Fiebre tifoidea
Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López
La fiebre tifoidea, también conocida como fiebre entérica, es una infección producida por la bacteria Salmonella typhi. Afecta exclusivamente a los seres humanos y, con frecuencia, a la población que se encuentra en países en vías de desarrollo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la fiebre tifoidea es una de las enfermedades que ponen en riesgo la salud pública, puesto que cada año afecta a un aproximado entre 16 y 33 millones de personas en todo el mundo.
Esta enfermedad ha llegado a causar hasta 216 mil muertes anuales y su incidencia es mayor en niños en edad escolar y adultos jóvenes.
Las zonas más afectadas suelen encontrarse en Asia y África, aunque también está presente en ciertos países de América Latina. Por lo tanto, la incidencia en países desarrollados es mínima. No obstante, es primordial informarse al respecto, sobre todo si hay planes de viajar a zonas tropicales.
La fiebre tifoidea se presenta de forma frecuente en zonas donde el agua no recibe ningún tratamiento y las medidas de sanidad en cuanto a alimentos es precaria o nula. De allí también que el número de casos sea elevado.
Cabe destacar que muchas veces, aún en países desarrollados, pueden existir casos de fiebre tifoidea, ya que las personas se pueden infectar fácilmente por vía oral-fecal.
Causas
La causa de esta infección es la bacteria Salmonella enterica, específicamente aquella perteneciente al serotipo Typhi. Esta bacteria se caracteriza por atacar al sistema digestivo. Una vez que se introduce en el organismo, la bacteria accede al intestino delgado y se multiplica con rapidez en un periodo de 3 a 4 días aproximadamente.
Más tarde, tras atravesar y colonizar los folículos linfoides intestinales, consiguen acceder a los vasos linfáticos mesentéricos, desplazándose hasta los vasos sanguíneos, con lo cual se dispersará por el resto del organismo.
Vías de transmisión
Las vías de transmisión de esta enfermedad son oral y fecal. Ya que al entrar contacto con aguas contaminadas del sistema de alcantarillado o al ingerir alimentos o beber agua contaminada (con restos de heces de personas infectadas) se puede contraer la fiebre tifoidea.
Por otra parte, la bacteria puede transmitirse de persona a persona al manipular alimentos sin lavarse las manos después de utilizar baños públicos o tener directamente contacto con defecaciones u orina y luego llevarse la mano a la boca.
Factores de riesgo
- Tener contacto directo con una persona infectada.
- Vivir o viajar en zonas donde la enfermedad es endémica.
- Trabajar en el manejo clínico de la bacteria Salmonella typhi.
- Tener un sistema inmunitario débil debido al consumo de fármacos corticosteroides. O bien, por enfermedades autoinmunitarias.
- Ingerir directamente agua contaminada con S. typhi. O, simplemente, ingerir alimentos mal lavados o contaminados.
Síntomas de la fiebre tifoidea
El desarrollo de los síntomas de la fiebre tifoidea se produce gradualmente en la mayoría de los casos. Con frecuencia, se dan entre la primera y la tercera semana tras la exposición a la bacteria. No obstante, estos pueden desaparecer tras dos o cinco días después de iniciar un tratamiento médico con antibióticos.
Primera semana
En los primeros días de infección los pacientes experimentan síntomas agudos.
- Episodios de fiebre que alcanzan hasta los 39,5 ºC
- Dolores de cabeza.
- Sensación de fatiga.
- Pérdida del apetito.
- Dolores abdominales.
- Tos seca y persistente.
- Erupciones cutáneas o “manchas rosas”. Diarrea profusa, o bien, estreñimiento.
Segunda semana
Si la infección no recibe un tratamiento oportuno y eficaz, se produce una segunda fase en la cual se experimentan los siguientes síntomas:
- Pérdida de peso notoria.
- Diarrea o estreñimiento severos.
- Fiebre alta, hasta de 40 ºC.
- Distensión abdominal extrema.
Tercera semana
En caso que las bacterias logren sobrevivir por tres semanas, el paciente presenta complicaciones como:
- Sangrados nasales.
- Hemorragias intestinales.
- Dificultades para fijar la atención.
- Agitación, delirios y alucinaciones.
- Dificultad para moverse, agotamiento y ojos medio cerrados (estado de la fiebre tifoidea).
A menudo, en esta fase, la fiebre tifoidea puede generar alteraciones y lesiones en diferentes órganos.
Cuarta semana
Aunque la fatiga y el debilitamiento es persistente, durante la cuarta semana la temperatura corporal comienza a restablecerse hasta llegar a niveles normales. Los síntomas pueden volver, incluso un par de semanas después que la fiebre haya desaparecido.
¿Cuándo consultar al médico?
Tras identificar los síntomas iniciales de la fiebre tifoidea se debe consultar de inmediato al médico. Cuanto más pronto se realice un tratamiento con antibióticos, más rápido se detiene el desarrollo y la progresión de los síntomas.
Si los síntomas reaparecen o persisten después del tratamiento inicial, lo más aconsejable es visitar un médico especializado en enfermedades infecciosas. Estos últimos tienen más capacidad para reconocer y tratar esta enfermedad que un médico que no tiene tanta experiencia en esta área.
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