¿Qué comer después de una cirugía de tiroides?
Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
La alimentación desempeña un papel importante a la hora de mitigar la sintomatología de los problemas de tiroides. En algunas ocasiones, las situaciones de hipertiroidismo son corregibles a través de la farmacología y de la alimentación.
Sin embargo, pueden darse circunstancias que requieran una extirpación de la glándula. Ya sea por un hipertiroidismo que no responde de forma óptima a fármacos, o bien, por la presencia de una masa tumoral vinculada a la sobreproducción hormonal.
En cualquiera de estas dos situaciones es necesario tener claro que la dieta será un componente determinante a la hora de recuperar la funcionalidad del individuo. Debido a esto, a continuación comentaremos en detalle qué comer después de una cirugía de tiroides.
Dieta blanda al principio
Uno de los primeros objetivos dietéticos es que el acto de comer no suponga incomodidades. Dado que la zona puede quedar sensible después de la operación, lo cual produce ciertas dificultades en la deglución, es fundamental elegir alimentos con texturas blandas que faciliten el proceso digestivo.
De este modo, se puede optar por cremas (de verduras e incluso carne o pescado), yogures, verdura muy cocida, tortilla o fruta madura. Cualquier método de cocción que produzca un endurecimiento del alimento o formación de costra se desaconseja en este tipo de situaciones, por ejemplo la plancha o los fritos.
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El equilibrio calórico tras la cirugía de tiroides
Debido a que la glándula ha sido extirpada, se procederá a una ingesta de hormonas de manera exógena. Estas intervienen en varias funciones del metabolismo energético, pueden controlar el gasto calórico e incidir en la sensación de apetito.
Resulta importante adecuar la dieta del paciente a sus necesidades desde el punto de vista energético para evitar aumentos de peso indeseados. Priorizar el consumo de vegetales suele ser una opción bastante eficaz.
Es importante tener especial cuidado con los productos procesados y los azúcares simples, ya que los pacientes de tiroides pueden ser más susceptibles a desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio publicado en el año 2019 a través de la revista Medicine.
Por otra parte, se han reportado efectos beneficiosos de la dieta baja en carbohidratos en pacientes con patologías de tiroides. De acuerdo con un artículo publicado en la revista Drug Design, Development and Therapy, aquellos que padecen una tiroiditis autoinmune son más susceptibles a beneficiarse de este cambio dietético. No obstante, son necesarios más ensayos en humanos para estandarizar un protocolo dietético de este estilo.
La suplementación puede ser necesaria
Durante las primeras etapas tras una cirugía de tiroides el médico acostumbra a pautar suplementos de calcio y vitamina D, sobre todo si los valores en sangre de ambos nutrientes se encuentran alterados.
Esta suplementación podría extenderse de manera permanente en algunos casos, sobre todo si no se llegan a los requerimientos de la vitamina mediante la dieta y la exposición solar.
Un estudio publicado en la revista Langenbecks’s Archives of Surgery expone que es frecuente que los pacientes de hiperparatiroidismo presenten valores alterados de vitamina D en el organismo.
No obstante, no se encuentra relación entre los niveles de esta vitamina en el preoperatorio y el riesgo posterior de hipocalcemia. Por otra parte, se suele suplementar con yodo activo a todos aquellos pacientes de cáncer de tiroides que han sido operados.
Una dieta abundante en fibra supone un alivio sintomático del estreñimiento causado por los analgésicos, especialmente en las primeras semanas de recuperación tras la operación. Para garantizar su aporte es conveniente priorizar el consumo de frutas y vegetales, o bien, se podría valorar la suplementación en algunos casos.
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La alimentación es importante tras una cirugía de tiroides
La nutrición puede mejorar la sintomatología en el postoperatorio, además de ayudar a impedir cambios indeseados en la composición corporal. Es necesario atender a las necesidades del paciente y ajustar la dieta en función de las mismas.
Por otra parte, puede ser beneficiosa la suplementación con vitamina D y fibra en algunos casos, aunque esto no se realiza de manera sistemática. De todas formas, cualquier tipo de suplementación en esta situación ha de estar pautada por un especialista.
En lo que a actividad física se refiere, las primeras semanas requerirán de un reposo absoluto. A medida que la herida vaya sanando se puede recuperar la actividad de manera progresiva, aunque intentando no realizar actividades extenuantes, sobre todo al principio.
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