¿Qué es la afaquia y cuál es su tratamiento?

La afaquia es el término utilizado cuando el cristalino está ausente en el ojo. Por lo que debe ser sustituido por una lente artificial. Conoce las opciones terapéuticas.
¿Qué es la afaquia y cuál es su tratamiento?
Maryel Alvarado Nieto

Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto.

Última actualización: 09 julio, 2023

El cristalino es una estructura transparente en el ojo que sirve como lente, permitiendo que los rayos de luz ingresen e incidan sobre la retina para enfocar las imágenes. La afaquia es el término médico con el que se conoce a la ausencia del cristalino.

Existen diversas causas para que esta estructura no esté presente en el ojo. La más frecuente es la secundaria a la extirpación por presencia de cataratas.

Por su parte, la afaquia congénita es una entidad muy rara, que con frecuencia se asocia a otras alteraciones estructurales en el ojo del recién nacido. Es por ello que una inspección general de los ojos al momento del nacimiento es necesaria para advertir cualquier problema. Podría significar una limitación visual o incluso ceguera por el resto de la vida.

Función del cristalino

La transparencia del cristalino es esencial para permitir que la luz ingrese en el ojo. De igual manera, lo es su principal función: la acomodación.

Con este último término se conoce a la capacidad del cristalino de cambiar de forma, dependiendo de la necesidad visual. Así, es posible enfocar los haces de luz en la retina.

El cristalino adopta una forma casi esférica para la visión cercana y una semiplana para observar objetos que se encuentran a la distancia.

En la afaquia, al estar ausente el cristalino, no es posible la acomodación y los rayos luminosos ingresan sin un foco. Esto ocasiona visión alterada y borrosa que, dependiendo de si la condición afecta a uno o ambos ojos, puede también asociarse a otros problemas ópticos.

¿Cuáles son las causas de la afaquia?

En la vida intrauterina, las alteraciones en la inducción de las estructuras precursoras del cristalino son una causa rara de afaquia. Estos niños suelen presentar otros defectos oculares, como la aniridia o ausencia de iris.

Por el contrario, la causa más frecuente de afaquia en adultos es la cirugía de cataratas. En ella se extrae el cristalino opaco para evitar las limitaciones visuales.

Corrección de cataratas: principal causa de afaquia

Las cataratas son opacidades que aparecen en el cristalino, limitando la entrada de luz hacia la retina. Estas manchas opacas pueden afectar a uno o ambos ojos y su ubicación en la lente varía.

Aunque existen múltiples causas, en el recién nacido suelen ser secundarias a infecciones maternas durante el embarazo. Del mismo modo, las alteraciones genéticas y las anomalías cromosómicas son causas también.

En cambio, en el anciano, las opacidades del cristalino aparecen como resultado del proceso de envejecimiento. Otras causas de cataratas, tanto en niños como en adultos, son las de origen traumático, metabólico o las relacionadas con el uso de fármacos (corticosteroides). Asimismo, la visión afáquica puede ser el resultado de la dislocación o luxación del cristalino.

Cataratas.
Las cataratas pueden ser grandes, con gran compromiso visual, o más pequeñas, de evolución progresiva.

Opciones terapéuticas en la afaquia

La meta de la corrección de la afaquia es sustituir la lente natural ausente por una artificial. Aunque las lentes intraoculares (LIO) parecen la opción más lógica, su utilidad depende de la edad del paciente.

En el adulto, este es el tratamiento ideal en la mayoría de los casos. Sin embargo, en los niños deben tenerse otras consideraciones.

Anteojos

Los lentes de montura siguen teniendo utilidad en la corrección de la afaquia, en especial en pacientes pediátricos con afección bilateral. En menores de 2 años, la elección suele ser la de anteojos monofocales. Posterior a esa edad se añaden segmentos bifocales para mejorar la visión lejana.

Los lentes aéreos resultan una opción atractiva para aquellos padres que no se sienten cómodos frente a la manipulación de lentes de contacto en sus hijos. Ya sea por problemas visuales propios o por dificultad en la colocación de los mismos.

Las verdaderas ventajas de las gafas es que son más económicas que los lentes de contacto y brindan protección frente a los rayos ultravioleta (UV). De hecho, existen algunos materiales que se oscurecen en presencia de claridad, teniendo el beneficio adicional de minimizar la sensibilidad a la luz.

Sin embargo, son gruesos y pesados, por lo que son considerados poco estéticos. De igual forma, como tienden a magnificar las imágenes, tienen un impacto psicológico y social en el paciente.

Con este tipo de anteojos, el campo visual está disminuido y es posible que los objetos aparezcan y desaparezcan frente a los ojos. Además, no tienen utilidad en la afaquia unilateral o cuando las diferencias en los aumentos entre ambos ojos es grande. Ello es debido a que no permiten el desarrollo de la visión binocular, generando ambliopía y estrabismo.



Lentes de contacto afáquicos

Los lentes de contacto son un recurso muy útil en la rehabilitación visual en pacientes de cualquier edad. Asimismo, pueden ser utilizados en casos de afección de un solo ojo o en personas con afaquia bilateral.

Las mayores desventajas que presentan es su alto costo y la constante necesidad de recambio, debido al crecimiento del ojo en los primeros años de vida. La colocación puede resultar difícil para algunos padres.

Del mismo modo, la pérdida ocasional del lente representa un problema adicional que hay que tener en cuenta. Por lo general, en los niños con afaquia monocular, se recomienda que el ojo contralateral sea ocluido para evitar el desarrollo de alteraciones de la visión.

En el mercado existen lentes rígidas o flexibles que han mostrado buena tolerancia.

Similar a lo que ocurre con las gafas de montura, en niños pequeños se adicionan algunas dioptrías para aumentar el enfoque de la visión cercana. Luego, dependiendo del seguimiento del paciente, se decide pasar a lentes bifocales, lo que suele ocurrir entre los 2 o 3 años de edad.

Algunos padres prefieren acudir cada mes a la consulta para que los lentes de contacto sean reemplazados por un especialista. Es otra posibilidad.

Lentes intraoculares (LIO)

Los implantes de lentes intraoculares resultan una opción atractiva para rehabilitar la visión de niños mayores y adultos. Por el contrario, los problemas técnicos a los que se enfrenta el cirujano, tanto en la elección de la lente intraocular apropiada en niños pequeños como los altos riesgos de complicaciones posteriores, la convierten en la opción menos viable para estos pacientes.

Con los avances tecnológicos, la edad recomendada ha disminuido.

El principal estudio que llevó el seguimiento del tratamiento de la afaquia en la niñez, The Infant Aphakia Treatment Study (IATS), se realizó con pacientes que no poseían otra anomalía estructural en el ojo. Por lo que las consideraciones en niños con afecciones adicionales deben ser evaluadas por un equipo experimentado.

El implante de lentes intraoculares no elimina la necesidad de usar gafas de montura. Existen cambios refractarios que se deben corregir posterior a la cirugía y es frecuente que se recurra a los anteojos.

Asimismo, las principales complicaciones a tener en cuenta con los LIO son el desarrollo de glaucoma y la opacificación del eje visual. Sin mencionar las dificultades quirúrgicas dependientes de la condición en la que se encuentra cada ojo.

Cirugía con lente intraocular.
La colocación de un LIO es una práctica cada vez más habitual. Sin embargo, no deja de ser una cirugía con sus riesgos.

Seguimiento: la clave del éxito en la afaquia

Es de vital importancia que los padres comprendan que la cirugía de cataratas es solo el primer paso para la rehabilitación visual del niño. La cooperación de los adultos es indispensable para el éxito del abordaje de la afaquia.

Durante los primeros años, los controles son periódicos y frecuentes, pero el seguimiento de estos pacientes debe mantenerse durante toda la vida. Algunas de las consultas deberán ser realizadas bajo sedación para permitir una revisión exhaustiva en niños pequeños.


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