¿Los alimentos genéticamente modificados son malos para la salud?
Escrito y verificado por la nutricionista Florencia Villafañe
Durante años, los seres humanos han utilizado métodos de modificación tradicionales para criar plantas y animales con rasgos más deseables. Sin embargo, la verdadera revolución se dio cuando aparecieron los alimentos genéticamente modificados.
Esta técnica, que surgió en en los años 70 con los descubrimientos de la ingeniería genética, ha permitido que los alimentos duren más, tengan mejores cualidades organolépticas, entre otros beneficios. Pese a esto, mucha gente tiene preocupaciones sobre cómo podrían afectar a la salud humana. ¿Quieres saber más al respecto?
¿Qué son los alimentos genéticamente modificados (OGM)?
Con la sigla OGM se hace referencia a los alimentos que se han creado mediante ingeniería genética. En resumen, este es un proceso que involucra los siguientes pasos:
- Identificar la información genética o «gen», que otorga un rasgo deseado a una planta, animal o microorganismo.
- Copiar la información del organismo que tiene ese rasgo.
- Insertar esa información en el ADN de otro organismo.
- Lograr el crecimiento de un nuevo organismo con otros genes.
El objetivo de esto es amplio. En resumen, se puede decir que pretende lo siguiente:
- Mejorar el crecimiento de los alimentos.
- Ampliar su contenido nutricional.
- Prolongar su vida útil.
- Aumentar su resistencia a las plagas.
- Incrementar la facilidad de cultivo.
De hecho, un estudio publicado en la revista Missouri Medicine, en el año 2014, detalla esto en profundidad. Si bien la elaboración alimentos con genes modificados ha tenido un impacto fuerte en la sociedad, este proceso también se da de forma natural y es un fenómeno común y cotidiano.
¿Por qué se busca modificar los alimentos?
Como se mencionó, los fabricantes utilizan la modificación genética para dar a los alimentos características deseables. Como ejemplo, las nuevas variedades de manzanas que se han diseñado se oxidan con menor facilidad cuando se cortan o se magullan.
Sin embargo, el objetivo principal es evitar que crezcan enfermedades y plagas a medida que crecen, dado que estas alteran y deterioran de forma notable la producción. En este sentido, se logró que sean resistentes a los herbicidas que les aplican para evitar que esto suceda.
Por ejemplo, uno de los cultivos transgénicos más comunes es un tipo de maíz, cuya modificación produce una toxina que hace que pueda resistir a las plagas. Con ello, reduce la necesidad de pesticidas, tal y como lo expone el estudio «la seguridad alimentaria y medioambiental de los cultivos Bt».
Esto, sumado a que gracias a ello se determina qué características tendrá el producto final, reduce los costos para el consumidor y, de paso, permite garantizar que más personas tengan acceso a alimentos de calidad.
Miedos que rodean el consumo de OGM
Si bien la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sugiere que los alimentos transgénicos son seguros y sostenibles, existe cierta preocupación en torno a su posible efecto sobre el medio ambiente y su seguridad para el consumo humano.
Las preocupaciones principales es que las modificaciones genéticas generen problemas como alergias o mayor probabilidad de cáncer, o bien, que los alimentos contengan algún tipo de componente perjudicial.
Alergias
El temor a que los alimentos genéticamente modificados causen alergias está dado porque estos contienen genes que son extraños. De hecho, en un estudio realizado a mediados de la década de 1990 se descubrió que agregar una proteína de nueces de Brasil a la soja transgénica podría desencadenar una reacción alérgica en personas sensibles a estos frutos secos.
Sin embargo, después de este descubrimiento, este alimento se retiró de inmediato. Ahora bien, las preocupaciones son válidas, pero hasta el momento no hay informes de alergias que identifiquen a los alimentos transgénicos como los causantes.
Incluso, los investigadores que desarrollan estos productos hacen las pruebas necesarias para asegurarse de que los alérgenos no se transfieran de un alimento a otro. Además, estos productos no son más propensos a desencadenar alergias que sus homólogos no transgénicos.
Cáncer
Debido a que los cánceres son causados por mutaciones en el ADN, hay cierto temor en que comer alimentos con genes agregados pueda incidir en el desarrollo del cáncer. Así pues, esta preocupación puede estar dada a que en un estudio en ratones se relacionó la ingesta de OMG con un mayor riesgo de tumores y muerte prematura.
Sin embargo, este no respetaba el diseño correcto, por lo que aparecieron varias investigaciones que demostraron que no era válido. Por ahora, no hay datos certeros en humanos, por lo que se necesita indagar el tema en mayor profundidad para llegar a conclusiones.
Intoxicación con pesticidas
Por otra parte, aunque los cultivos transgénicos son convenientes para los agricultores, existen preocupaciones por el daño ambiental. En relación a esto, se puede mencionar que la mayoría de estos cultivos son resisten a los herbicidas, como «Roundup».
Esto significa que se puede usar con tranquilidad sobre los alimentos. Sin embargo, las malezas han desarrollado resistencia a este producto con el pasar del tiempo. Como consecuencia, cada vez se necesita usar una cantidad mayor del mismo.
El problema radica en que este herbicida tiene como ingrediente activo al glifosato, que está asociado con diversas enfermedades, como por ejemplo cánceres, problemas respiratorios, malformaciones congénitas, entre otras.
Incluso, quienes viven en zonas cercanas a los cultivos son los más afectados, ya que están expuestos a altas dosis de este compuesto. De ahí la necesidad de regular el uso de los mismos.
Por todo lo anterior, hay un movimiento ambientalista que pretende concientizar a las personas que desconocen de esta problemática y que siguen consumiendo alimentos genéticamente modificados.
¿Cómo identificar los alimentos genéticamente modificados?
- Si un aceite de canola transgénico tiene más ácido láurico que el tradicional, debe etiquetarse como «aceite de canola laurato».
- En un aceite de soja que tenga más ácido oleico que el aceite convencional, se deberá etiquetar como «aceite de soja alto oleico».
Esto permite que el rotulado sea diferente, pero no que las personas sepan que ello refiere a un alimento modificado. Debido a esto, la nueva Norma Nacional de Divulgación de Alimentos de Bioingeniería, que entrará en vigor en enero del 2022, asegurará que todos los alimentos que contengan ingredientes transgénicos sean etiquetados como «derivados de bioingeniería» o «bioingeniería».
¿Qué recordar sobre alimentos genéticamente modificados?
Los alimentos genéticamente modificados ofrecen ventajas notorias y han demostrado ser seguros hasta ahora. A pesar de esto, es necesario el desarrollo de nuevas investigaciones que sigan evaluando sus efectos en la salud humana.
Algo que sí es concreto es que permiten producir alimentos en cantidades abundantes, pero que el daño al medio ambiente también crece en paralelo.
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- Resnik, D. B. (2015). Retracting inconclusive research: lessons from the Séralini GM maize feeding study. Journal of Agricultural and Environmental Ethics, 28(4), 621-633.
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- Koch, M. S., Ward, J. M., Levine, S. L., Baum, J. A., Vicini, J. L., & Hammond, B. G. (2015). The food and environmental safety of Bt crops. Frontiers in plant science, 6, 283.
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