5 alternativas al castigo
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
¿Sabías que los castigos no son la única forma de que tu hijo aprenda una lección? Existen alternativas de crianza que permiten un mejor desarrollo del niño.
De hecho, muchos psicólogos coinciden en que los gritos o azotes solo funcionan a corto plazo porque no modifican la conducta indecisa de los pequeños. Además, afectan de forma directa su salud emocional.
¿Recuerdas cómo te sentías cada vez que mamá o papá te gritaban por no guardar los juguetes? ¿O las veces que lloraste cuando te reprimieron desde un punto de vista físico? Así se siente tu hijo cuando lo castigas utilizando la agresión verbal o física.
A continuación descubrirás 5 alternativas al castigo que te ayudarán a educar a tu hijo de forma más pacífica.
5 alternativas para evitar el castigo
Aunque tu intención sea cambiar una conducta errónea en tu pequeño, castigarlo solo lo hace sentirse humillado y confundido.
Con esa estrategia es difícil que aprenda cuál es el buen comportamiento que deseas enseñarle y lo más probable es que busque para evitar el regaño y vea la violencia como medio para resolver los problemas.
En relación a esto, una publicación de Kids Health señala que los bebés y los niños pequeños no establecen una conexión directa entre su manera de comportarse y el castigo físico.
Por eso, entre las mejores alternativas al castigo para corregir los comportamientos inadecuados de los niños está la conversación.
Sin embargo, en algunas ocasiones, esto no es suficiente y se deben tomar en cuenta otras opciones educativas que estén acompañadas de refuerzos positivos para que el niño sea capaz de entender por qué está equivocado y logre cambiar de actitud.
La disciplina positiva es un método muy beneficioso para la relación entre padres e hijos, ya que esta se basa en el cariño y respeto mutuos.
No implica que debas ceder ante los caprichos de tu hijo, pero tampoco se trata de ser muy autoritario.
A lo que se refiere esta práctica es que los padres deben ser firmes, considerando los sentimientos y necesidades de los niños y las propias. En la siguiente lista te mostramos qué puedes hacer para lograrlo.
1. Conversa con tu hijo y aborda el problema
A muchos padres se les complica conversar con sus hijos sin terminar en una discusión. Esto suele suceder cuando los niños necesitan ayuda, pero se niegan a expresarlo.
De acuerdo a una publicación de Healthy Children, una buena alternativa al castigo es escuchar al pequeño y dejar que se comunique. No te adelantes diciéndole que sabes cómo se siente.
Muchas conversaciones terminan en discusión porque los padres intervienen antes de tiempo, cuando su hijo aún no siente que ha dejado claro su punto de vista. Aunque sepas qué puede estar sucediendo en la mente de tu hijo, expresa curiosidad por lo que te comente.
De esta forma, él se sentirá seguro y listo para comentarte lo que ocurre. Una vez que se abra contigo, ambos serán capaces de conseguir la solución al problema.
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2. Explícale las consecuencias de sus actos
Las palabras marcan la diferencia. Decirle a tu hijo frases como “si haces esto, voy a hacer que te arrepientas” solo hará que sienta miedo hacia ti y no respeto. Además, estas expresiones tampoco le enseñan cuáles son las conductas que debe cambiar.
Lo mejor es conversar con tu hijo y hacerle entender que sus actos traen consecuencias que pueden afectar a las personas a su alrededor.
Debes ser firme y directo, pero sin dejar la dulzura a un lado. No olvides felicitar a tu pequeño cuando se comporte de manera adecuada, así sabrá cuál es el camino correcto a seguir. Además intenta premiarlo con tiempo de entretenimiento en familia. Verás los buenos resultados de esta práctica.
3. Reconoce cuándo no debes responder
Una de las alternativas a los castigos es aprender a ignorar un mal comportamiento y dejar que aprendan por ellos mismo las consecuencias de sus actos.
Por supuesto, no se pueden pasar por alto situaciones que pongan en peligro al pequeño. Pero, si ves que tira sus galletas, por ejemplo, deja que se de cuenta por sí mismo que pronto no quedará ninguna para comer.
4. Pídele que se disculpe
De seguro has obligado a tu hijo a decir “lo siento” cuando se porta mal, pero ¿has pensado en el verdadero poder de estas palabras? Las disculpas inmediatas, en ocasiones, no son la mejor manera de actuar.
Tu pequeño necesita reflexionar sobre su comportamiento y el conflicto. Permite que procese sus acciones y cómo estas pudieron afectar los sentimientos de otros.
Una vez que esté tranquilo, conversa con él acerca de lo ocurrido y pídele que piense sobre las otras personas a quienes puede estar lastimando. Cuando él haya reflexionado sobre la situación, verás que la disculpa saldrá de forma natural y será mucho más honesta que una disculpa inmediata.
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5. Aplica el ‘tiempo fuera’
Otra de las alternativas al castigo es el tiempo fuera o time out. Esta, según una investigación de Paediatrics Child Health es una técnica eficaz, si se aplica de la manera adecuada, para evitar que el niño reciba atención que refuerce su mal comportamiento.
La idea es dejar que tenga un tiempo a solas (de 1 a 5 minutos dependiendo de la edad) para que piense en lo que hizo mal.
¿Te parece si pones a prueba estos consejos?
Vale la pena recordar que el castigo tiene consecuencias negativas que cualquier padre debería evitar. Esta forma de disciplina puede fomentar la aparición de la culpa y el resentimiento, y tener el efecto contrario de lo que se quiere conseguir en la actitud del pequeño.
Ten en cuenta estas 5 recomendaciones y no olvides que la comunicación es uno de los pilares más importantes de cualquier relación.
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