Cómo llevar correctamente una neofobia alimentaria
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
La neofobia alimentaria es el rechazo absoluto por parte de los niños a probar nuevos alimentos. Las reacciones de “eso no me gusta”, en especial con aquellos productos que son saludables, pueden ocasionar que comer se convierta en un verdadero reto.
Es completamente normal que los niños rechacen algunos tipos de frutas y verduras. Por ejemplo, puede que no les gusten la pera o el brócoli por su sabor. No obstante, lo que no debería suceder es que no deseen probar ningún otro tipo de alimento que se encuentre dentro de este grupo.
Si un niño rechaza cualquier fruta, quizás termine sufriendo déficit de alguna vitamina. Lo mismo ocurre si se niega de forma rotunda a probar algún tipo de verdura.
Cómo manejar la neofobia alimentaria con los más pequeños
Te vamos a ofrecer una serie de consejos para lidiar con este trastorno que pone en peligro el equilibrio dietético, lo que puede incrementar el riesgo de desarrollar patologías a medio y a largo plazo.
La neofobia es uno de los problemas dietéticos más frecuentes en los niños. La literatura científica actual asegura que esta condición es capaz de determinar la dieta futura y con ello su calidad de vida.
Los adultos somos su gran ejemplo
¿Comemos nosotros las frutas y las verduras que queremos que coman los más pequeños? La neofobia alimentaria implica que se rechace aquello que ni siquiera se ha probado. Por lo tanto, los niños no saben si les gusta o no ese alimento.
Esto suele ocurrir si los padres no comen de todo. Es más, incluso puede que se le dé a los niños alimentos que los padres no toleran comer. En estos casos, los niños tampoco desearán consumirlos.
Como padres, tenemos que dar ejemplo. ¿Nuestro hijo no quiere probar algo nuevo? Entonces, probemos nosotros un alimento diferente, dándole a entender así que, hasta que no se degusta, uno no puede determinar si le agrada su sabor o no.También, otra buena manera de combatir la neofobia alimentaria es cocinar con los niños. De este modo, además de reforzar nuestro vínculo con ellos, entrarán en contacto con la comida de una manera muy diferente a la que estaban acostumbrados. El hecho de cocinar puede aumentar su curiosidad.
Introducir alimentos nuevos de uno en uno
Un buen consejo para evitar el rechazo absoluto del niño ante nuevos alimentos es introducirlos de uno en uno. Por ejemplo, si nunca comió espinacas pero sí arroz, vamos a combinar ese arroz añadiéndole las espinacas como nuevo elemento.
Si nunca hubiese comido espinacas y se las introducimos de repente en el plato, el niño se negará a comer. Sentirá que hay demasiado elementos nuevos y rechazará ingerir lo que hay en el plato.
Esta técnica resulta especialmente útil para introducir verduras de sabores fuertes en la dieta. Un ejemplo de ellas sería el brócoli, cuyo consumo se asocia con un menor riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, según los expertos. Dicho poder se debe principalmente a la presencia de sulforafanos en su composición.
Nunca se ofrecerán premios
Decir “si te lo comes te doy chocolate” o “si te lo comes vamos esta tarde al parque” no es una buena idea. El niño tomará el hecho de comer algo nuevo como un verdadero sacrificio y solo lo hará porque hay un premio esperándole. En el caso de que no lo haya, no comerá nada.
Por lo tanto, en el caso de que el niño no quiera comer no hay que chantajearlo ni castigarlo ni obligarlo. Lo que se debe hacer es dejar ese alimento a la vista para que el niño lo vea y, poco a poco, le pique la curiosidad por probarlo. Los niños son muy curiosos.
También ayudará que los padres coman el alimento y disfruten de él. Si hacen una comida en la que incluyen ese alimento y en la del niño no, puede que llegue el momento en el que el niño pregunte: “¿y por qué a mí no me lo ponéis?”.Muchas veces, cuando no obligas a un niño a comer algo que no quiere, al final es él quien te lo acaba pidiendo. Este es un excelente consejo si tu hijo sufre neofobia alimentaria.
“Eso no se lo va a comer” es contraproducente
Si cuando estamos preparándole la comida al niño uno de los progenitores suelta “eso no se lo va a comer” lo más probable es que así sea. El niño ya imaginará lo mal que sabe ese alimento y no querrá ni probarlo. Por lo tanto, es necesario que evitemos este tipo de comentarios y que los que digamos en voz alta sean positivos. Esto ayudará al niño a superar su neofobia alimentaria.
Recuerda que cuanto más variada sea la dieta del niño, mejor será su salud a medio y a largo plazo. Es fundamental, según una investigación publicada en la revista International Journal of Epidemiology, que se incluyan vegetales de forma habitual en la alimentación.
La neofobia alimentaria es muy común en los niños. Sin embargo, podemos solucionarla de una manera eficaz poniendo en prácticas las anteriores recomendaciones. ¿Ha tenido tu hijo neofobia alimentaria alguna vez? ¿Cómo has resuelto el problema?
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