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Cómo hacer vinagretas caseras para ensaladas

8 minutos
¿Aliñas tus ensaladas con un chorrito de aceite y vinagre? Pásate a las vinagretas y dale a tus platos un plus de sabor.
Cómo hacer vinagretas caseras para ensaladas
Escrito por Yamila Papa Pintor
Última actualización: 06 julio, 2023

Conocida en todo el mundo y prácticamente universal, esta es una salsa que lo tiene casi todo. Versátil, rápida de preparar, sabrosa y, lo más interesante: es muy fácil hacer vinagretas caseras para poder disfrutar todo el año.

Y es que, pese a su sencillez, ella sola es capaz de aportar sabor y frescura a todo tipo de platos. De este modo, los ingredientes y recetas más humildes cobran nueva vida y se vuelven manjares apetitosos y deliciosos.

Proveniente del francés vinaigrette, con este nombre denominamos un tipo de salsa emulsionada, cuyos ingredientes principales son un ácido (como el vinagre o el zumo de limón), el aceite y la sal.

A partir de aquí, esta receta básica acepta una gran variedad de modificaciones que podemos adaptar a nuestro gusto o a las características del plato con la que vayamos a servirla.

La conocemos por ser el acompañamiento clásico de las ensaladas a las que, sin duda alguna, va ligada de un modo claro. Pero hoy en día es posible usarla en otras recetas, como unas verduras, unas patatas asadas o un roastbeef.
Hacer vinagretas caseras no tiene secretos, aunque sí algunos trucos que nos facilitarán mucho el trabajo y nos evitarán preocupaciones. Así que, dicho esto, presentamos la receta fundamental y detallamos algunas recomendaciones para conseguir un aliño de 10.

Receta inicial de la vinagreta

Para empezar desde el principio y poder hacer, después, todas las variantes imaginables, es preciso que sepamos preparar una buena vinagreta casera básica.

Ingredientes

  • 4 cucharadas de vinagre balsámico (60 mililitros).
  • 12 cucharadas de aceite de oliva (180 mililitros).
  • 2 cucharaditas de mostaza de Dijon (30 gramos).
  • Sal y pimienta al gusto.

Elaboración

  • Para empezar colocamos el vinagre con la sal y la mostaza en un cuenco. Batimos bien hasta que esta última quede integrada.
  • A continuación, agregamos el aceite, si queremos poco a poco (aunque no es necesario). Seguimos mezclando con energía para obtener una salsa emulsionada.
  • En el último momento, añadimos una pizca de pimienta negra recién molida.

Todo lo que tenemos que conocer para hacer vinagretas caseras

Ahora que ya sabemos cómo elaborar la receta básica, pasamos a ver qué aspectos debemos tener en cuenta y como podemos modificarla al gusto.

1. Ingredientes

Antes de entrar en detalles concretos acerca del aceite y el vinagre (principales protagonistas de la salsa) no está de más recordar que, cuanto más buenos sean los ingredientes, más sabroso será el resultado final.

El aceite más recomendado para aliñar y cocinar es el aceite de oliva virgen extra. También para las vinagretas. Podemos elegir una variedad con un sabor más suave o más intenso, según la preferencia personal de cada cual.

No obstante, también es posible emplear aceite de girasol, de sésamo o de lino, siempre de primera prensada en frío. Estos van a ofrecer ligeros matices de sabor.

En cuanto al vinagre, los más escogidos suelen ser el de Jerez, el de manzana o el de Módena. Todos ellos combinan bien con el aceite de oliva.

Pero, hoy en día es posible encontrar más variedades en el mercado y no tenemos que tener miedo a innovar. No existe ninguna norma al respecto, más allá de la preferencia individual.

Así, obtendremos buenas vinagretas con vinagre de granada, de arroz, de umeboshi o de vino tinto. Otra opción es aportar el tono ácido a través del zumo de naranja o de limón. 

Por último, no puede faltar un poco de sal, siempre al gusto pero sin exceso. En caso de no poder incluirla por motivos de salud, las hierbas aromáticas o las especias nos ayudarán a sustituirla.

2. Proporción

Como hemos visto en el detalle de la receta básica, lo ideal es añadir 3 partes de aceite por una parte de vinagre. Esta relación nos permite rebajar un poco la acidez de este último ingrediente. De esta forma también quedan bien combinados ambos ingredientes.

Una vinagreta básica debe ser bastante fluida, lo que se consigue con estas medidas. Una vez que le añadimos ingredientes, se vuelve más densa y aporta texturas diferentes.

Si queremos obtener una salsa más «clarita», la podemos rebajar con un poco de agua.

3. Emulsión

Que el vinagre y el aceite nos queden ligados y no se separen es algo que siempre buscamos al elaborar las vinagretas, ya sea mediante el batido o el orden en que añadimos los ingredientes.

Esta función emulsionante la cumple, en la receta básica, la mostaza, aunque también es posible lograrlo con un poco de miel o de yema de huevo.

No obstante, algunos chefs y gastrónomos señalan que no hace falta obsesionarse con este aspecto. Muchas veces, la salsa se acaba disgregando de todas formas una vez en el plato.

En cambio, para algunas recetas puede ser preferible tener una salsa menos espesa, por lo que no es necesario añadir ningún emulsionante.

4. Variaciones

Podemos transformar las vinagretas con multitud de condimentos y alimentos diferentes. Aquí también existen pocas reglas, más allá de cuidar que el resultado final quede bien con el plato que tenemos que aliñar.

  • Condimentos: cebolla, chalote o ajo picados.
  • Hierbas aromáticas: albahaca, tomillo, eneldo, romero, cebollino o perejil.
  • Especias: jengibre fresco, cúrcuma, guindilla, comino.
  • Otras salsas: de soja, Worcestershire, mayonesa.

Este tipo de vinagretas más condimentadas se suelen conocer con el nombre de vinagretas guarnecidas.

Estas pueden llegar, incluso, a incorporar alimentos troceados como anchoas, pepinillos, huevo, duro, pimientos del piquillo, frutos secos o alcaparras. Dependiendo de lo que agreguemos, cambiará el sabor y también la densidad.

Además, es posible jugar con infinidad de sabores y sumar alimentos inesperados como el cacao. También admiten opciones dulces como las frambuesas, las fresas, el mango o los orejones de albaricoque, entre otros.

5. Conservación

Esta es una salsa que podemos elaborar con anterioridad, ya que se conserva bien en el frigorífico durante unos días. Lo mejor es que la guardemos en un tarro de cristal con un buen cierre.

Ahora bien, lo que sí que es imprescindible para que el plato final nos luzca bonito y sabroso es añadirla en el último momento. Es decir, aliñar y comer. De lo contrario, la lechuga y las verduras pueden quedar ennegrecidas y mustias.

6. Utensilios

En principio, no necesitamos tener en casa aparatos específicos para hacer vinagretas caseras. Un bol, un tenedor o unas varillas son suficiente para verter los ingredientes y batir.

En el mercado encontramos algunos vasos y jarras mezcladoras pensados para ayudar a unificar los ingredientes y facilitar el aliñado. Pero estos no son imprescindibles y un simple tarro de cristal puede sernos de utilidad para agitar la mezcla sin riesgo de ensuciar.

¿Con qué platos se puede servir esta salsa?

Las vinagretas no pueden faltar en la cocina porque le da un sabor destacado a todas las comidas en las que las añadimos. En verano suelen ser ensaladas de todo tipo, en invierno pueden ser unas verduras al vapor.

Pero más allá de estos, existen otros platos en los que queda bien y en los que su adición es un éxito seguro.

  • Ensaladas con pasta, legumbres, arroz o patata: agregar una vinagreta básica o con más condimentos es una alternativa a los aliños cremosos como la mayonesa, la salsa rosa o la de yogur.
  • Carnes, pescado y tofu a la plancha.
  • Verduras asadas al horno o hervidas: puerros, calabaza, espárragos, brócoli o coliflor.
  • Ensaladillas y menestras.

Otras recetas de vinagretas caseras para encontrar la inspiración

Acto seguido presentamos 3 variantes, para probarlas tal cual o usarlas de punto de partida de otras versiones más personales.

Con miel y pistachos

Esta combinación de ingredientes es sorprendente y le va muy bien a las carnes frías y las ensaladas verdes con queso.

Ingredientes

  • 4 cucharadas de vinagre de Módena (60 mililitros).
  • 12 cucharadas de aceite de oliva (180 mililitros).
  • Sal y pimienta al gusto.
  • 1 cucharadita de miel
  • 30 o 40 gramos de pistachos.

Elaboración

  • Mezclamos el vinagre con la sal y la miel hasta obtener una salsa homogénea. A continuación añadimos el aceite y batimos.
  • Después retiramos la cáscara de los pistachos, picamos de forma grosera y los incorporamos a la parte líquida. Molemos un poco de pimeinta, agitamos una última vez y ya está a punto.

Con mango

Cuando incorporamos frutas frescas a las vinagretas caseras, obtenemos un frescor extra, muy interesante para los días de verano.

Ingredientes

  • 4 cucharadas de vinagre de manzana (60 mililitros).
  • 12 cucharadas de aceite de oliva (180 mililitros).
  • Sal y pimienta al gusto.
  • 1 mango maduro.

Elaboración

  • Para hacer esta variedad es preciso usar la batidora. Colocamos en el vaso el vinagre, el aceite, la sal y el mango pelado. Trituramos para que todos los ingredientes queden unidos y agregamos la pimienta.
  • Reservamos y la añadimos en el último momento.

El aroma y el sabor que aporta el mango combina muy bien con platos que tengan aguacate, queso fresco o salmón.

Con hierbas aromáticas y ajo

Una vinagreta refrescante y sabrosa que se puede añadir a un pescado a la plancha, una ensalada de arroz marinera o unas patatas asadas al vapor.

Ingredientes

  • 4 cucharadas de vinagre de vino blanco (60 mililitros).
  • 12 cucharadas de aceite de oliva (180 mililitros).
  • 1 diente de ajo.
  • Sal y pimienta al gusto.
  • 3 o 4 cucharadas de perejil picado, 3 o 4 cucharadas de albahaca picada.

Elaboración

  • Empezamos la preparación siguiendo los mismos pasos que en la vinagreta básica.
  • Después, picamos todas las hierbas y el grano de ajo y mezclamos con la salsa al final.

Hacer vinagretas caseras es sencillo y el resultado muy gratificante

Añadir condimentos fáciles pero sabrosos es una de las mejores formas de aportar un gusto nuevo a cualquier ingrediente, redondear un plato discreto o no aburrirse comiendo.

Las vinagretas son casi imprescindibles para aliñar las ensaladas y las podemos personalizar en infinitas variaciones. Una receta sencilla, rápida y que podemos tener siempre a punto en la nevera.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.