9 características de la personalidad adictiva
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Las características de la personalidad adictiva nos permiten comprender tendencias en el comportamiento. El doctor Isaac Marks señaló en el British Journal of Addiction de 1990 que la vida misma es, a veces, un conjunto de adicciones. De algún modo, todos tenemos cierta obsesión o necesidad de algo.
Hay actividades que requerimos realizar con frecuencia porque nos hacen sentir bien, nos complacen o nos ayudan a relajar tensiones. Ahora bien, desde un punto de vista clínico, esas no son adicciones como tales. Por contra, las conductas adictivas son aquellas que se interponen en el correcto desempeño de una vida normal. Es cuando perdemos el control.
Saber identificar qué rasgos de personalidad son los que anticipan mayor peligro de derivar en adicciones, nos puede ser de utilidad.
Características de la personalidad adictiva: 9 dimensiones que debemos considerar
Es importante saber diferenciar el entusiasmo excesivo de una adicción. Habrá quien, por ejemplo, adore los videojuegos y use todo su tiempo libre en ellos. Sin embargo, mientras cumpla con sus obligaciones laborales, académicas y no descuide sus relaciones, no podremos considerarlo una adicción.
La personalidad adictiva puede manifestarse, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) por obsesión con el juego, tecnologías, psicotrópicos e incluso alimentos. Se caracteriza por las siguientes señales de alerta:
1. Soledad y distanciamiento social
Personas con escasas habilidades sociales. Hombres y mujeres que acaban de dejar una relación afectiva. Jóvenes con problemas en el instituto o en la universidad. Podríamos dar mil ejemplos de razones por las cuales nos encerramos en nosotros mismos evitando el contacto.
Aislamiento y adicción suelen ir de la mano. De hecho, estudios como los realizados por Necmettin Erbakan, en Turquía, destacan la soledad es la principal causa de adicción a Internet o a los videojuegos en los adolescentes.
2. Trastornos de estrés y ansiedad
Una de las características de la personalidad adictiva es la presencia de condiciones psicológicas como el estrés y la ansiedad. Muchas personas canalizan estos estados a través de la alimentación. De allí los atracones o el comer de forma compulsiva.
De acuerdo con un artículo publicado en The Psychiatric Times, los trastornos de ansiedad se relacionaron significativamente con los trastornos por consumo de alcohol y drogas. En poblaciones clínicas, se ha observado que los trastornos de ansiedad específicos, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y el trastorno de estrés postraumático, se relacionan con el consumo de sustancias.
3. Impulsividad
La impulsividad suele ir aparejada de conductas adictivas. Quienes poseen esta característica, son incapaces de regular su conducta y manejar sus emociones. Desean experimentar cosas nuevas, probar sensaciones distintas y no saben decir NO cuando se les propone algo concreto, aunque sea nocivo.
Un metaanálisis publicado en Neuropsychology review señala que la impulsividad es un factor clave en los trastornos adictivos a sustancias, aunque no está igualmente implicado en todas ellas. Las tendencias impulsivas están vinculadas de manera muy fuerte a las conductas adictivas y son vistas también como un marcador de vulnerabilidad para las adicciones.
4. Falta de significados vitales, metas y compromisos
Ya lo señaló el psiquiatra Viktor Frankl: lo que da sentido y finalidad al ser humano es tener un significado vital, creer en algo, comprometerse en una meta, en proyectos. Así, cuando la persona va por la vida carente de propósitos y consciencia, sin esperar nada de sí misma ni del futuro, se eleva el riesgo de que caiga en alguna adicción.
Quienes poseen una personalidad adictiva suelen ser incapaces de sostener compromisos en el tiempo, cambian de trabajo con frecuencia y por lo general, desconocen dónde quieren llegar, sintiéndose a la deriva.
La falta de propósito o significado en la vida se ha asociado con las adicciones, y algunos estudios han mostrado un aumento en el propósito de vida a través de programas de tratamiento de abuso de sustancias.
5. El victimismo
Cuando una persona con conductas adictivas reconoce tener dificultades, suele responsabilizar por estas a su entorno. «No recibí atención suficiente cuando niño», «mi familia no me deja tranquilo» o «en mi trabajo no me valoran» son excusas comunes que elabora para justificar sus excesos.
El individuo no se ve a sí mismo como alguien capaz de lograr cambios en su vida, cediéndole el control a agentes externos.
Hay casos en los el victimismo es producto de agresiones físicas o sexuales que perturban gravemente la estabilidad emocional de las personas. En estos casos, se ha observado un impacto específico del victimismo sobre el consumo de sustancias. De hecho, artículo señala que las experiencias de victimización se asocian con un aumento en el uso de drogas.
6. Yo no tengo ningún problema: la negación desafiante
Otra de las características de la personalidad adictiva es la negación. Cuando algo les va mal o enfrentan una situación peligrosa, es común que nieguen lo que les sucede. Muchos incluso muestran una actitud desafiante y hasta despectiva ante quien les presta apoyo o les demuestra preocupación.
Hay quienes argumentan que la adicción a las drogas y al alcohol se centra en la negación y el autoengaño. En un estudio realizado con personas con trastornos por consumo de alcohol se encontró que ellas no se caracterizaban como bebedores problemáticos, a pesar de haber tomado más allá de los límites saludables.
7. El miedo al fracaso
El intenso temor a fallar, la angustia de no ser como otros quieren, la falta de confianza en las propias capacidades, son características de la personalidad adictiva. Estos individuos tienen un mayor riesgo de caer en el problema de las adicciones, ya que esconden un complejo mundo emocional. Hay miedos profundos que se camuflan tras una coraza de agresividad o indiferencia, intentando disfrazar una profunda inseguridad e incluso fragilidad.
Este carácter voluble es el que propende hacia las malas compañías, buscando matar el tiempo con cosas que ayuden a olvidar y calmar la ansiedad.
8. Sentimiento de superioridad o inferioridad
Entre las personas con conductas adictivas se pueden encontrar comportamientos muy polarizados. Algunas se sienten superiores a quienes les rodean, proyectando una imagen de líderes o de ser prodigiosas en lo que hacen. Muestran un comportamiento narcisista y con tendencia a la manipulación. Una investigación se halló que los individuos con problemas de sustancias experimentan perturbaciones narcisistas significativas relacionadas con la vulnerabilidad.
Otros individuos, en cambio, tienen su amor propio muy disminuido. La baja autoestima les lleva a estar dispuestos a cualquier cosa con tal de lograr la tan ansiada aceptación. Suelen crear también dependencias emocionales. No se aprecian ni se respetan a sí mismos. El vacío interior es tan inmenso que deben llenarlo con lo que sea.
9. Dificultad para acatar normas y autoridades
Se identifica en la temprana infancia, cuando los individuos con personalidad adictiva desafían a sus padres o tutores, considerados como primeras figuras de autoridad. Este rasgo se mantiene en sus distintas fases de desarrollo, llegando hasta la edad adulta con serios problemas para acatar normas u obedecer jerarquías.
Las características comunes de la personalidad adictiva pueden ser un aviso
Para concluir, es cierto que detrás de todo adicto hay una historia personal única y unas características propias. No obstante, casi siempre suelen verse elementos comunes, factores que nos permiten valorar el riesgo de que alguien cercano termine en una situación tan problemática como peligrosa.
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