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Principales trastornos de los glóbulos blancos y sus síntomas

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Los glóbulos blancos o leucocitos son células sanguíneas encargadas de defender al organismo. Tienen valores normales y características morfológicas que las identifican. Por ello, cualquier alteración puede indicar la presencia de una patología.
Principales trastornos de los glóbulos blancos y sus síntomas
Maryel Alvarado Nieto

Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto

Última actualización: 10 julio, 2023

Los glóbulos blancos o leucocitos son células implicadas en la defensa del organismo frente a agentes nocivos y pueden tener sus propios trastornos. Dentro de las funciones de este grupo de células se encuentra la mediación de los procesos inflamatorios, cuyo principal propósito es la neutralización de cualquier noxa.

Existen 5 tipos de leucocitos en la circulación sanguínea, los cuales se encuentran clasificados según la presencia o no de gránulos en su citoplasma. A los que sí tienen gránulos se les conoce como granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos). Estos nombres son resultado de la coloración que adquieren con la tinción. En cambio, los leucocitos que no poseen gránulos visibles bajo un microscipio óptico son los monocitos y los linfocitos.

Cada tipo de glóbulo blanco tiene funciones propias, siendo fundamentales para el sistema inmunitario. Debido a esto, la determinación de los leucocitos en una muestra sanguínea es de gran utilidad.

Leucocitosis: trastornos de los glóbulos blancos elevados

Los leucocitos poseen valores normales que se encuentran dentro de un rango. En términos generales, estas cifras fluctúan entre 5000 y 11000 células por microlitro.

Cualquier desviación del recuento de los glóbulos blancos puede indicar la presencia de una alteración. Cuando este valor está por encima del límite superior, se denomina leucocitosis.

Ya que cada tipo celular tiene funciones específicas, el valor total de glóbulos blancos puede no brindar mayor información. Por esta razón, el laboratorio clínico también determina la fórmula leucocitaria, en la que se reporta el porcentaje que representa cada estirpe celular en la muestra.

Neutrofilia

La elevación del valor de neutrófilos por encima de 7500 células por mililitro se denomina neutrofilia. Existen circunstancias en las que aparecen aumentados estos leucocitos sin que signifique una alteración subyacente; tal es el caso del período neonatal y el último trimestre del embarazo.

Sin embargo, estos valores también están establecidos y siempre deben ser correlacionados con el estado clínico que presenta el paciente.

Las causas más frecuentes de neutrofilia son las infecciones bacterianas, pero estos glóbulos blancos pueden verse elevados en los procesos inflamatorios, el tabaquismo y el estrés físico o emocional. Del mismo modo, es posible que se reporten células inmaduras en la fórmula leucocitaria; en especial, la presencia de cayados o células en banda. A esta particularidad se le denomina desviación a la izquierda.

Otras causas menos frecuentes de neutrofilia son las siguientes:

  • Uso de fármacos: adrenalina, glucocorticoides, heparina, litio.
  • Alteraciones metabólicas: gota, acidosis, hipertiroidismo.
  • Necrosis tisular: infarto de miocardio, quemaduras, gangrena.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Síndrome de Down.
  • Neoplasias.

Los síntomas que presenta el paciente dependen de la causa subyacente, puesto que no existe una relación directa entre la neutrofilia y la aparición de manifestaciones clínicas específicas.

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La infección bacteriana provoca una respuesta inmunitaria, con elevación en el conteo de los glóbulos blancos.

Linfocitosis

La presencia de un recuento de linfocitos elevado se denomina linfocitosis. La principal causa de esta alteración de los glóbulos blancos es la infección viral.

No obstante, es posible evidenciar una linfocitosis en procesos de origen bacteriano, como la tos ferina, la brucelosis y la sífilis. Del mismo modo, la tuberculosis y la toxoplasmosis pueden conllevar a un recuento de linfocitos aumentado.

Sin embargo, la linfocitosis crónica debe ser una causa de estudio especializado, sobre todo cuando existe sospecha clínica de un proceso linfoproliferativo. Es importante buscar adenopatías en el examen físico. Asimismo, el análisis morfológico a través de un frotis de sangre periférica debe estar en manos de un hematólogo experto.

Reacción leucemoide

Una leucocitosis extrema con recuento de glóbulos blancos por encima de 50 000 células por mililitro constituye la reacción leucemoide. Esta entidad puede asemejar algunas formas de leucemia.

Por ello es importante conocer su existencia y hacer un diagnóstico diferencial oportuno. Es causada por infecciones bacterianas graves y necrosis tisular. Es habitual la presencia de células inmaduras.

Otros trastornos con glóbulos blancos aumentados

Puede haber un incremento discreto de los leucocitos, debido a células que representan un pequeño porcentaje de la fórmula leucocitaria. Por esta razón, muchas veces pasan desapercibidas y suelen ser subestimadas. Aun así, revisten importancia clínica, ya que pueden indicar una afección subyacente.

Eosinofilia

Cuando los eosinófilos están incrementados se habla de eosinofilia. Las reacciones alérgicas, el asma bronquial y las infecciones parasitarias suelen ser las causas más frecuentes de esta alteración del leucograma.

En general, los síntomas van a depender de la afección de base. Por lo tanto, remitirán al tratar dicha afección. Sin embargo, existen neoplasias mieloides y linfoides que cursan con eosinofilia crónica.

Basofilia

Una alteración poco frecuente de los glóbulos blancos es la basofilia. El aumento de los basófilos puede deberse a reacciones de hipersensibilidad y a procesos tanto infecciosos como inflamatorios.

Es importante destacar que cuando la basofilia es intensa, aparecen síntomas relacionados con la liberación de histamina, la cual es la molécula contenida en los gránulos de estas células. Por ello, las manifestaciones físicas pueden incluir lo siguiente:

  • Prurito.
  • Rubicundez.
  • Hipotensión arterial.

Sin embargo, la presencia de basofilia persistente debe hacer sospechar un proceso linfoproliferativo y es importante remitir al paciente con un especialista para que sea estudiado de manera adecuada y precoz.

Monocitosis

Los monocitos pueden también aparecer aumentados en el hemograma. Este incremento, con frecuencia, es debido a procesos inflamatorios crónicos:

Asimismo, la monocitosis puede evidenciar una infección intracelular, como la malaria y la leishmaniasis. Las neoplasias hemáticas también pueden cursar con monocitos elevados.

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Los pacientes con enfermedades autoinmunes, como el lupus, pueden tener trastornos de los glóbulos blancos que orienten el diagnóstico en primera instancia.

Leucopenia: trastornos con los glóbulos blancos bajos

En el otro extremo se encuentra el recuento disminuido de los leucocitos, cuyo nombre técnico es leucopenia. De forma predominante, este conteo bajo es secundario al descenso de los neutrófilos, condición conocida como neutropenia.
El principal riesgo es la mayor vulnerabilidad del paciente a presentar infecciones. Sin embargo, la leucopenia también puede ser causada por un valor disminuido de linfocitos.

Neutropenia

Un recuento bajo de neutrófilos es habitual en algunos grupos étnicos, como judíos, yemeníes y afrodescendientes, sin que esto represente un estado patológico. Por otro lado, en la edad pediátrica, la neutropenia suele estar causada por procesos infecciosos y alteraciones nutricionales, mientras que en los adultos también se relaciona al uso de fármacos.

Asimismo, existen condiciones congénitas en las que el número de neutrófilos es bajo debido a mutaciones específicas. Las manifestaciones clínicas incluyen las infecciones a repetición que aparecen en edades tempranas y afectan de forma predominante la boca y la región perianal.

Los problemas de cicatrización y la hepatoesplenomegalia (hígado y bazo aumentados de tamaño) son otro hallazgo usual en estos pacientes.

Agranulocitosis

Existe una condición rara que aparece de manera rápida, posterior a la ingesta de medicamentos, conocida como agranulocitosis. Aunque los casos son poco frecuentes, es difícil establecer una tasa de incidencia, debido a que depende en gran medida de factores individuales.

Sin embargo, es más habitual entre los 40 y los 60 años de edad, con cierto predominio en las mujeres.

El cuadro clínico resulta de una neutropenia extrema, con síntomas que incluyen fiebre, escalofríos, malestar general y dolor de garganta. La exploración física de estos pacientes suele poner en evidencia lesiones ulcerativas en la boca, las amígdalas o la faringe. Aunque también es posible encontrarlas en la región genital o perianal.

El diagnóstico precoz permite la retirada del fármaco desencadenante del trastorno y la instauración de un tratamiento antibiótico de amplio espectro. Esto último con el fin preventivo de evitar infecciones bacterianas graves.

Linfocitopenia

La presencia de valores bajos de linfocitos se conoce como linfocitopenia. Es un hallazgo habitual de procesos virales de diversa gravedad, pero también puede aparecer en condiciones de inmunodeficiencia, tanto adquiridas como congénitas.

Los fármacos que suprimen el sistema inmunitario pueden conllevar a la disminución de las cifras de linfocitos.

Otros trastornos con glóbulos blancos disminuidos

Los eosinófilos y los basófilos también pueden demostrar valores bajos en el leucograma, pero suelen pasar desapercibidos. Estas alteraciones son debidas a tratamientos farmacológicos, por lo que no revisten gran importancia clínica.

No obstante, la basopenia puede acompañar a un trastorno endocrino subyacente. Por último, la monocitopenia suele asociarse a condiciones hematológicas.


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