Vapeadores: todo lo que debes saber
Revisado y aprobado por la farmacéutica Sara Viruega
Los vapeadores o cigarrillos electrónicos son sistemas electrónicos de inhalación diseñados para sustituir y emular el consumo de tabaco. Estos dispositivos contienen menos sustancias tóxicas que el tabaco convencional, puesto que no contienen tabaco y no existe combustión.
Sin embargo, los compuestos empleados para vaporizar la nicotina y los sabores a baja temperatura se transforman en algunas sustancias tóxicas que es conveniente conocer.
Profundicemos.
¿Cómo son los vapeadores?
Los vapeadores son dispositivos con aspecto de cigarrillo formados por tres elementos:
- La batería.
- El atomizador.
- El cartucho.
El cartucho contiene una solución líquida que puede contener diferentes sustancias y se llama líquido de vapeo. Los cartuchos pueden ser recargables o recambiables, aunque también existen cigarrillos electrónicos desechables.
¿Qué contienen los líquidos de los vapeadores?
Los principales componentes del líquido de vapeo son estos:
- Propilenglicol: generalmente alrededor del 70 %.
- Glicerina vegetal: en torno al 20 %.
- Nicotina: se puede encontrar en diferentes dosis, entre 0 mg y 54 mg/ml.
- Sabores y aromas.
Tanto la glicerina como el propilenglicol no se consideran tóxicos cuando se administran por vía oral. No obstante, estos líquidos pueden contener sustancias químicas que aumentan su toxicidad. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
- Alcohol.
- Esencia de tabaco.
- Mentol.
- Ácido cítrico.
- Valerato de Butilo.
- Butirato de Geranilo.
- Hexonato de Isopentilo.
- Benzoato de Benzilo.
Se han llevado a cabo análisis de diferentes líquidos utilizados para los vapeadores. Los resultados varían en función de la marca. No obstante, se ha visto que cuanto más ingredientes contengan, mayor es su toxicidad.
También se han hallado trazas de carcinógenos propios del tabaco clásico, como nitrosaminas, metales, compuestos fenólicos y orgánicos volátiles. Incluso, se ha visto que los niveles de níquel encontrados son mayores que los hallados en el tabaco clásico.
La mayor toxicidad proviene de los compuestos que dan sabor, como la vainilla y el cinmaldehído. Por tanto, cuanto más sabor tengan los líquidos para vapeadores, más tóxicos son.
¿Cómo afectan los vapeadores a la salud?
Uno de los inconvenientes de los vapeadores es que se desconocen sus efectos a largo plazo. Sin embargo, sí son conocidos los efectos a largo plazo del tabaco convencional. Entre estos, se incluyen algunos como:
- Cáncer.
- Cardiopatía isquémica.
- Enfermedad obstructiva crónica o EPOC.
- Bronquitis crónica.
- Enfisema.
Los vapeadores producen alteraciones en la función pulmonar, aunque algunos de sus efectos, como la broncoconstrcción, son menores que los producidos por el cigarrillo clásico.
Propilenglicol y glicerol
El propilenglicol presente en los líquidos de vapeo se descompone a altas temperaturas. De esta forma, se producen sustancias potencialmente cancerígenas, como el óxido de propileno.
Por otro lado, el glicerol produce acroleína, aunque en menor proporción que el cigarrillo convencional. Tanto el propilengicol como el glicerol también dan lugar a sustancias cancerígenas, como el formaldehído y acetaldehído, según asegura este informe del Comité Científico de la Agencia Española de Consumo.
Nicotina
Ademas de ser muy adictiva, la nicotina puede afectar a:
- Desarrollo del cerebro en los adolescentes.
- Memoria.
- Concentración.
- Aprendizaje.
- Autocontrol.
- Estado de ánimo.
La nicotina también produce un aumento de la frecuencia cardíaca y de los niveles de cotinina en sangre.
¿Son adictivos?
Los vapeadores que no tienen nicotina no producen adicción física. No obstante, la adicción tiene un componente físico, de corta duración, y uno psicológico, más duradero en el tiempo.
El riesgo de engancharse a los vapeadores está en función del uso que se haga. Puede usarse para sustituir el tabaco, para reducir su consumo o, simplemente, de forma lúdica por personas que no son fumadores.
En relación a la sustitución del tabaco, pueden mantener la adicción psicológica. Esto se debe a que no favorece el cambio de conducta respecto al cigarro conveencional debido su similitud.
Por tanto, los vapeadores, aunque ayudan a reducir la abstinencia física, no favorecen el abandono del hábito de fumar, según expone la Asociación Española contra el Cáncer. Por eso, muchos consumidores cronifican su uso o lo combinan con el cigarro tradicional, dificultando el acceso a la ayuda farmacológica convencional.
El uso de los vapeadores no es una buena influencia sobre futuros fumadores, ya que podría aumentar el consumo de tabaco en jóvenes y normalizar, en general, el hábito tabáquico.
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Desprenderse de este hábito es fundamental
Actualmente, los estudios sugieren que los vapeadores podrían ser menos nocivos que los cigarrillos convencionales. Sin embargo, la nicotina, en cualquiera de sus formas, es muy adictiva y las sustancias del vapor, cancerígenas.
Por lo tanto, lo más recomendable es acudir al médico y plantearse la opción de dejar de fumar. También es importante buscar ayuda psicológica, para poder combinar el tratamiento del médico con el de un especialista de salud mental. Será difícil, pero nunca imposible.
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