11 diferencias entre amor y costumbre
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Hay diferencias entre amor y costumbre. Sin embargo, no siempre se nota fácilmente, sobre todo cuando hemos compartido durante tanto tiempo con una pareja. Y es que, con el tiempo, no es extraño que la magia y la ilusión que sentíamos al comienzo vaya desapareciendo, poco a poco. Entonces, la pasión puede dar paso a la monotonía.
Luego, caemos en una zona de confort de la que no queremos alejarnos, aunque no estemos tan cómodos. Aunque en otras ocasiones, puede que empecemos a cuestionarnos sobre lo que sentimos, pero no sabemos cómo terminar.
Ciertamente, una relación de pareja implica afrontar innumerables retos y desafíos. Retos que, en algunos casos, no se superan de la mejor manera. En suma, puede que alguno de los dos, o incluso ambos, estén con la otra persona no por amor, sino por costumbre. ¿Conoces las diferencias?
¿Qué es el amor y la costumbre?
Para definir el amor nos basaremos en la teoría triangular del amor de Sternberg. En ella se nos dice que el verdadero amor es la simultaneidad de tres componentes:
- Intimidad: alude a la cercanía, conexión y unión entre las personas implicadas en la relación.
- Pasión: son los impulsos o deseos que llevan al romance, a la atracción física y al sexo.
- Compromiso: este componente implica, a corto plazo, la decisión de querer a la otra persona, y a largo plazo, el compromiso de conservar la relación.
Cuando amamos nos sentimos felices y plenos. Admiramos todo o casi todo del otro y no nos pesa acompañarlo; al contrario, hay una especie de orgullo por caminar a su lado, por apoyarse. Estar juntos se vuelve siempre el mejor plan; el dónde y el cómo puede pasar a un segundo plano.
No obstante, si en una relación en la que hemos experimentado todo esto, de repente se comienza a sentir agobio, o aparecen sin parar los reproches uno tras otro, se encienden las alarmas. Es momento de detenerse a reflexionar sobre lo que está pasando. Quizá lo que estamos sintiendo ya no sea amor, sino costumbre.
La costumbre es un hábito, una manera aprendida de hacer algo que se ha adquirido por repetición. Esta forma habitual de actuar en la cotidianidad, en ocasiones, conduce a un modo de ser y hacer mecánico en la relación; es como andar en piloto automático al lado de otra persona.
«El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte»
-Stendhal-
11 diferencias entre el amor y la costumbre
A continuación, presentamos algunas preguntas que ayudarán a diferenciar si estamos con nuestra pareja por amor o por costumbre.
1. ¿Nos molesta todo lo que hace?
Una de las maneras de saber si es amor o costumbre lo que sentimos, consiste en preguntarnos lo siguiente: ¿por qué ahora me molestan tantas cosas a las que al principio no le daba importancia? Por ejemplo, si hace ruidos al comer, si se le olvida comprar algo, o incluso, si no se coloca esa camisa que tanto te gusta.
Es decir, si cualquier cosa que haga o deje de hacer nos molesta, deberíamos replantearnos si queremos estar con esa persona. Esto es lo mejor que podemos hacer. Si no, viviremos en constantes disgustos. Simplemente, seguiremos estando con nuestra pareja solo por costumbre.
Cuando la costumbre ya no logra mantener el vínculo que el amor ha configurado en un principio, la ruptura se convierte en una realidad. Un estudio ha encontrado que las personas con evaluaciones positivas bajas y negativas altas sobre su pareja tienen un mayor riesgo de ruptura.
2. ¿Planeamos actividades en pareja?
Queremos hacer un viaje dentro de un par de meses, pero nos cuestionamos si de verdad queremos ir con nuestra pareja o empezamos a poner cualquier excusa para que el plan no se dé. En este caso, puede ser que esa persona ha dejado de ser nuestra pareja ideal.
Si nos pasa esto o situaciones similares, algo no va bien en la relación. Dicha inseguridad y falta de compromiso no es más que otro signo de que estamos con nuestra pareja por costumbre y no por amor. Y según una investigación de la Universidad de Granada, la ausencia de compromiso en la toma de decisiones puede ser el desencadenante de una ruptura.
3. ¿Los «te quiero» son automáticos?
Decir te quiero es un acto muy especial. Y cuando de verdad se siente, se vuelve el doble de especial. Por el contrario, pierde su verdadero significado cuando lo decimos sin ganas o por hábito, pues no estamos sintiéndolo como antes.
Si lo repetimos de forma automática, para que la otra persona no se moleste, las cosas no andan bien; así como si tememos que la ausencia de la frase sea un motivo para propiciar una discusión. Definitivamente, puede que ya no sintamos amor por la pareja y solo nos queda la costumbre.
4. ¿Falta sexo e intimidad?
Aunque en ocasiones puede que exista una situación de disfunción sexual en la pareja, tener sexo con poca frecuencia puede ser otra de las diferencias entre amor y costumbre.
El amor es apasionado y busca intimidad. Cuando hay amor, se manifiesta ese deseo de estar con el otro y una atracción que impulsa a buscar su compañía. Ambos componentes parecen estar aunados, así lo señala una investigación que encontró que los niveles más altos de intimidad se asocian con un mayor deseo sexual.
Por el contrario, si no nos entusiasma la idea de tener sexo con él o con ella, es posible que ya no estemos con esa persona por amor. Y puede que tengamos ocasionalmente encuentros íntimos, por costumbre u obligación.
Aunque también es posible que existan otros problemas, como los que se exponen en un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se mencionan la falta de autoestima o los traumas pasados en uno de los miembros como factores que afectan la intimidad. En este caso, conviene acudir a terapia, para solventar la situación.
5. ¿Ya no hay detalles ni sorpresas?
Los detalles marcan la diferencia. Son pequeños, pero hacen la vida más bella; y si es en pareja, mucho más. Hay variedad de cosas que podemos hacer para sorprender a esa persona especial. Una cena casera, un «te quiero» inesperado, un mensaje motivador o una salida romántica.
En un artículo publicado en Journal of social and personal relationships se sostiene que pasar tiempo en una cita con nuestra pareja es relevante para promover la cercanía. Recordemos que el amor nos motiva a buscar esta proximidad, por lo que, si ya no hacemos nada para tenerla, es porque la costumbre ha empezado a tomar las riendas de la relación.
Cuando las parejas ya no tienen ni el más mínimo detalle el uno con el otro, no se sorprenden, no les provoca decirle ni siquiera lo bien que se ven, muy probablemente están juntos por costumbre y no por amor.
6. ¿Solo hablamos lo necesario?
Una mala o poca comunicación en pareja es otra de las diferencias entre amor y costumbre. Y es que, sin dudas, esta es la base de toda relación sentimental: no podemos estar con alguien con quien no hablamos. Sin hablar es imposible encontrar ese equilibrio que aspiramos experimentar con una pareja.
Sin duda, dos personas que en realidad se quieren superan estas barreras y encuentran la forma de mejorar la comunicación. Pero cuando nos guardamos los problemas y no nos provoca hablar de los planes o de lo que nos pasa, o nos limitamos a intercambiar información sobre las facturas por pagar, no es un buen signo.
En tal caso, puede que ya no sintamos la misma confianza que cuando comenzó nuestra historia de amor. Este es otro de los detalles que debemos evaluar en nuestra relación de pareja.
7. ¿No hay alegría en el hecho de estar juntos?
Por último, pero no menos importante, está el sentimiento de alegría que se experimenta al estar juntos. El célebre escritor argentino Jorge Luis Borges dijo en una ocasión: «no hago nada sin alegría».
Él se refería a la lectura. Pero bien puede aplicarse a la relación de pareja. Si no hay entusiasmo al estar juntos, si no sonríen, si están los dos en la mesa con expresión de amargura, no hay alegría, mucho menos amor; tal vez solo es costumbre.
8. ¿Nos damos por sentado?
Otra forma de diferenciar el amor de la costumbre es examinar qué tanto nos damos por sentado, es decir, qué tanto creemos que el otro seguirá ahí porque sí, porque nos quiere. Pensamos que ya no debemos esforzarnos por enamorar a la otra persona, por tener un gesto lindo con ella porque nos sentimos tan seguro de todo.
La costumbre nos lleva a relajarnos y a descuidar la relación. En cambio, el amor nos impulsa a seguir respondiéndole a la otra persona, a seguir buscando formas de avivar la pasión.
9. ¿Nos apoyamos para alcanzar nuestros sueños?
El amor requiere de compromiso para apoyar al otro a conseguir sus sueños, de responder a sus necesidades de autorrealización. A esta respuesta, Erich Fromm, en su lo libro El arte de amar, la llama responsabilidad. Somos responsables porque es nuestro deber responderle a nuestra pareja si vemos que está luchando por alcanzar sus metas.
Cuando queda solo la costumbre no hay un interés genuino por ayudarle al otro a cumplir sus sueños. Tal vez se le desea lo mejor, pero esa voluntad de implicarse en su lucha desaparece. Se asume una actitud muy pasiva ante la vida de esa persona que decimos amar.
10. ¿Ya no somos prioridad?
Con el tiempo y la pérdida del amor, la costumbre va asignándole otro lugar a la relación. Ya ninguno de los dos es prioridad para el otro, y hay otras ocupaciones o personas que acaparan nuestro tiempo. Cuando esto empieza a suceder, en consonancia con otros cambios, es una señal de que ese amor ya no es más que solo una costumbre de todos los días.
11. ¿Agradecemos lo que la otra persona hace por nosotros?
La gratitud nos permite ver a la otra persona y valorar lo que ha hecho por nosotros. Cuando amamos, somos capaces de reconocer el esfuerzo, el cariño y la intención de las acciones buenas que nuestra pareja ha tenido con nosotros. Cuando la costumbre anida completamente en la relación, el valor de los actos del otro se pasa por alto.
Ser agradecidos es una señal de amor que puede afectar de manera positiva la relación. La gratitud se asocia con el mantenimiento del vínculo afectivo. Además, predice aumentos en la conexión de la relación y la satisfacción en ambos miembros de la relación.
¿Qué hacer si caímos en la costumbre?
¿Nos identificamos con alguna de estas diferencias entre amor y costumbre? Es importante que las conozcamos, pues si nuestra relación comienza a presentar estos síntomas, sabremos reconocerlo a tiempo.
Luego, si consideramos que aún amamos a nuestra pareja, simplemente, buscaremos una solución. Una vez que somos conscientes de que algo está ocurriendo, es mucho más fácil atacar y superar el problema.
En el caso de que ambas personas quieran mantener la llama del amor, deben poner todo su empeño para recobrar esa magia que tenían al principio de la relación.
En este orden de ideas, son diferentes las acciones que se pueden realizar; entre ellas se encuentran:
- Renovar la relación. Para ello hay que intentar hacer cosas nuevas con el fin de salir de la rutina: planear un viaje a un lugar que no hayan visitado, apuntarse en actividades que ambos disfruten y que puedan hacer en conjunto, incluir nuevas experiencias en sus relaciones sexuales, etc.
- Recordar qué fue lo que les enamoró del otro y usarlo para afianzar la relación. Por ejemplo, si les gustaba cuando salían a bailar, salir a hacerlo más a menudo puede ser parte de la solución.
- Comprometerse a cambiar la situación. Ambos deben poner de su parte para avivar la llama del amor, las soluciones no llegan solas; pero, si no tienen la voluntad, difícilmente solventarán el problema.
- Acudir a terapia de pareja. Asimismo, un terapeuta puede ofrecerles las herramientas necesarias, según sus circunstancias particulares, para las personas que puedan superar los obstáculos de la costumbre y la monotonía.
Al rescate del amor
En suma, se trata de ingeniar detalles que aviven la llama de la pasión y dar demostraciones de amor, sin dejar que la relación caiga en el aburrimiento y la resignación de la costumbre.
Hay que tener en cuenta que se necesita ser muy maduro para sacar adelante una relación de años y convertirse en una de esas parejas satisfechas de larga duración.
Claro, mantener una unión es mucho más complejo de lo que se cree, pues requiere conservar un equilibrio entre la vida afectiva, la sexual y las responsabilidades.
Sin embargo, no debemos olvidar que existen alternativas para avivar la llama en la relación, como afirma un estudio realizado por la Universidad Carleton de Canadá. ¡No tires la toalla si aún existe amor!
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