4 consejos para conservar el queso fresco por más tiempo
Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
Conservar correctamente el queso fresco es esencial para incrementar su vida útil. Muchas personas no aplican métodos adecuados y, por lo tanto, consiguen que el producto se estropee antes o que se incremente el riesgo microbiológico. Además, hay que tener en cuenta que ciertos colectivos de riesgo deberían evitar la ingesta de dicho comestible, como es el caso de las mujeres embarazadas.
Ahora bien, la ingesta de lácteos, por norma general, está muy recomendada para la salud. Estos productos aportan una buena cantidad de proteínas de alto valor biológico y de minerales esenciales, como el calcio. Su presencia en la dieta se relaciona con un buen estado de salud y ayuda a evitar déficits y carencias que puedan llegar a comprometer la eficiencia de la fisiología humana.
¿Cómo conservar el queso fresco de manera adecuada?
A continuación, te vamos a presentar una serie de puntos clave para conservar el queso fresco de manera adecuada. Ten en cuenta que, en ocasiones, podrían llegar a desarrollarse bacterias patógenas en este alimento si no se mantiene bajo unas condiciones determinadas, lo que ocasionaría daños sobre el sistema digestivo.
Es importante controlar la temperatura
El queso es un producto que cuenta con ciertos microorganismos en su interior. La mayor parte de ellos son beneficiosos y, por lo tanto, hay que asegurar su supervivencia. Por este motivo, debe mantenerse siempre en la nevera, en un medio frío que permita que las bacterias que posee se encuentren en condiciones cómodas.
De hecho, el queso fresco se conserva mejor entre los 4 y los 8 grados. Por eso, conviene guardarlo en la zona más elevada del frigorífico. Sin embargo, los quesos más duros con periodos de curación largos se mantienen de forma óptima a temperaturas superiores, que normalmente rondan los 8 a los 12 grados. En este caso, lo adecuado sería introducir el comestible en los cajones del electrodoméstico.
No obstante, unos minutos antes de consumir el queso se recomienda sacarlo y mantenerlo a temperatura ambiente para disfrutar al máximo de su sabor y sus características organolépticas. El pedazo que sobre se debe envolver en un papel de plástico o de aluminio para volver a introducirse en el frigorífico.
Cuidar el envoltorio es fundamental
Si el objetivo es mantener el alimento en perfecto estado, hay un truco mucho mejor que envolver el queso en papel film. Cabe la opción de colocar un trozo de papel de cocina en un recipiente hermético. Sobre el mismo se pone la pieza de queso fresco, de forma que se absorba el líquido que el comestible vaya perdiendo. Se tapa el recipiente y se introduce en la nevera.
En el caso de que optes por esta alternativa, has de estar atento y cambiar el papel de cocina de forma diaria. De lo contrario, se podrían generar olores en el interior del recipiente hermético que, más tarde, se transferirían al queso. Siempre y cuando asegures esta buena práctica higiénica, la calidad del queso será excelente.
Papel de horno para el queso tierno
Cuando la intención es conservar de la mejor forma posible el queso tierno, la preferencia es utilizar papel de horno para envolverlo. Debido a su perfil microperforado, permitirá que el comestible respire, a la vez que evita que se seque. Eso sí, se introducirá igualmente en la nevera para evitar el crecimiento microbiológico de patógenos en su interior.
El aceite de oliva es un buen medio para la conservación
No es posible hablar de formas de conservar el queso fresco sin mencionar la opción de la introducción en aceite de oliva. En este caso, las propiedades a nivel organoléptico del alimento variarán, así como su valor nutricional. Sin embargo, se incrementará el contenido en ácidos grasos de la serie omega 3, compuestos que han demostrado un potencial antiinflamatorio.
Lo ideal es colocar aceite de oliva virgen extra en un tarro de cristal y cortar el queso en taquitos para introducirlo en el líquido. Luego, se debe cerrar herméticamente. Resulta positivo añadir especias culinarias en la propia grasa para aportar toques de sabor diferentes. El orégano es una de las más utilizadas y, también, es fuente de calcio.
Beneficios del queso fresco
El queso fresco aporta proteínas de la más alta calidad; estos nutrientes son indispensables para prevenir el desarrollo de patologías complejas, como la sarcopenia. Así, lo evidencia una investigación publicada en la revista BioMed Research International.
Por otra parte, este alimento concentra en su interior una buena dosis de calcio, mineral esencial necesario para mantener la salud a nivel estructural. Se trata de uno de los componentes mayoritarios de los huesos.
Su consumo en cantidades adecuadas se relaciona con un menor riesgo de sufrir problemas como la osteoporosis. Ahora bien, será indispensable mantener también en rangos óptimos los niveles de vitamina D, según un estudio publicado en Frontiers of Hormone Research.
Para ello, no hay mejor alternativa que la exposición a la luz solar de manera regular. Por medio de la radiación se estimula la producción endógena del nutriente que, posteriormente, se podrá acumular en el tejido adiposo debido a su carácter liposoluble.
Conservar el queso fresco de forma adecuada es esencial para asegurar su salubridad
Como has visto, existe una serie de consejos que puedes poner en práctica para conservar mejor el queso fresco y asegurar, así, su salubridad. Se evitará, de este modo, que el alimento pierda características organolépticas, por lo que su calidad siempre se mantendrá elevada.
Por último, ten en cuenta que resulta beneficioso para la salud la inclusión de dicho alimento en la dieta, siempre y cuando se garantice la variedad y el equilibrio de la misma. Es determinante evitar déficits de nutrientes esenciales que puedan condicionar negativamente la eficiencia de la fisiología en el medio interno.
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