Una emoción no dicha es un dolor que padecemos
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Todo aquello que callamos se va acumulando en nuestro interior y puede provocar enfermedades. Sí, así como lo estás leyendo. “Lo que no se puede expresar con palabras sale a la luz en forma de dolores”. Recuerda esta frase porque te ayudará a hablar de una emoción, sentimiento o pensamiento.
En este artículo te contaremos por qué las emociones nos enferman y, por supuesto, de qué manera evitarlo.
El impacto de las emociones en el cuerpo
El cuerpo puede mandarnos muchas señales aunque no les prestemos atención. Cuando callamos y no hablamos de nuestras emociones durante mucho tiempo estas se van acumulando y pueden provocar enfermedades.
El miedo, la envidia, la crítica… Todo va a parar a una especie de “cofre” que no nos sirve más que para sentirnos mal, mental y físicamente. En ocasiones, la enfermedad es un mensaje que nos ofrece el cuerpo para que sepamos que existe un bloqueo emocional o algún aspecto de la vida que vale la pena cambiar o eliminar.
Así, cuando no vamos en la dirección correcta, cuando cerramos la boca para no generar una pelea o evitamos ciertos temas para no romper lazos, entonces aparecen los síntomas o dolores. Muchas enfermedades pueden tener su origen en las emociones. Según qué sentimiento esté afectado o desequilibrado será uno u otro el órgano o la parte del cuerpo que se resientan.
El dolor es una señal de alarma y no podemos hacer oídos sordos a él. Cuando aparece tendríamos que hacer un alto en nuestras actividades y determinar cuáles son los pensamientos o creencias negativas demasiado arraigadas en nuestra vida como para lastimarnos.
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Una emoción negativa, una enfermedad
Existe una especie de conexión o relación psicosomática que conecta un pensamiento con un síntoma. Quizás no debemos ir al médico para que nos revise y nos ofrezca un tratamiento, sino hacer un trabajo de introspección para mejorar lo que pensamos y, por consecuencia, cómo nos sentimos.
El estrés puede causar úlceras o ataques al corazón, la depresión puede provocar falta de energía o aumento de apetito… El lenguaje somático es fácil de entender. Los dolores y problemas más frecuentes tienen un origen emocional:
Cabeza
El centro, la conexión con el exterior puede doler a diario debido a una aceleración del pulso sanguíneo. Este dolor indica una incapacidad para comunicarnos o expresar los sentimientos básicos, como el amor.
Cuello
Relaciona la mente y el cuerpo. Cuando hay poca movilidad no solo puede deberse a dormir mal, sino a tener una visión limitada y rígida de la vida. La obstinación y la mentalidad estrecha provocan dolores en el cuello, así como también el estrés excesivo.
Espalda
Cuando solucionamos un problema decimos que “nos quitamos un peso de la espalda”. Esa carga que llevamos está relacionada con los sentimientos o experiencias del pasado y que aún no se han perdonado u olvidado.
En la espalda está la columna vertebral, ese pilar que nos permite hacer todas nuestras actividades. El dolor en esta zona avisa de que algo no está bien. Es una señal de que debemos alivianar el peso de nuestras emociones.
Corazón
Está relacionado con el amor, pero también con otras emociones como el odio. Es el centro de los sentimientos y sus complicaciones pueden derivar de estar inmerso en situaciones complejas o desesperadas. Tal vez hemos ido demasiado lejos con una relación o prestado atención a cosas que no nos aportan nada bueno.
Pies
Nos permiten avanzar, pero también nos aportan estabilidad. Los pies nos transmiten seguridad y sus problemas podrían indicar que no nos sentimos seguros, no sabemos qué camino tomar o cómo pensar en el futuro y los proyectos.
¿Sabías, además, que las alergias son una señal de tener mucho miedo, que la hipertensión se debe a que estamos demasiado en estado alerta y que las infecciones urinarias son producto de los sentimientos negativos de nuestras relaciones personales?
Consejos para canalizar las emociones y no enfermarnos
Quizás creas que solo las emociones negativas nos pueden enfermar, pero eso no es del todo cierto. Por ejemplo, el exceso de alegría provoca hiperexcitación y puede dañar el corazón.
Algunas recomendaciones que pueden ayudarte a canalizar tus sentimientos y evitar las enfermedades son:
Liberarse de las emociones desproporcionadas
Una buena manera de comenzar es identificar cuáles son tus emociones más frecuentes y excesivas. Ya sean positivas o negativas, se van acumulando en nuestro interior y sus consecuencias pueden ser dañinas.
Por ejemplo, el resentimiento o el rencor son emociones enfermizas. ¿De qué manera liberarnos de ellas? A través del perdón. Esta técnica es muy valiosa, porque permite deshacerte de aquello que te atormenta y te ayuda a dejar ir la gran carga que llevas a cuestas.
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Alejarse de situaciones desencadenantes
Una vez que conozcas las emociones que te lastiman y trabajes para eliminarlas de tu vida, el siguiente paso es evitar una recaída. Si, por ejemplo, reconoces que la falta de tolerancia es un problema grave para ti, entonces no te acerques a situaciones que te vuelvan intolerante.
Hasta no estar seguro de que has eliminado ese sentimiento de raíz aléjate de los desencadenantes.
Reunirse con familiares y amigos
Las personas que queremos son una gran medicina para el dolor del alma. Quizás sea el momento de decirles todo lo que sientes y te has guardado durante años.
No importa que creas que es mejor no remover viejos recuerdos: perdonar y sanar es bueno para ti y para el otro.
Contactar con la naturaleza
Hacer una caminata por el parque, ir de vacaciones a la montaña, practicar yoga o meditación en la playa, bañarse en un río o realizar ejercicio al aire libre son excelentes actividades para liberarte de sentimientos negativos y enfermizos.
El proceso de sanación emocional requiere mucho más trabajo que el de las heridas físicas. Además, la tarea requiere la valentía de enfrentarnos a nuestros miedos y bloqueos para poder superarlos. Nunca te escondas y da los pasos necesarios que te permitan tomar el control y llenarte de emociones positivas para vivir con felicidad.
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