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¿Cómo interpretar un análisis de sangre?

12 minutos
Los análisis de sangre sirven para facilitar el diagnóstico de multitud de enfermedades relacionadas con la sangre, glándulas de secreción hormonal, hígado o riñones. Te explicamos cómo interpretar los más importantes.
¿Cómo interpretar un análisis de sangre?
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto

Última actualización: 19 septiembre, 2024

El análisis de sangre (o analítica) es una prueba diagnóstica muy utilizada en todos los sectores de la salud. A pesar de la sencillez de su procedimiento, permite detectar muchas enfermedades de forma precoz y realizar su abordaje.

La prueba consiste en una extracción de sangre que luego se lleva al laboratorio para su análisis. Con la misma muestra se pueden realizar varios estudios, y de esto puede depender el tipo de extracción y los tubos de recolección. En esta ocasión nos concentraremos en el hemograma, la bioquímica general, el perfil hepático y la función renal, a pesar de que existen muchos otros más.

1. Hemograma

El hemograma o hematología completa es la parte del análisis de sangre que determina las características de las células sanguíneas. Interpretar los resultados permite diagnosticar algunas enfermedades (como la anemia) y sospechar de otras, como la leucemia. Se recoge información de las tres líneas celulares de la sangre: los glóbulos rojos (hematíes), los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas (trombocitos).

Serie roja: glóbulos rojos

Los glóbulos rojos son las células más abundantes de la sangre y las que le dan su característico color. Tienen una forma bicóncava y están constituidos, sobre todo, por moléculas de hemoglobina. Se trata de una proteína que incorpora hierro en su estructura y es vital para el transporte de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) entre los distintos tejidos.

Por esta razón, la hemoglobina es un parámetro muy útil para ver alteraciones de estas células, específicamente para diagnosticar las anemias.

Los valores normales dependen del sexo, la edad e inclusive el laboratorio, siendo por lo general un poco menores en las mujeres que en los hombres. Para los adultos sanos, según los expertos de MedlinePlus, son los siguientes expresados en gramos sobre decilitros (g/dl):

  • Hombres: entre 13,8 a 17,2 g/dl.
  • Mujeres: entre 12,1 a 15,1 g/dl.

Valores por debajo de estos límites permitirían hacer un diagnóstico de anemia. Existen varios tipos de esta condición, por lo que los médicos pueden apoyarse en otros parámetros para determinarlo.

  • Volumen corpuscular medio (VCM): mide el tamaño de los glóbulos rojos, ya que puede estar aumentado (anemia macrocítica) o disminuido (anemia microcítica). Se puede interpretar entendiendo que los valores normales van entre 80 y 100 fl.
  • Hemoglobina corpuscular media (HCM): da información sobre la cantidad de hemoglobina que tiene cada glóbulo rojo. Los valores normales van entre 26,3 y 33,8 picogramos/célula.
  • Concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM): relación entre la hemoglobina y el tamaño de los hematíes. Divide las anemias en hipercrómicas (concentración de hemoglobina alta) e hipocrómicas (la concentración es baja en relación al tamaño de los hematíes). Los valores normales son de 34 ± 2 mg/dl.
  • Amplitud de distribución eritrocitaria (RDW): permite saber si el tamaño de los glóbulos rojos es homogéneo o si hay unos alterados y otros normales. Los valores normales van del 11 al 15 %.

Si los valores de hemoglobina se encuentran por encima del límite superior normal, se interpreta el diagnóstico de policitemia. Es una condición mucho menos frecuente y que requiere estudios complementarios para determinar la causa.

Para confirmar el aumento de hematíes tiene importancia otro parámetro: el hematocrito. Esta medición indica el número de hematíes por unidad de sangre.

Serie blanca: glóbulos blancos

Los glóbulos blancos o leucocitos son células que forman parte del sistema inmunitario. Cuando sus niveles suben, puede indicar que hay una infección y están luchando contra ella. Si la elevación es muy acusada, puede indicar una leucemia.

Si al contrario, disminuyen, puede indicar una debilidad de nuestras defensas. Se puede interpretar si se entiende que los valores normales van entre 5000 y 10 000 unidades por milímetro cúbico.

Hay distintos tipos de leucocitos y cada uno tiene una función determinada. Por ello, además del número total de glóbulos blancos, también aparece el porcentaje y el número de cada tipo de leucocito. Es lo que se conoce como fórmula leucocitaria:

  • Linfocitos: son células muy importantes para la inmunidad. Su elevación se llama linfocitosis y suele asociarse a infecciones virales, mientras que su disminución se llama linfopenia. En el adulto, representan del 20 al 40 % del total de leucocitos.
  • Neutrófilos: al contrario del caso anterior, estas suelen elevarse (neutrofilia) cuando hay infecciones bacterianas. La disminución se conoce como neutropenia, y es una causa importante de inmunosupresión. En el adulto, representan del 40 al 60 % del total de leucocitos.
  • Eosinófilos: intervienen en reacciones alérgicas e infecciones parasitarias, por lo que aumentan en estas situaciones (eosinofilia). En los adultos, representan del 1 al 4 % del total de leucocitos.
  • Basófilos: también participan en reacciones alérgicas. En los adultos, representan del 0,5 al 1 % del total de leucocitos.
  • Monocitos: también elevadas en infecciones crónicas y víricas. En los adultos, representan del 2 al 8 % del total de leucocitos.

Serie plaquetaria

Las plaquetas son componentes sanguíneos relacionados con la hemostasia. Este proceso es el que evita la salida masiva de sangre de los vasos cuando nos hacemos una herida, cerrando el vaso afectado. No son células como tal, sino restos de una célula grande que se produce en la médula ósea y que se conoce como megacariocito.

También contribuye a que la sangre fluya por los vasos, evitando que se formen coágulos que los obstruyan. En este sentido, los parámetros principales para su interpretación son los siguientes:

  • Plaquetas: mide el número total de plaquetas en la sangre. Si están elevadas (trombocitosis), aumenta el riesgo de obstrucción de los vasos o trombosis. Por el contrario, una disminución de las plaquetas (trombopenia) hace que se sea muy susceptible a sufrir hemorragias. Los valores normales van entre 150 000 y 400 000 por microlitro de sangre.
  • Volumen plaquetario medio (VPM): señala el tamaño de las plaquetas, que puede estar aumentado o disminuido en algunas enfermedades. Los valores normales van de 7,5 a 10 fL.
  • Plaquetocrito: es un valor similar al hematocrito pero aplicado a las plaquetas. En este caso se mide la cantidad de plaquetas por volumen de sangre. Los valores normales van del 0,1 al 0,5 %.

Las alteraciones de la hemostasia pueden deberse a la variación en el número de plaquetas o de otros componentes de este sistema.

Si el estudio plaquetario es normal, puede pedirse una prueba de coagulación, que aporta información más detallada sobre los factores de coagulación. Estos factores son moléculas que participan junto a las plaquetas en el control de la hemorragia.

2. Bioquímica general

Esta parte del análisis de sangre muestra información directa e indirecta sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas. También refleja los niveles de los electrolitos más abundantes en nuestro organismo.

Metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas

En el caso del metabolismo de los hidratos de carbono, se miden los niveles de glucosa en sangre o glucemia. Teniendo en cuenta que la glucosa varía en función del tiempo que transcurre desde las comidas, deben estar dentro de unos rangos. Se puede interpretar si se entiende que los valores normales de glucemia en ayunas se encuentran entre 80 y 120 mg/dl.

Si los niveles de glucosa se mantienen aumentados, puede indicar una diabetes mellitus. En esta enfermedad la glucosa no es procesada correctamente por el organismo, por lo que aumentan sus niveles en sangre. En el seguimiento de los pacientes con diabetes también se tiene en cuenta otro parámetro: la hemoglobina glicosilada (HbAC1).

Como aumentan los azúcares en sangre, una parte se une a la hemoglobina. Los niveles de hemoglobina glicosilada normales o ligeramente elevados indican buen control de la enfermedad. Los valores normales de hemoglobina glicosilada son menores al 5,7 %.

Los niveles de lípidos o grasas deben mantenerse dentro de unos rangos. Aunque no es bueno tenerlos bajos ya que forman parte de muchas estructuras celulares y son una fuente de energía, un exceso de los mismos puede predisponer a muchas enfermedades cardiovasculares.

Se miden los niveles en sangre de los lípidos principales en el organismo: los triglicéridos y el colesterol (HDL y LDL). Cuando hay niveles elevados de estos parámetros pueden indicar patologías relacionadas con el metabolismo de los lípidos. La patología más conocida es la hipercolesterolemia familiar.

Los niveles normales de colesterol total son de 125 a 200 mg/dl. En cuanto al LDL, debe ser menor de 100 mg/dl, y en cuanto al HDL, mayor de 40 mg/dl.

El estudio proteico rutinario no es muy extenso. La proteína más abundante en el plasma sanguíneo es la albúmina, regulando los niveles de otras moléculas. El rango normal varía entre 3,4 a 5,4 mg/dl.

Cuando la concentración de albúmina varía, la distribución de los líquidos corporales cambia. Puede indicar un problema renal (donde se elimina) o hepático (donde se sintetiza). También pueden solicitarse otras moléculas como el ácido úrico, elevado en enfermedades reumáticas como la gota.

Electrolitos

Los electrolitos son cualquier sustancia que contenga iones, es decir, moléculas con carga eléctrica. Son esenciales para la contracción muscular y la transmisión de impulsos nerviosos, entre otras funciones.

Las variaciones en los niveles de los mismos pueden desencadenar o alterar trastornos importantes. De forma rutinaria suele solicitarse lo siguiente:

  • Sodio: este tiene numerosas funciones en el organismo, pero juega un papel fundamental en la distribución de los líquidos corporales. Su exceso (hipernatremia) o déficit (hiponatremia) puede asociarse con alteraciones neurológicas graves y potencialmente mortales. Se puede interpretar si se sabe que los valores normales van entre 135 a 145 mEq/L.
  • Potasio: es el catión más abundante dentro de las células. Tanto el sodio como el potasio suelen alterarse en trastornos relacionados con el riñón, que es el órgano encargado de regular los niveles iónicos en nuestro organismo. Los valores normales van entre 3,5 a 5 mEq/L.
  • Calcio: alteraciones en sus niveles pueden indicar patologías óseas o de las glándulas paratiroides. Estas son cuatro glándulas localizadas en el cuello, en relación con la glándula tiroides, que regulan los niveles de calcio. Los valores normales van de 8,5 a 10,2 mg/dl.
  • Cloruro: es un ión con carga negativa que participa en la regulación de distintos procesos. Alteraciones en sus niveles pueden alertar de un trastorno renal. Los valores normales van entre 96 a 106 mEq/L.

Existen muchos más componentes minerales en nuestro organismo con funciones importantes, como el yodo, el fósforo o magnesio. Sus niveles pueden alterarse por múltiples motivos relacionados con funciones específicas o alteraciones metabólicas generales.

Las causas principales son las alteraciones renales o la deshidratación (por ejemplo, después de una gastroenteritis, los vómitos y la diarrea hacen variar los niveles de estos iones).

3. Perfil hepático

Otra de las partes del análisis de sangre es el perfil hepático. Para entender su importancia, es necesario repasar lo siguiente.

El hígado es un órgano con una función muy compleja. Interviene en la digestión, en la síntesis de muchas moléculas y en el metabolismo de muchas sustancias de desecho. Para detectar posibles alteraciones hepáticas se miden los niveles en sangre de determinadas enzimas que se sintetizan en él.

Hay que tener en cuenta que, debido a la complejidad de este órgano, existen circunstancias que pueden alterar los niveles de las mismas. Muchas infecciones y medicamentos cursan con una elevación de estas enzimas sin que signifique que el hígado esté enfermo.

Las principales enzimas reflejadas en un análisis de sangre son las siguientes:

  • ALT y AST: más conocidas como transaminasas. Son moléculas presentes en muchos tejidos relacionadas con el metabolismo celular. Por lo general, no deben exceder las 40 UI/l.
  • Fosfatasa alcalina. El rango normal es entre 44 a 147 UI/l.

Estas moléculas tienden a aumentar en diversas circunstancias. Un incremento de sus niveles puede ser un indicador de posibles afecciones como hepatitis alcohólica, infecciosa o cáncer de hígado.

Para confirmar la alteración hepática hay que descartar situaciones que puedan alterar los niveles. Además, hay que completar el estudio hepático con otras pruebas, como determinar la bilirrubina.

Es una sustancia de desecho procedente de la degradación de la hemoglobina de los glóbulos rojos, se metaboliza en el hígado por lo que una alteración del mismo aumenta sus niveles. Los valores normales de bilirrubina total van hasta 1,2 mg/dl.

4. Función renal

El riñón es el órgano encargado de filtrar la sangre, eliminando las sustancias de desecho en forma de orina. Por esa razón, una enfermedad renal hace que estas sustancias se acumulen en el organismo, con efectos que pueden ser muy perjudiciales.

En este órgano, se realiza un balance de muchas sustancias, como iones y proteínas. Los parámetros que mejor indican un posible fallo renal son las siguientes:

  • Filtrado glomerular: calcula la cantidad de sangre que filtra el riñón por unidad de tiempo. La tasa de filtración glomerular normal va entre 90 y 120 ml/min/1,73 m2.
  • Creatinina: es una proteína presente en los músculos que se elimina totalmente por vía renal. Si sus niveles aumentan en sangre es indicativo de un fallo renal, ya que no lo está eliminando de forma correcta. Se puede interpretar si se sabe que los valores normales van de 0,7 a 1,3 mg/dl.
  • Urea: es un producto de desecho formado en el riñón. Al igual que la creatinina, un aumento de los niveles de urea en sangre indican que el riñón no filtra de forma adecuada. Para especificar la causa y el tipo de alteración son necesarias otras pruebas, como un examen de orina. Los valores normales llegan hasta 40 mg/dl.

Otras determinaciones analíticas

Hasta ahora, se han comentado los parámetros que suelen pedirse en un análisis de sangre general. Si hay sospecha de alguna patología específica, es posible que el médico decida llevar cabo otras averiguaciones.

Por ejemplo, si se sospecha una infección vírica, pueden solicitarse pruebas que indiquen si existen anticuerpos contra estos agentes en sangre. Es lo que se denomina «serología vírica». También son comunes los estudios hormonales.

El análisis de sangre es un estudio fundamental

La gran mayoría de las personas que están siendo estudiadas por algún síntoma en particular van a recibir la indicación de un estudio sanguíneo. Este aporta valiosa información sobre el estado general del paciente, y muchas veces es recomendable hacerse estos estudios de forma anual para detectar de forma precoz cualquier alteración importante.


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