Autogaslighting: ¿qué es y cómo afecta a tu salud mental?

Cuando la manipulación y el abuso emocional se perpetúan en el tiempo, el autogaslighting puede aparecer con relativa facilidad. Te mostramos en qué consiste y cómo nos afecta.
Autogaslighting: ¿qué es y cómo afecta a tu salud mental?
Montse Armero

Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero.

Última actualización: 25 mayo, 2023

El autogaslighting es un concepto relativamente nuevo, sin embargo, es un comportamiento que lleva entre nosotros desde que los seres humanos nos comunicamos. Para entender bien lo que significa, primero debemos fijarnos en que es un término formado por la palabra gaslighting y el prefijo auto, que por definición significa “propio” o “por uno mismo”.

El gaslighting es un modo de abuso emocional que usa la manipulación y la minimización para hacer dudar a una persona de su percepción de la realidad. Por tanto, el autogaslighting supone adoptar la postura de quien nos manipula y hacérnoslo a nosotros mismos. Veamos cómo es eso posible.

¿En qué consiste el gaslighting?

La inmensa mayoría de nosotros hemos sido manipulados y hemos manipulado a alguien alguna vez. Con el objetivo de obtener un beneficio, el ser humano se las ingenia con diferentes estrategias para conseguir sus objetivos. Lo hacen los niños pequeños, los adultos y los mayores.

Sin embargo, el gaslighting es un proceso mucho más complejo y perverso. Es un patrón muy nocivo de abuso emocional en el que la víctima es manipulada. Así, la persona que lo ejerce hace creer al otro que su juicio es erróneo, que su memoria falla o que su percepción está alterada.

Esto produce una serie de consecuencias en las personas, en especial cuando el gaslighting se perpetúa en el tiempo. Lo habitual es sentirse confundido, ansioso e incluso entrar en un estado depresivo.

Gaslighting en una pareja.
Hacer que el otro dude de lo que piensa es la esencia de esta práctica hacia los demás. Pero también nos lo podemos hacer a nosotros mismos.


Del gaslighting al autogaslighting

Una de las secuelas de ser víctimas del gaslighting es que demos por válida toda esa manipulación y empecemos a ser los que nos hagamos autogaslighting. Es ahí que la voz del maltratador se apodera de nosotros y pasamos a perpetuar la manipulación en nuestros pensamientos.

Cuando sufrimos autogaslighting aparecen las siguientes circunstancias y situaciones:

  • Dudamos de nuestro criterio y cuestionamos nuestra cordura.
  • Asumimos la culpa de lo que sucede como si fuese nuestra responsabilidad.
  • Nos distanciamos de nuestro verdadero yo y adoptamos un rol de pura supervivencia.
  • Minimizamos el daño psicológico que nos están ejerciendo y pensamos que no es para tanto.
  • Subestimamos nuestro sufrimiento, por lo que no sentimos que necesitemos ayuda.
  • Perdemos la autoconfianza hasta el punto de creer más a la persona que nos manipula que a nosotros mismos.

Como es fácil deducir, esto conlleva una serie de consecuencias y secuelas psicológicas importantes. Tratables, por supuesto, pero no siempre de una manera sencilla.

¿Cómo puede afectar el autogaslighting a nuestra salud mental?

Interiorizar el abuso puede conllevar secuelas significativas en la psique humana. El autogaslighting es potencialmente más grave que el gaslighting, dado que la violencia es ejercida por partida doble: por el abusador y por nosotros mismos.

Esto implica un proceso más largo de remisión de los síntomas que manifestemos, pues no es sencillo cuestionar los pensamientos sesgados que han calado tanto. Así, es fácil que nuestra autoconfianza permanezca en niveles mínimos, nos sintamos culpables y pretendamos creer que nada grave nos sucede.

Recordemos que en muchas ocasiones la manipulación se alarga durante un largo período de tiempo. Ello agrava más los síntomas que se padecen.



¿Cómo podemos evitarlo?

No siempre resulta sencillo evitar el autogaslighting. No obstante, dependerá en gran parte de cómo sea nuestra estructura mental antes de la manipulación ajena.

Si somos personas con un buen nivel de maduración emocional, con autoconfianza y un buen diálogo interno, es más fácil que podamos detectar que alguien nos está manipulando y cuestionando. Aunque también es cierto que eso no es ninguna garantía, ya que hay personas que son capaces de manipular a cualquiera; solo necesitan tiempo.

No obstante, desarrollar nuestro autoconocimiento y nuestra inteligencia emocional siempre será la mejor opción. Puesto que nos cuestionaremos menos a nosotros mismos y daremos menor credibilidad a las mentiras que la otra persona pretenda ejercer.

Baja autoestima causa autogaslighting.
El alto nivel de autoestima es una herramienta poderosa para prevenir los efectos de esta práctica.

Reflexiones finales sobre el autogaslighting

Es importante ser conscientes de que todos podemos ser víctimas de la manipulación. Nadie, por muy trabajado que esté emocionalmente, está libre de escapar del abuso emocional.

Ese abuso puede calar tan hondo, que nos convierte en cómplices del manipulador a un nivel profundo. Incluso, seremos más duros con nosotros mismos que el propio abusador.

Para evitar que eso suceda es aconsejable trabajar en nuestro interior y cuidar el diálogo interno. Quizá no nos servirá para todas las ocasiones en que alguien intente manipularnos, pero es una muy buena prevención.

En caso de que detectes que estás sufriendo autogaslighting y no sepas cómo proceder, consulta con un especialista en salud mental para obtener una buena orientación y valoración de tu caso.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Dorpat, T.L. (1996). Gaslighting, the double whammy, interrogation and other methods of covert control in psychotherapy and analysis. New Jersey: Jason Aron Inc.
  • Graham, D. L. R., Rawlings, E. I., and Ligsby, R. R. (1994). Loving to Survive: Sexual Terror, Men's Violence, and Women's Lives.  New York: University Press.
  • Rodriguez, M. A., Bauer, H. M., McLoughlin, E., and Grumbach, K. (1999). Screening and intervention for intimate partner abuse: Practices and attitudes of primary care physicians. JAMA 282,(5): 468–474. [fecha de consulta 05 de febrero de 2022]. Recuperado de https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/190985

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.