Bola en la espalda: 7 posibles causas

Una bola en la espalda llega a ser motivo de alarma para muchas personas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no hay nada que temer.
Bola en la espalda: 7 posibles causas
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 18 octubre, 2022

Una bola en la espalda no suele ser señal de un problema de salud grave. Dicho esto, también hay casos en los que esos bultos son manifestaciones de patologías muy severas. Por eso siempre hay que prestarles atención.

Estas formaciones se ven como zonas con volumen. A veces tienen el mismo color de la piel, y en otras ocasiones presentan enrojecimientos o áreas de otro tono.

Pese a que la mayoría de las veces no debe haber motivo de preocupación, lo mejor es consultar con el médico si sale una bola en la espalda. Como veremos enseguida, las causas son muy diversas y es mejor asumir una actitud preventiva.

Causas frecuentes de una bola en la espalda

Es muy fácil que una bola en la espalda pase desapercibida. A veces solo se detecta si se acompaña de dolor o es muy notoria.

Por eso, conviene revisarse de vez en cuando, bien sea mirándose al espejo o palpando el área. Las principales causas por las que se produce esta manifestación son las siguientes.

1. Lipoma

Esta es una de las causas más comunes de la aparición de una bola en la espalda. Los lipomas son tumores compuestos por células grasas que aparecen debajo de la piel.

Su principal característica es que son blandos y móviles. Lo usual es que crezcan con lentitud y que no provoquen molestias.

Es muy raro que los lipomas se conviertan en cáncer. No modifican el color de la piel y casi siempre son pequeños. Rara vez sobrepasan los 5 centímetros. Algunas veces causan dolor si están cerca de nervios o de vasos sanguíneos.

Lo habitual es que no requieran tratamiento, a menos que causen mucha molestia. Si crecen demasiado, lo indicado es extirparlos a través de una cirugía con anestesia local.

Los lipomas malignos suelen ser grandes y no pasan tan desapercibidos, debido a su crecimiento voluminoso.

2. Angioma o hemangioma cavernoso

El angioma es una lesión superficial de color rojizo. Se trata de una agrupación de pequeños vasos sanguíneos. Puede aparecer en cualquier zona del cuerpo y a veces es una bola en la espalda. Su tamaño es muy variable.

Cuando los que se agrupan no son pequeños vasos sanguíneos, sino otros más grandes, se habla de hemangioma cavernoso. Este suele ser de color azul y no tiene márgenes definidos. Casi nunca mide más de 6 centímetros. Remite por sí solo, aunque puede quedar una huella blanca o tejido colgante.

3. Quiste sebáceo

Otra de las causas frecuentes de una bola en la espalda es el quiste sebáceo. Esta es una masa de sebo, de textura suave, que se puede mover.

Casi nunca duele, pero si lo hace, es frecuente que también adquiera una tonalidad rojiza y aumente su temperatura. Si crece más de 1 centímetro o duele mucho, requiere de atención médica.

4. Forúnculos

Un forúnculo es una infección en la raíz del pelo que da origen a un bulto de color rojizo con presencia de pus, muy similar a una espinilla. Lo usual es que la zona en donde está ubicado se sienta más caliente y que se experimente dolor.

El forúnculo se ve como una bola en la espalda o en otras partes del cuerpo. Aunque suele ser doloroso e incómodo, lo habitual es que desaparezca al cabo de algunos días. Si no es así o crece demasiado, lo mejor es visitar al dermatólogo.

5. Dermatofibroma

El dermatofibroma es un tumor en la piel causado por la acumulación de colágeno. Suele ser de color rojo o marrón y no mide más de 1,25 centímetros de diámetro.

También se le conoce como histiocitoma fibroso benigno. La consistencia de estos tumores es dura al tacto y solo son móviles al ejercer presión. En pocas ocasiones causan picor o dolor.

Lo más habitual es que los dermatofibromas no requieran tratamiento, ya que rara vez causan síntomas. Si generan dolor y picor o comienzan a crecer, lo más indicado es consultarlo con el médico.

Se pueden remover mediante cirugía.

6. Quistes epidermoides

Otra posible causa de una bola en la espalda es el quiste epidermoide. Es muy similar al quiste sebáceo, pero no es lo mismo.

Se trata de una masa no cancerosa que crece de manera lenta debajo de la piel. Suele ser pequeño y redondo, con una espinilla oscura en el centro.

Está lleno de una sustancia amarilla de mal olor, que a veces drena. Si este tipo de quiste se inflama o se infecta, provoca enrojecimiento y sensibilidad en la zona.



7. Cáncer de piel

Solo en muy raras ocasiones, el bulto en la espalda es una manifestación de cáncer. Cuando lo es, se suele tratar de cáncer basocelular. Este se manifiesta como pequeñas manchas que van creciendo de forma paulatina.

Las lesiones se ven como pequeñas elevaciones, similares a una herida que no cicatriza. Tienen color rosa o marrón y es posible notar en ellas los vasos sanguíneos. Resulta habitual que sangren.

Este tipo de cáncer se puede tratar con cirugía láser o con la aplicación de frío en la zona para eliminar las células malignas. Es posible que también se requiera quimioterapia o radioterapia.

Control de bulto en la espalda.
Los controles periódicos de las lesiones dudosas de la espalda son fundamentales para prevenir casos graves de cáncer de piel en esta zona.


¿Cuándo consultar con el médico?

Siempre que aparezca una bola en la espalda es importante hacerle seguimiento.

Si la bola es dura y no se mueve, aunque tampoco causa dolor, lo más conveniente es consultarlo con el médico. También si esos crecimientos desaparecen y luego vuelven a salir en repetidas ocasiones.

Es muy importante estar atentos al crecimiento. Si es sospechosa, lo mejor sería tomar una fotografía por semana, siempre a la misma distancia. De este modo, se puede verificar si está aumentando o no.

Finalmente, también hay que ver al médico cuando la bola en la espalda causa dolor u otras molestias, se percibe enrojecida y caliente o drena pus.

Una bola en la espalda muy rara vez es un cáncer. Sin embargo, puede corresponder a diferentes afecciones que llegan a complicarse.


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