Ansiedad dental: características y tratamiento
Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa
Son muchas las personas que a la hora de ir al dentista se ponen nerviosas y sienten algo de temor. Pero en algunos casos, esta ansiedad dental puede llevar a evitar las visitas odontológicas, poniendo en riesgo la salud bucal.
La ansiedad es un estado emocional que nos ayuda a defendernos en situaciones amenazantes. Pero algunas veces, esta respuesta se torna exagerada o deficiente, dando lugar a un desorden psicológico, como es el caso de la ansiedad dental.
Es cierto que el ámbito odontológico posee instrumentales, sonidos y olores que pueden generar incomodidad. Pero mientras más se postergue la atención, mayor es el riesgo de desarrollar problemas bucodentales graves que requerirán tratamientos más complicados.
Si eres de los que cancelan sus citas odontológicas por cualquier excusa, sigue leyendo.
¿Qué es la ansiedad dental?
La ansiedad dental es un estado emocional que se presenta con sensaciones desagradables y puede generar cambios psicofisiológicos al pensar en los tratamientos odontológicos. La idea intrapsíquica de temor a los procedimientos dentales genera una respuesta defensiva con manifestaciones físicas y mentales.
La anticipación del temido tratamiento odontológico es capaz de generar un sentimiento de miedo y angustia en la persona. Con solo pensar en la posibilidad de acudir al dentista se origina una creencia de peligro o amenaza que desencadena una respuesta defensiva multisistémica.
Esta situación de temor exagerado ante la posibilidad de recibir atención odontológica se convierte en un impedimento para que el paciente acuda al dentista. Los tratamientos se postergan, las citas se cancelan, el dolor se soporta en exceso y la salud bucodental entra en detrimento. Esta problemática es muy frecuente y afecta tanto a niños como a adultos.
Causas de la ansiedad dental
Son varios los motivos que pueden llevar a una persona a sufrir ansiedad dental. A continuación, mencionamos algunas situaciones que pueden originar este trastorno:
- Características propias de la personalidad.
- Experiencias dentales pasadas traumáticas, sobre todo durante la infancia.
- Influencia de familiares o pares que padecen ansiedad dental: personas cercanas que hacen comentarios negativos sobre la atención odontológica pueden transmitir y despertar temores en el paciente.
- Temor a la sangre, a las heridas, al dolor o a los pinchazos: algunas personas tienen miedo a las agujas, a ver sangre o creen que la anestesia no funcionará con ellos.
- Miedo a la anestesia: algunos pacientes se preocupan por lo que sentirán al estar anestesiados o temen presentar mareos o nauseas.
- Falta de espacio personal: a muchos pacientes los incomoda la cercanía del dentista cuando realiza los tratamientos.
- Falta de control: no poder observar ni controlar lo que sucede en su boca es lo que les genera ansiedad dental a varios.
Las exodoncias, los tratamientos de conducto, los arreglos y el tallado de dientes implican colocar anestesia, usar la turbina, las pinzas o las limas. Esto los convierte en los tratamientos que más ansiedad provocan. La sensación de ahogamiento que genera la toma de impresiones o los movimientos fuertes que realiza el dentista durante los raspados radiculares también pueden desencadenar el temor.
Síntomas de la ansiedad dental
La ansiedad dental es un fenómeno multidimensional, pues en la respuesta defensiva interactúan componentes cognitivos, fisiológicos y motores. La combinación de estos aspectos hace que el paciente experimente diferentes tipos de sensaciones incómodas.
A nivel cognitivo hay una sensación desagradable, displacentera, que interfiere en la concentración e impide recordar algunos eventos. Además, hay hipervigilancia atencional que hace que la persona se encuentre en un constante estado de alerta. Es común que el paciente no pueda dormir las noches previas a una cita con el dentista.
Los aspectos fisiológicos son aquellos que activan el sistema nervioso autónomo. Esto puede ocasionar que el paciente presente palpitaciones, transpiración, mareos o falta de aire.
El componente motor se refiere a los comportamientos poco adaptativos que realiza la persona. Estos pueden ir desde la evitación del acto odontológico hasta la fuga o escape de la consulta dental.
Padecer ansiedad dental es un problema serio que lleva a la persona a evitar las consultas odontológicas. Cualquier excusa es buena para no visitar al dentista y la cancelación de los turnos una y otra vez es habitual.
Esto ocasiona consecuencias negativas en la salud bucodental. Es común que los pacientes con este problema presenten caries, gingivitis o enfermedad periodontal y no busquen ninguna solución.
Las complicaciones, como el dolor o las infecciones, suelen ser las que terminan obligando al paciente a visitar al odontólogo y enfrentar su problema. Al acudir a la consulta odontológica, las personas suelen expresar su disconformidad de estar en esa situación. Son poco colaboradores, les cuesta mantenerse quietos y en algunos casos hasta pueden huir del consultorio o enojarse con el profesional.
Tipos de ansiedad dental
Las manifestaciones de la ansiedad dental son variadas y distintas en cada paciente. De todos modos, según la intensidad de los síntomas se pueden diferenciar los siguientes 3 tipos:
- Adaptativa: se trata de la forma más leve. El paciente es capaz de mantener la calma a pesar de su ansiedad. Suele haber dificultades al principio del tratamiento, pero se logra sobrellevar el temor.
- Media: en estos casos, la sintomatología es más notoria, pues es evidente el deterioro psicofísico del paciente. La persona muestra una actitud desconfiada y hay agitación psicomotriz que requiere que el odontólogo adapte el tipo de consulta para poder llevar a cabo los procedimientos necesarios.
- Incapacitante o bloqueante: es el tipo de ansiedad dental más severa. El miedo es tan intenso que provoca síntomas que imposibilitan realizar el examen, diagnóstico o tratamiento odontológico y es necesario suspender la atención.
¿Cómo se trata la ansiedad dental?
Seguir postergando la atención odontológica no es una solución al problema de ansiedad dental. Poder enfrentar la situación y buscar maneras y alternativas para acceder a las terapéuticas necesarias es fundamental para tener una boca saludable.
A continuación, compartimos algunos consejos que te pueden ayudar a superar el temor al dentista y recibir la atención odontológica que necesitas.
1. Decir lo que se siente
Para poder sobrellevar todos los temores y dudas que surgen respecto al tratamiento dental es fundamental poder compartir lo que se siente y se piensa. Tener una buena comunicación con el odontólogo es primordial para crear un vínculo de confianza que facilite la atención.
Al hablar con el dentista será posible desahogarse sobre las malas experiencias pasadas y las preocupaciones y temores que surgen por la atención odontológica. Conociendo las necesidades y las dudas del paciente, el profesional podrá tratarlo mejor, aclarar sus inquietudes y adaptar los procedimientos.
Es importante informar sobre la ansiedad dental desde el momento en que se agenda el turno. De esta manera, la misma recepcionista podrá comenzar a ayudar a la persona programando turnos más largos y buscando el primer horario para que no haya extensas esperas que aumenten la ansiedad.
Al no poder hablar por tener la boca abierta, es conveniente acordar alguna señal con el dentista que le indique que se necesita un descanso. Levantar la mano, por ejemplo. Esto aporta tranquilidad, pues el paciente sabe que puede seguir comunicándose con el profesional y tiene cierto control.
Es fundamental hacer saber al dentista si se siente dolor a pesar de haber recibido anestesia, pues se puede solucionar fácilmente agregando un poco más. Aguantar el dolor solo aumentará el temor y la imagen negativa de la práctica odontológica.
2. Distraerse
Buscar maneras de distraer la mente y evitar que los pensamientos solo se centren en la atención odontológica es una excelente manera de sobrellevar la situación. Ocupar las manos apretando una bola antiestrés o jugar con un objeto pequeño como un fidget spinner, por ejemplo, es una buena manera de entretenerse mientras el dentista hace su trabajo.
Ponerse auriculares y escuchar la música que más te gusta, un audiolibro o un podcast también ayudan a no pensar en lo que está haciendo el dentista. Además, es una buena manera de no percibir el ruido de la turbina.
Algunos consultorios colocan música ambiental para ayudar a la relajación del paciente. Otras clínicas incluso disponen de pantallas con películas o lentes de realidad virtual para sobrellevar mejor el momento de la consulta.
Las canciones son una excelente alternativa para calmar a los niños durante la atención. Los juegos previos en la sala de espera son otro recurso que ayuda a los más pequeños a disminuir su ansiedad dental.
3. Usar técnicas de relajación
Practicar alguna técnica de relajación mental predispone a estar más tranquilo y colaborador en el momento de la atención odontológica. Visualizarse en algún lugar feliz o concentrarse en la propia respiración pueden ayudar a calmarse.
La relajación incluso comienza en la sala de espera. Se recomiendan ejercicios de respiración profunda, inhalando y exhalando despacio durante algunos segundos.
Hacer consciente cada parte del cuerpo e intentar relajar uno a uno todos los músculos del cuerpo es un ejercicio muy tranquilizador. Se puede iniciar en la cabeza, concentrarse en relajar la frente, las mejillas, el cuello y así ir bajando por todo el cuerpo hasta llegar a los dedos de los pies.
4. Pedir al dentista una explicación detallada del tratamiento
Que el odontólogo explique paso a paso lo que va a realizar en la boca evita sorpresas o sustos. Al saber qué esperar es más fácil relajarse durante la atención.
En algunos casos, sobre todo en niños, el dentista puede mostrar el instrumental que va a utilizar y hacer una demostración del procedimiento. Conocer lo que se está realizando en el interior de la boca le otorga al paciente cierta sensación de control y bienestar.
5. Minimizar los factores desencadenantes
Esta es una medida que adopta el odontólogo en el momento de la atención para disminuir la exposición del paciente a aquellas situaciones que desencadenan la ansiedad dental. Tapar el instrumental o colocarlo en un sector del consultorio donde el paciente no lo vea puede evitar el temor que las agujas o pinzas generan.
Rociar la sala de espera con fragancias agradables podría evitar que los pacientes sientan el olor a dentista. De esta manera, se bloquea el estímulo olfatorio que muchos pacientes asocian con la atención odontológica y que les genera ansiedad.
Ofrecer una anestesia eficiente que reduzca las posibilidades de que el paciente perciba cualquier molestia también es pertinente en estos casos. El uso de técnicas especiales y métodos accesorios, como la colocación de cremas tópicas antes del pinchazo, aportan comodidad en estas situaciones.
6. Recurrir a la medicación
Puede que el profesional considere oportuno recurrir al uso de fármacos para ayudar al paciente a relajarse cuando las demás maniobras no han dado buenos resultados. La sedación consciente por vía oral o inhalatoria puede ser de utilidad para algunas personas.
La medicación es capaz de provocar un estado de somnolencia, una leve amnesia y la tranquilidad que el paciente necesita para dejar al profesional trabajar en su boca. Según la severidad y las necesidades del caso se elegirán las diversas opciones farmacológicas.
En las ansiedades dentales más grave se puede recurrir a una sedación profunda o incluso a la anestesia general. De todos modos, esta alternativa se suele dejar como una de las últimas opciones.
7. Realizar una interconsulta psicológica
Muchas veces, el odontólogo no es capaz de ayudar al paciente a superar su problema de ansiedad dental por sí solo. En esos casos es necesario derivar al paciente a un psicólogo que le ofrezca a la persona otras herramientas para superar su problema.
La importancia de pedir ayuda
A veces se puede naturalizar la sensación de temor al dentista y no ser consciente del problema real que este miedo conlleva. Poder asumir que se padece ansiedad dental es fundamental para abordar este trastorno que tiene consecuencias muy negativas en la salud bucodental.
Acudir al dentista con confianza y plantearle los miedos que los tratamientos dentales generan es el primer paso para comenzar a superar esta afección. El profesional dispone de los recursos necesarios para ayudarte a sobrellevar los temores y de a poco acceder a los tratamientos dentales con más tranquilidad.
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