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5 consejos para no tomarte la vida tan en serio

5 minutos
"Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde" decía Jaime Gil de Biedma. Pero, ¿hasta qué punto te puede afectar tomarte la vida así?
5 consejos para no tomarte la vida tan en serio
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz

Última actualización: 11 julio, 2023

Tomarte la vida tan en serio no te está haciendo ningún favor. Es verdad que tienes responsabilidades, el trabajo merece toda tu atención y qué decir de tus relaciones personales; incluso hijos, si los tienes.

Pero tomarte la vida tan en serio ha hecho que tu sonrisa quede en el pasado y que ahora sea un ceño fruncido. Unos labios apretados son el gesto que más te define.

Quizás, como bien decía Jaime Gil de Biedma, “que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde”. Pero, ¿hasta qué punto es positivo tomarte la vida así?

Esto es lo que analizaremos, porque puede que tu percepción sobre la vida cambie a partir de ahora. Solo tenemos una, recuérdalo. Así que no te la tomes tan en serio.

Tomarte la vida en serio te ha vuelto rígido

Una persona rígida es aquella que no se suelta, que lo quiere controlar todo, que tiene como mejor amigo al estrés. Es normal que toda esa tensión termine saliendo en forma de respiración agitada, de una piel más apagada, de un cansancio que ni unas 9 horas de sueño pueden satisfacer.

No queremos que pienses que debe darte todo igual, sino que el bienestar siempre se encuentra en el equilibrio.

Tomarte la vida en serio no tendría que ser ningún problema, pero lo es. Con el paso del tiempo te amarga, ya no disfrutas las bromas y el miedo al ridículo te aterra.

De nuevo, aquí está el control, el perfeccionismo, las ataduras que tú mismo te pones y que te ahogan. Es el momento de que empieces a respirar y a disfrutar. Puedes hacerlo.

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El estrés se expresa como una explosión de ira en cualquier momento al tomarte la vida tan en serio.

¿Cómo dejar de tomarte la vida tan en serio?

Si has llegado hasta aquí, seguro que estás decidido a hacer cambios para dejar de tomarte la vida tan en serio. Quizás hayas notado que alguien de tu alrededor es así y quieres entender un poco mejor sus actitudes.

Pues bien, ahora es el momento de explicarte algunos consejos que nunca está de más recordar. Todos deberíamos tenerlos grabados en la mente.

1. Cuida la sobreexposición a la información

Los problemas de desabastecimiento, la huelga de los transportistas, la guerra en Ucrania… Si tienes la televisión encendida o no paras de buscar información, estarás constantemente exponiéndote a vivencias negativas de las que debes ser consciente, pero que no debes permitir que te borren la sonrisa.

El ser humano tiene una tendencia natural a enfocarse en lo negativo. De hecho, ¿te das cuenta de que hay muchas cosas positivas a tu alrededor?

Quizás tienes una familia que te quiere, un trabajo que disfrutar. Observa cómo los pájaros anidan esta primavera, cómo todo se llena de color. Está bien estar informado, pero tomarte la vida tan en serio puede acabar contigo.

2. Aléjate de las personas tóxicas

Puede ser que tomarte la vida tan en serio sea una consecuencia de rodearte de personas tóxicas. A veces es difícil darse cuenta de esto porque puede que no sea tu pareja, sino alguien más cercano, como tus padres.

Gestionarlo no es nada fácil, pero con la ayuda de un terapeuta lo vas a poder hacer. Notarás cómo te sacas un gran peso de encima.

3. Sé flexible con los demás

Con respecto a la flexibilidad, nos referimos a que intentes aceptar los puntos de vista de los otros. Alguien con unas ideas contrarias a ti puede ser tu mejor amigo.

Y es que aquí, quien medita va siempre un paso por delante. Una persona que medita, reflexiona antes de hablar, analiza sus pensamientos, comprueba que son una crítica basada en la creencia del pensamiento único.

Ten en cuenta que lo que tú piensas puede no ser correcto, aunque así lo creas. Así que aprende a ser flexible; primero contigo mismo, porque lo vas a notar mucho en tus relaciones personales con los demás.

Verás cómo se enriquecen y cómo empiezas a dejar de tomarte la vida tan en serio. En menos tiempo del esperado, la sonrisa se convertirá en tu carta de presentación.

4. Ríete de ti mismo

Otro de los consejos que puedes tener en cuenta para no tomarte la vida tan en serio es reírte de ti mismo. Quizás esta sea la píldora de sanación más potente. Reírse de uno mismo es vital.

Esto hace que pierdas la vergüenza, que no te importe equivocarte en una presentación, que sepas encajar las bromas de otras personas. En definitiva, te aporta un bienestar mayor.

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Aprende a bromear sobre ti mismo, de modo que no sientas aprensión por los errores o por hacer el ridículo.

5. Suelta las riendas del control

Si algo no te sale bien, no pasa nada. Si no puedes con todo, no pasa nada. Si lo estás viendo todo negativo, haz un esfuerzo por observar lo positivo.

El control es lo que te hace rígido, como comentábamos al principio, por lo que el primer paso es soltarlo. La mejor forma de hacerlo es con pequeños cambios que a largo plazo tendrán una repercusión enorme.

Busca la felicidad dejando la seriedad a un lado

¿Vas a seguir tomándote la vida tan en serio? Esperamos que este artículo te haya abierto un poco los ojos y te haya dado algunas herramientas para que puedas cambiar eso.

En todos los casos, acudir a un terapeuta es esencial. Así podrás recibir consejos personalizados para tu situación en particular y empezar a disfrutar de la vida siendo un poco más flexible y un poco más feliz.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Lama-Pacheco, J. A. (2019). Tomarse en serio la risa.
  • Zunino, E. (2021). Medios digitales y COVID-19: sobreinformación, polarización y desinformación. Universitas, Revista de Ciencias Sociales y Humanas, (34), 133-154.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.