La distancia impide los abrazos pero no los sentimientos
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Aunque haya distancia entre dos personas que se aman, persiste un hilo sutil que enlaza los corazones. Los sentimientos siguen presentes, pero es habitual que surja el temor de que la ausencia física termine por quebrar la relación.
A lo largo de la vida, es normal que haya separaciones temporales de las personas que se aman, por diversas razones. En ocasiones la distancia se establece con la pareja, pero esto también aplica para padres, hijos u otras personas significativas.
Las actividades laborales son el motivo más frecuente por el que se dan esas distancias forzadas, pero también hay muchas otras razones. Pese a que la distancia sea temporal, supone un reto para el vínculo afectivo. Aparecen las dudas, los miedos y, ante todo, la añoranza de esa persona que se ama.
Ahora bien, si hay sentimientos sinceros y claridad mental, es posible gestionar adecuadamente esos momentos vitales complejos. En esas condiciones, es posible entender que la distancia es carencia de contacto físico, pero no ausencia de sentimientos. Te invitamos a reflexionar sobre ello.
La distancia que separa nuestras almas
El destino de toda relación de pareja es impredecible, tanto si los dos están juntos físicamente como si hay distancia entre ellos. Por lo mismo, es importante tener claros algunos aspectos cuando se construye un vínculo con alguien:
- Amar exige la inversión de esfuerzos.
- Querer a alguien es arriesgarse.
- Una relación estable, madura y consciente es aquella que sabe hacer frente a las múltiples dificultades que van apareciendo. Esto incluye situaciones para las cuales ninguno de los dos están preparados.
Hoy en día, es muy común que las personas tengan que desplazarse a otros lugares, a veces distantes, por compromisos académicos o de trabajo.
A pesar de que lo más razonable sea que siempre se emprendan todos los proyectos juntos, no siempre es posible. No al menos durante un periodo de tiempo. Es ahí cuando a veces aparecen algunos problemas que enseguida pasamos a analizar.
La incertidumbre de los afectos
Las dudas, el miedo y la desconfianza suelen ser los principales enemigos a la hora de mantener una relación en la distancia.
- La distancia implica una serie de readaptaciones, entre las cuales se incluye acostumbrarse a la falta física de esa otra persona. Esto puede generar la sensación de que una parte del propio ser se está perdiendo.
- Las manifestaciones de afecto y su frecuencia cambian, lo cual hace que se incuben dudas sobre si el amor ya no es igual, o si incluso ha desaparecido. Esto puede llevar a que se hagan más exigencias al otro, con el propósito reafirmar el vínculo, cuando, en realidad, lo que se necesita es digerir el miedo. Es una situación que resulta, sin duda, muy compleja.
Relación de pareja a distancia: quién sí y quién no podrá mantenerla
Los expertos en relaciones de pareja indican que no todas las personas están preparadas para mantener un compromiso en la distancia.
- Las personas con una baja autoestima, por ejemplo, suelen presentar mayores conductas de apego y una necesidad más elevada de refuerzo inmediato y cercanía, que no se puede conseguir estando separados.
- Un bajo autoconcepto, baja autoestima y una alta inseguridad hacen que surjan conductas como los celos; esa desconfianza, a su vez, provoca sufrimiento en la otra persona y erosiona la relación.
Las personas seguras de sí mismas se caracterizan por una mayor madurez psicológica y emocional. Esto les permite establecer un compromiso de pareja basado, por encima de todo, en la confianza y en un proyecto en común con el ser querido.
Aunque se sufra por la añoranza, por la falta de contacto físico, caricias, la complicidad de las miradas y todo aquello que compone una relación, no surge la desconfianza. Por lo tanto, lo más importante es trabajar en la propia seguridad, en lugar de nutrir las dudas.
Cómo mantener una relación de pareja en la distancia y no desfallecer en el intento
Tal y como se ha señalado, la personalidad de cada quien es determinante a la hora de enfrentar una situación de distancia forzada con la pareja.
No obstante, existen también una serie de factores que se deben tener en cuenta:
- La distancia tiene un propósito y ambas partes deben entenderlo y aceptarlo. Antes de distanciarse, es importante llegar a acuerdos y pactos que sean claros para los dos y que les permitan crear un nuevo marco común para la relación.
Si esto no se hace, o se hace de una forma inadecuada, se genera una grieta que luego puede dar lugar a incomprensiones y dificultades.
- Cultivar la sinceridad y el respeto. El que los dos estén en «mapas muy diferentes» no implica que no se sigan compartiendo «espacios emocionales comunes».
La buena comunicación es fundamental para atravesar adecuadamente estas etapas. Es importante que cada uno exprese lo que siente y esté atento a escuchar lo que el otro experimenta.
- La distancia es temporal. Este es el punto más importante. Si una pareja se ve obligada a separarse, debe entender que se trata de un cambio momentáneo. De hecho, si saben asumirlo, esto podría revitalizar la relación y abrir nuevas perspectivas para la misma.
Si hay amor, estar lejos no será un obstáculo
Si una pareja se ama, la distancia les permitirá construir nuevas formas de encuentro y de intimidad. Para que esto sea posible, es importante incrementar la seguridad e uno mismo y mantener un diálogo sincero y abierto con el otro.
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- Beck, U., & Beck-Gernsheim, E. (2012). Amor a distancia: nuevas formas de vida en la era global. Grupo Planeta (GBS).
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