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Miedo a la penetración y otras de las fobias sexuales más comunes

8 minutos
El sexo es una parte muy importante en la vida del ser humano. Sin embargo, en algunas personas, la sola idea de pensar en tener intimidad causa un temor incontrolable.
Miedo a la penetración y otras de las fobias sexuales más comunes
Macarena Liliana Nuñez

Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez

Escrito por Daniela Bernal
Última actualización: 26 noviembre, 2024

Las fobias son trastornos de ansiedad que se manifiestan como un miedo intenso e irracional hacia objetos, situaciones o actividades. En concreto, las fobias sexuales son temores que se caracterizan por una ansiedad extrema en contextos relacionados con la sexualidad. Por lo general, su origen puede estar en traumas del pasado, factores ambientales, predisposiciones genéticas o aprendizajes culturales.

Quienes las experimentan suelen tener palpitaciones, sudoración y náuseas al enfrentarse a situaciones relacionadas con el sexo. Además, tienden a evitar los encuentros íntimos.

El miedo a la penetración, la erotofobia, la falofobia y la gimnofobia son algunas de las fobias sexuales más comunes. Pero hay una gran variedad de ellas y, a continuación, te explicamos en qué consisten.

1. Miedo a la penetración

También conocida como coitofobia o genofobia, consiste en el temor a la penetración durante la intimidad. Es una de las fobias sexuales más comunes entre mujeres, pero también hay hombres que pueden experimentarla. Quienes la padecen pueden besarse, acariciarse y hasta tener juegos previos con su pareja, pero se paralizan en el momento del coito.

Traumas pasados, como el abuso y el acoso sexual, junto con la educación, la cultura y la religión, son algunas de las causas. La coitofobia también guarda relación con el vaginismo, que es la contracción involuntaria de los músculos de la vagina, debido al temor o la ansiedad sexual.

Ten en cuenta que, en ocasiones, esta fobia puede ser tanto causa como consecuencia del vaginismo. Además, hay casos en los que dichos problemas son formas en las que se manifiesta un trastorno de ansiedad mayor.

2. Erotofobia

Muchos definen a la erotofofobia como la fobia al sexo, pero es un concepto que va más allá del acto sexual en sí. El sexólogo Germán Quiroz señala que es el rechazo o temor a los comportamientos sexuales.

Es decir, incluye también a los juegos previos, la masturbación e, incluso, a conversaciones de carácter sexual. Todo lo relacionado con el placer genera aversión.

Su origen suele estar en la educación y la cultura de la persona. También puede relacionarse con eventos traumáticos del pasado o con ansiedad.

Se manifiesta de muchas maneras, desde el temor a que te toquen hasta la coitofobia. De hecho, podría decirse que esta última es un «tipo» de erotofobia.

3. Espermatofobia

Seguro que por el nombre imaginas de qué va. Esta es la fobia al semen, tanto para verlo como para tocarlo.

La pueden sufrir mujeres y hombres. En este último caso, incluso puede darse que el varón sienta temor de su propio esperma.

Al igual que las anteriores, su causa puede estar en la educación y las creencias erróneas sobre el semen. Por ejemplo, que es impuro o asqueroso.

4. Fobia a los genitales masculinos

Más conocida como falofobia, es el miedo a cualquier tipo de penes, tanto flácidos como en erección. Si bien es cierto que suele sucederle a las mujeres, también puede haber algunos hombres que la padezcan. Su origen es diverso: desde una mala experiencia íntima pasada hasta una crianza restrictiva.

Este temor hace que quien lo sufre no se imagine teniendo un acto sexual con alguien con pene. Incluso, pueden llegar a sentirse incómodos o asqueados con tan solo mirar una imagen del miembro masculino.

Cuando es el propio hombre que siente temor de la erección de su pene, la fobia se llama itifalofobia.

5. Colpofobia

Así como hay un miedo incontrolable a los penes, también hay uno a los genitales femeninos. Es la colpofobia o eurotofobia. Lo que desencadena el temor es ver, tocar o imaginarse a una vagina.

Aunque puedes pensar que solo afecta a los hombres, también hay mujeres a las que la idea de mirar su vagina les produce incomodidad. Las causas son muy similares a las de la falofobia: traumas pasados, creencias erróneas, educación sexual restrictiva, entre otras.

6. Venustrafobia

La venustrafobia es el temor a las mujeres hermosas. Esto hace que quien la padece se sienta paralizado, ansioso, le suden en extremo las manos o sufra palpitaciones al conocer o interactuar con una mujer atractiva.

Aunque suele darse en hombres, también es posible que la viva alguna mujer. Entre sus causas, la psicóloga Christina Balinotti destaca los maltratos recibidos por alguna mujer atractiva en el pasado, como madre o expareja. También el hecho de haber vivido acoso o tener baja autoestima.

La venustrafobia no se encuentra reconocida de manera formal en el «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales» (DSM-5). Puede ser considerada una variante de otras fobias; por ejemplo, de fobias específicas.

7. Medomalacufobia

Aunque tiene un nombre poco común, la situación que describe no lo es. Se trata del clásico miedo que tienen los hombres a perder la erección durante el acto sexual. Esta fobia le sucede solo al género masculino y se manifiesta con dificultad para conseguir o mantener una erección, ansiedad o incluso ataques de pánico durante las relaciones íntimas.

El miedo tiene su origen en el temor de algunos a no cumplirle a su pareja, lo que les causa gran nerviosismo. También puede deberse a malas experiencia sexuales en el pasado o problemas de confianza en la cama.

Al igual que la venustrafobia, no se encuentra como diagnóstico oficial en el DSM-5.

8. Androfobia

La androfobia es el miedo general y sentimiento de rechazo hacia los hombres y lo masculino. Es una fobia que experimentan las mujeres y suele deberse a eventos traumáticos, como abuso sexual o haber recibido maltratos físicos y psicológicos por parte de algún varón.

A diferencia de otras fobias sexuales, esta afecta en gran medida la calidad de vida de una mujer. Dificulta la interacción con cualquier persona del sexo opuesto, más allá de posibles parejas. Entre sus síntomas se encuentra la taquicardia, el deseo de huir, las náuseas y los pensamientos catastróficos al mirar a un hombre.

9. Ginefobia

También nombrada como ginecofobia, es la contraria a la anterior. Es decir, es el miedo irracional y la ansiedad que sienten algunos hombres frente a las mujeres. Al igual que la androfobia, su origen es diverso, pero suele deberse al hecho de haber recibido maltratos y abusos por parte de mujeres durante el pasado.

Si no se trata, puede hacer que la persona padezca otros problemas, como la agorafobia. En específico, sería el miedo a salir de casa por el temor a encontrarse con una mujer.

10. Agrafobia

Es el miedo a sufrir una agresión o abuso sexual. Si bien es cierto que suelen padecerla las mujeres, también es posible que algunos hombres lleguen a sufrirla. Aparece como consecuencia de haber experimentado una violación o de que una persona muy cercana la haya vivido.

Lamentablemente, se ha vuelto una de las fobias sexuales más comunes, debido a la alta prevalencia de agresiones vinculadas con el sexo o el género. Solo en España, el 8,9 % de la población indicó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en la pareja, de acuerdo a los datos recabados por la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019.

11. Parafobia

La parafobia es el temor a la perversión. ¿Qué implica? Quienes la experimentan pueden sentir un miedo paralizante a que otros los perviertan. O también temen que ellos mismos se perviertan con sus acciones.

El origen está en la educación y la crianza, así como también en las creencias religiosas. Y es que algunas culturas consideran a ciertas prácticas como «impuras».

Ten en cuenta que alguien con parafobia puede tener relaciones sexuales, aunque lo hará con solo una pareja y en una misma posición casi siempre. Más no realizará otro tipo de posturas sexuales, juegos previos ni prácticas alternativas, por considerarlas pervertidas.

12. Filemafobia

Es el temor a los besos, tanto en los labios como en otras zonas del cuerpo, como las mejillas o la frente. Si te preguntas por la causa de la filemafobia, te contamos que suele deberse a un evento traumático del pasado relacionado con los besos.

Ten en cuenta que el contacto con los labios ajenos también puede actuar como el desencadenante de más fobias. Por ejemplo, miedo a los gérmenes o a los olores de la boca.

13. Hafefobia

Esta fobia está muy relacionada con la anterior y es el miedo al contacto físico. La hafefobia hace casi imposible tener relaciones sexuales. Además, el temor al toque no solo se aplica a las parejas y al plano sexual, sino a cualquier otro contexto, incluso con familiares y amigos.

Personas inhibidas, con familiares que padecen ansiedad o con experiencias negativas anteriores al contacto físico, son más propensas a sufrir hafefobia.

14. Gimnofobia

La nudofobia (otro de sus nombres) es una de las fobias sexuales más comunes y consiste en el miedo a la desnudez. Tanto a verse a sí mismo como a otros sin ropa.

Son varias las fuentes de este temor. Por un lado, está el sentimiento de vergüenza por el propio cuerpo, que puede provenir del peso corporal o por tener alguna cicatriz. También influyen la cultura y la crianza, así como tener una personalidad inhibida o haber sufrido traumas en el pasado (bullying).

¿Se pueden abordar las fobias sexuales más comunes?

La manera de tratar las fobias sexuales que te nombramos es acudiendo a terapia con un especialista. En la consulta, se puede abordar el miedo irracional utilizando distintos métodos, como la terapia cognitiva conductual, en la cual se ayuda al paciente a dar con el origen del problema y con los pensamientos que lo desencadenan, para hacerles frente.

También pueden utilizarse terapias de exposición, para confrontar, poco a poco, al miedo. Así se lo enfrenta y, con el tiempo, se supera.

Las técnicas de relajación son otra alternativa para reducir los niveles de ansiedad asociados. Pero deben ser guiadas por profesionales. Así que el primer paso hacia una vida sin fobias es buscar ayuda.


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