Carragenina: usos, propiedades y riesgos
Escrito y verificado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor
Helados, bebidas de soja, hamburguesas, leche condensada o gelatinas. Todos estos productos son susceptibles de llevar carragenina, un aditivo que puede mejorar su textura y conservación.
Este se considera seguro y su empleo está regulado y aprobado en la mayoría de países. Sin embargo, existen ciertas dudas acerca de los posibles efectos negativos que puede acarrear su ingesta.
Los datos en animales han levantado algunas voces de alerta. Entonces, ¿pasa lo mismo con los humanos?, ¿puede causar efectos nocivos en el organismo? ¿Es necesario disminuir la exposición? Conocemos más a continuación.
¿Qué es la carragenina?
La carragenina es un aditivo alimentario. Este tipo de sustancias se añaden de forma intencionada en la elaboración de algunos productos para dar color, endulzar o favorecer su conservación.
En el seno de la amplia lista de aditivos, la carragenina se reconoce por el código E 407, que corresponde a estabilizantes, espesantes y emulsionantes. Dentro del mismo grupo (E 400) encontramos otras sustancias como el agar-agar, los alginatos o el glucomanano de konjac.
La carragenina se obtiene de las algas marinas rojas, pertenecientes a la familia de las Rhodophyceae, así lo sugiere un artículo publicado en la revista Veterinarni Medicina. Desde el punto de vista químico, son polisacáridos (un tipo de carbohidrato) formados por cadenas de galactosa unidas a un grupo de azufre.
Gracias a esta estructura tiene la capacidad de formar geles y aportar viscosidad a algunas preparaciones, así como favorecer que las mezclas de diferentes líquidos queden bien emulsionadas (de manera homogénea). Asimismo, aumenta la vida útil de los productos, ya que mantiene la textura y la apariencia durante más tiempo.
La carragenina es muy apreciada, porque no aporta ningún tipo de color, sabor o aroma diferente al producto final.
¿Para qué se usa la carragenina?
Debido a sus características, la carragenina se puede encontrar en una gran variedad de productos alimenticios.
En Irlanda ya se empleaban las algas rojas a nivel casero para obtener postres lácteos (tras hervirlas con leche durante un tiempo). A partir del siglo XX se empieza a producir de manera industrial y a utilizar de forma extendida.
Hoy en día tiene una gran cantidad de aplicaciones en la industria alimentaria, sobre como un estabilizador y espesante. Así lo sugiere una publicación de la revista Critical Reviews in Toxicology. De forma específica, la carragenina tiene las siguientes aplicaciones:
- Productos lácteos: la carragenina se usa para espesar algunas preparaciones y para producir productos con menos grasa, pero que mantengan la misma textura y cremosidad. Es común en leche condensada, queso fresco, queso para untar, yogur, horchata y bebidas vegetales (entre otros).
- Derivados cárnicos: suele encontrarse en salchichas, hamburguesas, embutidos, jamón y patés. Ayuda a mantener la apariencia y la homogeneidad de la carne. También mejora la consistencia y la textura de estos productos, que quedan más suaves y jugosos (la carragenina permite la retención del agua y favorece que la carne no se disgregue).
- Producción de gelatinas: mezclada con el agua, la carragenina forma un gel y otorga a las gelatinas una textura compacta y suave. Asimismo, también puede mejorar su sabor y la facilidad del desmoldado.
- Productos dulces: en pasteles, repostería, postres, jaleas, cuajadas, natillas, helados, chocolate a la taza, etc. Se emplea en gran medida para reemplazar una porción de las grasas que se añaden en su producción, mejorar su apariencia y alargar el tiempo de conservación.
- Productos a base de hortalizas: es habitual en salsas, aderezos y una gran variedad de platos preparados.
Además de la industria de alimentos, la carragenina también se emplea en otro tipo de productos: comida para mascotas, geles ambientadores, medicamentos en general y pastas dentales.
Posibles riesgos y efectos secundarios
Según declaran organismos como la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), se trata de un aditivo seguro, siempre que se cumplan las condiciones de aplicación establecidas.
La carragenina cuenta con el respaldo de las entidades encargadas de las normativas de seguridad alimentaria a nivel mundial.
No obstante, en los últimos años ha crecido la polémica en torno a su uso. Esta se ha debido a la aparición de diferentes estudios en animales que han mostrado algunos efectos adversos destacados.
Tanto es así que, en la actualidad, varios fabricantes han decidido dejar de emplearla por la presión de los consumidores.
Este aditivo también podría estar relacionado con algunas reacciones alérgicas. Por otra parte, según datos aportados por los autores de esta revisión aparecida en Frontiers in Pediatrics, los carragenanos pueden causar los siguientes cambios a nivel intestinal:
- Alteración de la microbiota.
- Inhibición de las proteínas que protegen frente a la acción de varios patógenos.
- Degradación de la barrera epitelial intestinal.
- Estimulación de moléculas que causan inflamación.
Por todo ello, se cree que este aditivo alimentario puede estar relacionado con la aparición de problemas intestinales inflamatorios, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Así lo sugiere una publicación reciente de la revista Nutrients.
Pese a estos hallazgos, dichos expertos citan la necesidad de seguir estudiando para extrapolar los datos en humanos.
¿Es segura de consumir?
Con los datos actuales, es difícil hacer una afirmación definitiva al respecto. Por un lado, la industria y los defensores de su uso se respaldan en la inclusión de la carragenina dentro del grupo de los aditivos considerados seguros.
Como proponen desde Critical Reviews in Toxicology, esta puede ser ingerida en dosis de hasta el 5 % del total de la dieta sin producir toxicidad a corto y largo plazo. El único efecto secundario parecen ser heces blandas y diarrea, como pasa con otros compuestos con un alto peso molecular.
No obstante, algunas voces reclaman más investigación debido a los problemas que causa en animales. No solo esto, sino que también existe preocupación porque el consumo de productos donde se usa la carragenina va en aumento en la dieta de muchos países occidentales. Y es muy difícil valorar la ingesta real de las personas.
En este sentido, los autores de una publicación aparecida en Food Funciton, sugieren la necesidad de más información que permita dilucidar si la exposición alta y prolongada a los carragenanos puede comprometer la salud.
Por el momento, la Junta Nacional de Normas Orgánicas estableció en 2016 que los alimentos en los que se haya añadido no pueden etiquetarse como orgánicos en Estados Unidos.
Vista esta situación, y hasta que no se disponga de datos más completos, algunos expertos sugieren minimizar el uso de productos que la contengan. Esto se puede conseguir, sobre todo, reduciendo el consumo de alimentos ultraprocesados.
La carragenina, un aditivo seguro pero qué despierta controversia
La carragenina es un aditivo obtenido de un tipo de algas marinas y reconocido por su rol estabilizante y conservador en diferentes tipos de alimentos y bebidas.
Sin embargo, desde hace tiempo se ha debatido sobre la seguridad de su consumo, a pesar de que su utilización se considera segura y está permitida por las principales agencias en materia de seguridad alimentaria.
A falta de más estudios en humanos que respalden los hallazgos en animales, sobre todo aquellos relacionados con la enfermedad intestinal inflamatoria, es aconsejable intentar reducir su ingesta, para mantenerse en el margen decretado como seguro.
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