5 consejos para proteger tu salud hepática
Revisado y aprobado por la bióloga, médica María Belén del Río
Proteger tu salud hepática es una cuestión vital, ya que el hígado es un órgano que interviene en múltiples funciones del organismo. Para ayudarte con ello, en este artículo compartimos algunos consejos. De este modo podrás mejorar tu salud y asegurarte una mejor calidad de vida. ¡Sigue leyendo para conocerlos!
¿Por qué es importante proteger tu salud hepática?
El hígado participa en más de 500 funciones vitales. Estas son solo algunas de ellas:
- Almacena glucosa.
- Apoya el sistema inmunitario.
- Regula la coagulación de la sangre.
- Interviene en el metabolismo de algunas hormonas.
- Se encarga de la depuración de toxinas en el organismo.
- Se encarga del metabolismo de macronutrientes (carbohidratos, lípidos y proteínas).
Dado que cumple tantas funciones, cuando el hígado no consigue realizar alguna (o incluso varias) correctamente, el resto del cuerpo se resiente considerablemente.
Muchos factores de la vida moderna pueden dañar la función del hígado, como una dieta inadecuada, el consumo excesivo de alcohol, la falta de un tratamiento adecuado para distintos problemas de salud (hereditarios, adquiridos, etc.), el estrés oxidativo, el estrés emocional crónico sin gestionar, entre otros. Por ello, siempre es importante conocer (y aplicar) las medidas que ayudan a cuidar la salud hepática.
5 consejos para proteger tu salud hepática
Para proteger tu salud hepática no habrá nada mejor que un estilo de vida saludable y el seguimiento de las indicaciones del médico. Esto último tiene como finalidad prestarle atención a tus particularidades de la forma más acertada posible.
En líneas generales, los consejos que debes de tener en cuenta vienen a ser los siguientes que vamos a comentarte.
1. Alimentación saludable
El consumo de alimentos frescos es determinante para proteger la salud hepática. Debido a su contenido de vitaminas, minerales y compuestos antioxidantes, son claves para ayudar a este órgano en sus funciones.Mantener una alimentación saludable es fundamental para cuidar la salud hepática. Una buena forma de hacerlo es sustituyendo las grasas saturadas y las grasas trans en la dieta por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, especialmente los ácidos grasos omega-3 (que están presentes en el pescado azul y el aceite de oliva, por ejemplo).
A la par de esto, es recomendable consumir alimentos con un índice glucémico bajo, como la mayoría de las frutas, verduras y granos enteros. En este mismo orden, será fundamental darle prioridad al consumo de alimentos frescos por encima de cualquier producto industrial ultraprocesado (bollería, snacks, etc.)
Hay quien considera que una dieta rica en vegetales sería una manera de cuidar el hígado. También, una dieta rica en hortalizas crudas, cítricos, frutos secos y aceites de semillas. No obstante, lo ideal es mantener una alimentación equilibrada, en la que estén presentes todos los grupos de alimentos, según las indicaciones del médico.
2. Reducir el azúcar
La obesidad y la diabetes son dos enfermedades que han aumentado de manera significativa en las últimas décadas. Aunque la sobrealimentación y el sedentarismo son dos factores clave, el consumo de azúcar es también un factor decisivo.
El azúcar y todos los productos que lo contienen (por ejemplo, las bebidas tipo refresco de cola, las aguas saborizadas, etc.) inciden de manera directa en la acumulación de grasa hepática. Esto puede llevar, con el paso del tiempo, a la enfermedad del hígado graso.
Por tanto, es fundamental reducir el consumo de azúcar en la dieta hasta lograr tomarlo en cantidades mínimas. En el proceso, podemos sustituirlo por otros endulzantes como la estevia, el azúcar de coco, el xilitol, la panela o la miel de abeja pura.
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3. Tomar cardo mariano
De acuerdo con algunas investigaciones, las semillas de cardo mariano contienen silimarina, un compuesto muy beneficioso para proteger tu salud hepática. Se considera que tiene potencial para contribuir en el tratamiento de diferentes tipos de enfermedades del hígado: cirrosis, hígado graso, resistencia a la insulina, etc.
La silimarina destaca por su efecto antioxidante y antiinflamatorio. A diferencia de otros remedios, este podría incluso promover la regeneración del hígado. Su tratamiento a largo plazo puede ser eficaz en casos de cirrosis, pero debe estar siempre prescrito y supervisado por el médico.
4. Controlar la ira para proteger la salud hepática
Aprender a manejar emociones como la ira puede contribuir al cuidado de la salud hepática. Si bien lo ignoramos, las emociones inciden de forma significativa sobre el bienestar.Según la antigua medicina china, todos los órganos tienen una relación con las emociones. Esta conexión entre el cuerpo y la mente nos da una perspectiva diferente para complementar cualquier tratamiento médico.
En el caso del hígado, la emoción predominante cuando sufrimos alguna alteración en este órgano es la ira. Es decir, que combatir la ira podría ayudarnos a prevenir desequilibrios hepáticos, junto con otros buenos hábitos.
Aunque no existen estudios científicos que puedan probar esta relación, la psicosomática demuestra que las emociones sí afectan a la salud. Por tanto, debemos procurar potenciar las emociones positivas día a día. Además, ¿a quién le podría perjudicar vivir con alegría y serenidad?
5. Un estilo de vida sano
Para acabar, y a modo de síntesis, debemos señalar cuál es la mejor manera de proteger tu salud hepática: una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. Esto incluye evitar el tabaco y el alcohol, descansar bien por la noche, beber suficiente agua y vivir con alegría.
Llevar a cabo estos consejos no es difícil, aunque supongan algunos cambios importantes en nuestra vida diaria. Por ello mismo, vale la pena empezar a incluirlos en el día a día para ir mejorando nuestra forma de cuidarnos y, por consiguiente, nuestra salud.
En definitiva, proteger tu función hepática te ayudará a vivir mejor. Por ello, ningún esfuerzo que hagas para hacerlo estará de más.
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