¿Tienes ansiedad por lo dulce?
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
¿Cuantas veces te has despertado en medio de la noche con unas ganas irrefrenables de comer cualquier cosa con azúcar? La ansiedad por lo dulce es algo recurrente que nos puede sonar a todos.
A veces, nos asalta un “capricho” súbito en mitad de la noche. Nos levantamos y vamos en busca de un batido, un pastel, un magdalena… Cualquier cosa que pueda aliviarnos, saciarnos, complacernos. Por un instante lo conseguimos: la presión y la ansiedad bajan y experimentamos bienestar.
El problema es que esto puede convertirse en un ciclo peligroso: en poco rato ese pico de satisfacción que nos ha proporcionado el azúcar desciende, y entonces aparece la culpabilidad aumentando de nuevo tu nivel de inquietud para proceder nuevamente en esa misma necesidad: en la ansiedad por lo dulce.
Si este es tu problema, es importante que conozcas algunos trucos para reducir esta conducta tan común entre una buena parte de la población. Y recuerda que, aunque estos consejos pueden ayudarte, si tienes problemas con la alimentación lo mejor es que acudas a un nutricionista o, en el caso de que sea un problema de ansiedad, a un psicólogo.
Ansiedad por lo dulce ¿a qué se debe?
A nuestra ansiedad le encanta el azúcar. Esto es así por un hecho muy simple: todo alimento, golosina o producto con elevados azúcares genera un bienestar temporal en nuestro cerebro, una dosis fugaz pero intensa de serotonina y dopamina.
Así, y por llamativo que nos parezca, el azúcar actúa en numerosas ocasiones como una droga. Así nos lo demuestra la evidencia clínica y estudios como los de la doctora Uma Naidoo, experta alimentación emocionan en la Universidad de Medicina de Harvard.
- Asimismo, hay otro factor que no podemos dejar de lado. Factores como el estrés, la ansiedad o incluso la decepción y la consecuente infelicidad, nos aboca con más frecuencia a buscar alimentos dulces.
- Una alimentación inadecuada con abundantes azúcares no solo afectará a nuestra salud física. Además, tal y como nos revela un estudio de la Universidad del University College de London, hay una relación significativa entre la ingesta basada en lo dulce y la depresión.
- Llenar el estómago con alimentos dulces puede servir como estrategia de escape para alimentar un vacío interior, una vaga sensación displacentera que crees que podrás llenar con comida.
Es un factor que debemos tener en cuenta para manejar mejor el hambre emocional.
Claves para gestionar la ansiedad por lo dulce
El conocimiento es básico. Debemos tener claro que el efecto del azúcar (además de ser nocivo) no va a durar. Es importante saber además que esa ansiedad que sentimos por lo dulce tiene un origen: se relaciona con dimensiones que deberíamos gestionar mucho mejor.
En caso de que este estado dure semanas o meses, es necesario que consultemos con un profesional. La ansiedad mantenida en el tiempo no solo nos abocará a alimentarnos cada vez peor, sino que afectará a cualquier ámbito de nuestra vida.
- Recuerda que la glucosa que contienen los alimentos dulces provoca un “bienestar” momentáneo.
- Es un alivio a muy corto plazo que a la larga agrava el problema, en vez de solucionarlo.
Lo que debemos saber es que hay otros alimentos que contienen minerales y vitaminas que sí evitan esa ansiedad que nos lleva al atracón de dulces.
Es fundamental por tanto mantener una dieta adecuada y equilibrada. Al fin y al cabo… “somos lo que comemos”. Toma nota de una serie de estrategias claves para gestionar la ansiedad por comer.
Actividad física
Salir a caminar, a bailar, practicar zumba o incluso apuntarnos a yoga nos permitirá liberar endorfinas.
El ejercicio regular pero constante nos permite activar el metabolismo, optimizar el corazón y aportar mayor oxígeno al cerebro. Asimismo, este tipo de actividades nos ayudan a centrarnos, a relativizar problemas de manera muy adecuada.
La emoción no necesita comida, busca otras alternativas
El hambre emocional nos dice que lo dulce nos ofrecerá una satisfacción muy placentera. Debemos ser conscientes por tanto de que esa necesidad, esa ansiedad por lo dulce ni es auténtica, ni satisfactoria ni saludable.
- Cuando experimentemos el deseo de algo dulce, cambiemos el chip y demos a nuestro cuerpo y mente otros alicientes.
- Sal a pasear, queda con alguien, lee un libro, pon una película… Realiza cualquier otra actividad que te sea placentera pero que no incluya la ingesta de azúcar.
Satisfacer el antojo de manera saludable
Otra opción para reducir la ansiedad por lo dulce es dar a nuestro cuerpo un antojo saludable. Estos son algunos ejemplos:
- Nueces.
- Almendras
- Infusión de manzanilla o lavanda.
- Una fruta: los plátanos, arándanos, uvas pasas o las ciruelas secas nos ayudan a producir tirosina, un aminácido que contribuye a la formación de serotonina.
- La avena y el tempeh son saciantes y también nos ayudan a producir serotonina.
El mindfull eating
Mindful eating es una práctica que se relaciona con el Mindfulness. Hace referencia a una estrategia con la cual, aprender a comer de manera más centrada, canalizando emociones, liberando tensiones y disfrutando de la propia alimentación.
Dentro de este contexto se nos enseña a seguir una serie de pautas:
- Comer 5 veces al día sin saltarnos ninguna comida.
- Poner los alimentos (lo más naturales posible) en un mismo plato.
- Comer sin ruidos alrededor, sin presiones.
- Comer despacio, disfrutando de cada sabor y cada matiz.
- Relajarnos, centrarnos en el momento presente.
Identifica tus emociones y necesidades reales
Es recomendable que cada vez que sintamos al ansiedad por lo dulce, reflexionemos. ¿Por qué siento esta necesidad? ¿Qué lo provoca? ¿Hay algo que deba atender, solucionar o afrontar?
Cuando sentimos un especial capricho por un alimento procesado, en realidad no es el hambre lo que nos impulsa, sino saciar otro tipo de necesidades.
Debemos ser conscientes de que el hambre emocional camufla otros problemas que deben ser gestionados. En caso de no dar con ellos, es recomendable que consultemos con un profesional.
Este tipo de dinámicas donde la ansiedad y el estrés afectan a nuestra alimentación traen consecuencias peligrosas. Reaccionemos hoy y no dejemos para mañana la preocupación que tenemos en este momento.
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- Cano-Vindel, A., & Fernández-Castro, J. (1999). Procesos Cognitivos y Emoción. (Monografía de ‘Ansiedad y Estrés’). Murcia: Compobell.
- Friedman, S. (1997). Cultural issues in the treatment of anxiety. New York: Guilford Press.
- Kasper, S., Boer, J. A. d., & Sitsen, J. M. A. (2003). Handbook of depression and anxiety (2nd ed.). New York: M. Dekker.
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