” o “por mucho que me esfuerce, todo me sale mal” no nos van a ayudar en absoluto.
- Sin embargo, es necesario que tomemos conciencia de que no podemos tener el control absoluto de todas las cosas que ocurren a lo largo del día.
- Como es de esperar, hay momentos buenos y momentos malos, y de todo hemos de aprender. Los aspectos negativos nos obligan a tener que reflexionar, a pensar en si deberíamos hacer algún cambio.
- Sin embargo, un mal día no te debe bloquear ni debes huir de lo que ha sucedido. Así pues, piensa, valora y concluye qué puedes hacer para que mañana sea un día mejor.
- En la actualidad, parece que tendemos tendencia al fatalismo. Es importante evitar este tipo de comportamientos: si hoy ha sido un mal día, no lo tiene por qué ser mañana. Una actitud positiva es la mejor armadura para esta vida a veces tan compleja.
3. La importancia del desahogo emocional
¿Necesitas llorar? Hazlo. ¿Necesitas estar sola? Busca un instante de intimidad. Generalmente, las personas necesitamos desahogarnos en esos momentos donde las emociones nos sobrepasan. De no hacerlo, de preferir olvidar lo sucedido acudiendo cuanto antes a la cama para dormir, el problema se hará más grande.
- En primer lugar, permítete un momento de soledad donde poder aliviar ese malestar. Es posible que las lágrimas no te sirvan esta vez de alivio, así que una opción muy saludable es, por ejemplo, la escritura.
- Coge un cuaderno y escribe lo primero que te venga a la cabeza: una palabra, una frase, una exclamación. Después, intenta reordenar tus ideas mediante esta estructura: “¿Qué siento? ¿Qué hace que me sienta así? ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?”. Es una estrategia sencilla que puede ser muy saludable.
4. Permite que te ayuden
Has tenido un mal día y solo necesitas ir a casa y estar sola. Quizá te vaya bien un baño relajante, una cena ligera e irte pronto a la cama. ¿Es lo correcto? No siempre.En ocasiones, puede resultar catártico hablar con alguien, con esa persona que siempre te atiende de modo sincero y que sabes que te comprende. De hecho, numerosos especialistas defienden los beneficios psicológicos de compartir tus sentimientos con personas de confianza.
Por eso, permite que otros te ayuden. Puesto que la vida no es una sala vacía donde avanzar en soledad, sino que crecemos en compañía de otros y siempre es más fácil si nos respaldamos entre todos. Habla con tu pareja o llama a esa amiga con quien te llevas tan bien y háblale de ese mal día.
Seguro que con ayuda de los demás relativizas un poco los problemas y te das cuenta de que no estás sola; de que todos tenemos malos días y que siempre se superan. En especial, si logramos desahogarnos y hasta compartir unas sonrisas.
5. Te mereces ese regalo
¿Has tenido un mal día? ¡Hazte un regalo! A veces, algo tan sencillo como dar un paseo por el parque, tomar un café, un helado o ver una película, puede suponer un descanso mental muy significativo.
Se trata de cosas sencillas que nos alivian y nos aportan descanso, permitiéndonos a su vez relativizar muchos de esos problemas del día. Hacernos un regalo no es ser egoístas, en especial si son de los que apenas cuestan dinero.
¿Cómo hacer frente a un mal día?
Es algo normal, los días malos siempre han existido y existirán, pero lo esencial es la actitud con la que nos enfrentemos a estos momentos.
Para cuestiones más serias, si no afrontamos estos problemas en el momento adecuado, es posible que se acumulen y estallen cuando menos lo esperemos. Por eso, si algo nos molesta y no somos capaces de dejarlo de lado, debemos hacer frente a la situación, antes de que esta empeore.
Con todo, también es importante tratar de no convertir un grano de arena en una montaña, porque, en definitiva, todo pasa. Mañana será un nuevo día y el sol saldrá para ti si lo aguardas con optimismo. ¿Lo intentamos?
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