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5 consejos para proteger la piel contra los efectos del aire acondicionado

4 minutos
El aire acondicionado hace que el ambiente se torne más seco y esto provoca efectos considerables sobre la piel. La mejor manera de evitarlo es tomando medidas de protección diarias.
5 consejos para proteger la piel contra los efectos del aire acondicionado
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 06 julio, 2023

Los efectos del aire acondicionado sobre la piel son considerables en algunas personas. En otras hay un impacto moderado, pero de todos modos, se notan cambios. En general, causa resequedad.

Es indudable que durante el verano, el calor se vuelve muy incómodo. El aire acondicionado genera un ambiente más fresco y consigue ese efecto, en parte, reduciendo la humedad del entorno.

En concreto, sobre la piel se altera el manto hidrolipídico que se encuentra de forma natural. El resultado son los eccemas y las irritaciones.

Efectos del aire acondicionado sobre la piel

La exposición continua o prolongada al aire acondicionado afecta la buena salud de la piel. Esto se debe a que el pH natural cutáneo es ácido, pero cuando se expone a entornos con bajos niveles de humedad, se torna alcalino. Así, se reseca la piel y disminuyen las defensas.

El aire acondicionado afecta más a algunas personas que a otras. Los efectos más notorios se dejan ver en quienes tienen la piel seca de antemano o poseen tendencia grasa. La escasa humedad lleva a que se evapore la emulsión hidrolipídica.

El papel de esa emulsión es el de proteger la piel contra agresiones externas. Al diluirse, el cutis se vuelve más vulnerable.

En tanto no es posible prescindir del aire acondicionado en muchas ocasiones, lo indicado es preservar la piel para que este no le cause daños. ¿Cómo?

Los mejores consejos para proteger la piel contra los efectos del aire acondicionado

La mejor manera de proteger la piel contra los efectos del aire acondicionado es manteniendo una buena hidratación en el cutis y en el organismo en general. Las formas de lograrlo son las siguientes.

1. Beber agua en abundancia

Lo recomendable es beber 2 litros de agua al día. Cuando comienza a actuar el aire acondicionado se debe incrementar esa ingesta. La piel pierde humedad a cada instante y es necesario recuperarla.

El consejo es beber agua, aunque no se sienta sed. Se puede hacer con pequeños sorbos frecuentes.

También es recomendable aumentar la ingesta de algunos alimentos, como cremas frías de verduras, frutas, gazpacho y zumos naturales. Habrá mayor bienestar y la piel se verá más luminosa.

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La hidratación contrarresta la evaporación de la barrera hidrolipídica de la piel.

2. Aplicar crema hidratante

Otra buena idea para contener los efectos del aire acondicionado sobre la piel es la de aplicar crema hidratante de forma regular. La textura de esta debe ser ligera y fresca. De hecho, lo más aconsejable es meterla en el refrigerador y usarla después de tomar una ducha.

Se deben evitar las cremas que contengan alcohol, grasas o aceites esenciales. No es conveniente usar los productos que sean comedogénicos, ya que estos obstruyen los poros. La crema hidratante aporta resistencia y elasticidad, además de prevenir el envejecimiento prematuro.

3. Alimentación saludable

Una dieta saludable tiene como efecto una piel sana.

Así mismo, varios alimentos contribuyen a compensar los efectos de sequedad provocados por el aire acondicionado. Lo más indicado es consumir una dieta antioxidante, compuesta en su gran mayoría por frutas y verduras.

Son muy recomendables los frutos del bosque, las manzanas, las zanahorias, el brócoli, las alcachofas, las coliflores, la espinaca y los tomates. También se recomiendan frutos secos y lácteos, así como infusiones de té verde.

4. Lavado continuo de manos y rostro

Lavarse las manos y el rostro con frecuencia ayuda a combatir los efectos del aire acondicionado sobre la piel. Esto favorece la humectación y refuerza la higiene. Cuando la piel está limpia y humectada se ve más vital.

Evitar los jabones de perfume o tocador. En su lugar, prefiere los líquidos que contengan ácido láctico. Esto aporta suavidad y brillo a la piel. Los jabones neutros también son muy aconsejables, en especial para las pieles delicadas.

Es muy importante aprender a secarse la cara sin causarle daño al cutis. No es conveniente restregar la toalla contra el rostro, ya que esto añade una agresión adicional. Lo correcto es secarse con ligeros toques. Se tarda más, pero también es más seguro.

5. Evitar el tabaco y el alcohol

Si lo que se busca es proteger la piel de las agresiones provocadas por el aire acondicionado, fumar resulta muy contraproducente.El humo del tabaco contiene toxinas que resecan la piel.

El alcohol es otro compuesto deshidratante. No solo actúa como diurético, promoviendo la expulsión de agua del cuerpo, sino que obstaculiza la rehidratación posterior.

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El alcohol ejerce un efecto contrario sobre la hidratación de la piel, lo que contrarresta los beneficios del agua.

La temperatura adecuada

La mejor manera de evitar los efectos negativos del aire acondicionado sobre la piel es tomando medidas preventivas como las que hemos indicado. En realidad, ninguna de ellas es difícil de llevar a cabo.

Recuerda también regular la temperatura en la que usas el aparato. No tiene sentido reducir el valor a niveles extremos, pues se consume más energía y el daño cutáneo se incrementa.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Cruz Cedeño, S. A. (2015). La exposición a los campos electromagnéticos en bajas frecuencias y su influencia en el ph de la piel (Bachelor's thesis, La Libertad: Universidad Estatal Península de Santa Elena, 2015).
  • Gálvez, J. S. (2020). La importancia de proteger nuestra piel al usar equipos de protección individual. Enfermería Dermatológica, 14(39), 7-8.
  • Llamas-Velasco, M., & García-Díez, A. (2010). Cambio climático y piel: retos diagnósticos y terapéuticos. Actas Dermo-Sifiliográficas, 101(5), 401-410.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.