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Haemolacria: llorar sangre es real

6 minutos
Algunos tumores benignos, traumatismos e inclusive cambios hormonales pueden causar lágrimas con sangre. Esta condición rara es reconocida por la ciencia médica y aquí la explicamos.
Haemolacria: llorar sangre es real
Diego Pereira

Escrito y verificado por el médico Diego Pereira

Última actualización: 06 julio, 2023

Las lágrimas están compuestas por sustancias muy importantes para lubricar el ojo y permitir una adecuada agudeza visual. En muy escasas ocasiones pueden venir acompañadas de sangre, lo que se conoce como haemolacria.

A pesar de su frecuencia, se conocen casos desde hace siglos. La mayoría están causados por tumores benignos, traumatismos, infecciones locales y cambios hormonales. No suele considerarse grave, pero es recomendable acudir con un oftalmólogo para determinar la causa.

¿Qué es y cómo ocurre la haemolacria?

Este término se refiere a la emisión de lágrimas acompañadas de sangre. Se conoce desde hace muchos siglos, llegando inclusive a tener connotaciones espirituales por considerarse algo relacionado con lo sobrenatural.

Inclusive hoy en día despierta ciertas dudas en la población general, a pesar de ser un síndrome bien conocido por parte de los oftalmólogos. Eso no quita que sea una condición rara.

En la mayoría de los casos se trata de episodios autolimitados, que inclusive se presentan de forma periódica. No suele producir síntomas asociados y muchas personas no se dan cuenta de que están sangrando hasta que tocan las lágrimas o se ven a un espejo.

Debido a la comunicación del aparato lagrimal con la cavidad nasal y luego con la bucal, algunos pacientes podrían referir un sabor metálico mientras lloran.

Posibles causas de la haemolacria

En este artículo solo haremos referencia al sangrado que acompaña a la liberación de las lágrimas. Esto no quiere decir que el globo ocular pueda presentar lesiones en diferentes lugares que, en un momento u otro, sean susceptibles de sangrar de otra forma.

Menstruación y problemas hormonales

Según un estudio de la revista Acta Ophtalmologica que incluyó la participación de 125 personas (hombres y mujeres) para determinar la presencia de sangre en las lágrimas, muchos no tenían evidencia de sangrado, por lo que tuvo que determinarse por métodos químicos la sangre oculta.

Además, los investigadores realizaron un análisis especial en aquellas mujeres que se encontraban en la menstruación. El 18 % de las mujeres en edad fértil y que, además, se encontraban menstruando, resultó tener restos de sangre mezclados con las lágrimas.

Pero, ¿por qué está ligado con los cambios hormonales? Al evaluar a las pacientes menopáusicas, ninguna resultó positiva para los análisis de sangre oculta. De hecho, de los hombres analizados, solo el 8 % tuvo el fenómeno.

La hipótesis es que la menstruación es una condición en la que se produce sangrado a través de diversos orificios corporales. Esto incluye los ojos, quizá debido a una hemorragia subconjuntival. Por lo general, se presenta alrededor de la menarquia y, en pocos casos, en relación con la menopausia.

La menstruación de asocia al hecho de la presencia de sangre en las lágrimas por los cambios hormonales subyacentes.

Neoplasias

Las neoplasias benignas son una causa común de haemolacria. En la inmensa mayoría de los casos no puede observarse el tumor, por lo que el médico indicará estudios de imagen para ver pequeñas lesiones.

Suelen aparecer a lo largo del aparato lagrimal, en especial en el conducto o saco. Los principales tumores benignos de la zona son los papilomas y los hemangiomas. Los primeros pueden tener causas diversas, pero el término se refiere a lesiones que tienen crecimiento externo y frondoso. De hecho, pueden salir casi en cualquier parte del cuerpo.

Los hemangiomas también son bastante comunes y son neoplasias de vasos sanguíneos. Por lo general se presentan aislados y sobre la piel, aunque en algunos casos se extienden a órganos internos. El granuloma piogénico es otro tumor benigno que, si se dispone en esta localización atípica ocular, se asocia con el fenómeno.

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Enfermedades hematológicas

En algunas ocasiones, el sangrado es producto de enfermedades de la sangre en las que se encuentra alterada la coagulación. Este proceso se refiere a todas aquellas medidas naturales para garantizar la hemostasia. 

La hemofilia es una de estas enfermedades características. Tiene varios subtipos, que son el A y el B, cuando hay deficiencia de los factores VIII y IX de la coagulación, respectivamente. Muchas veces se diagnostica en la infancia, ya que lesiones en apariencia normales (como una caída en el parque) pueden provocar sangrados abundantes.

Es posible que un caso de hemofilia (u otro trastorno de la coagulación menos frecuente) provoque haemolacria. Las infecciones locales (como la conjuntivitis), traumatismos de moderada intensidad y el rascado son factores que pueden promover el sangrado con las lágrimas.

Inflamación

La presencia de lesiones inflamatorias puede provocar el daño de pequeños vasos sanguíneos. Esto lo afirma una publicación informativa del National Center for Biotechnology Information de los Estados Unidos. La relación se establece con casos severos de conjuntivitis en los que existe formación de úlceras.

Este fenómeno produce el reclutamiento de células del sistema inmune (como los macrófagos, neutrófilos y linfocitos), las que se encargan de producir reacciones bioquímicas locales ante la presencia de un agente extraño. Según algunos autores, la haemolacria podría ser una manifestación de infecciones posoperatorias en los globos oculares.

Tanto las cirugías como la presencia de materiales extraños dentro del organismo pueden producir fenómenos inflamatorios indeseados, que a veces se tratan con medicamentos para evitar complicaciones. La haemolacria es un signo que alerta a los oftalmólogos de posibles complicaciones posoperatorias, quizá en relación con la aparición de fístulas.

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Diagnóstico y tratamiento de la haemolacria

La entrevista personal y el examen físico ocular son aspectos imprescindibles durante la consulta médica por haemolacria. Sin embargo, salvo casos de tumores externos o anormalidades similares, quizá esta evaluación resulte bastante normal.

Para detectar defectos anatómicos internos el médico podría solicitar una tomografía computarizada o una resonancia magnética nuclear, con el objetivo de visualizar pequeñas estructuras capaces de producir sangrado.

En la mayoría de las ocasiones no se requiere instaurar un tratamiento inmediato. Así, el médico puede optar por una postura expectante mientras espera el resultado de los exámenes. En caso de identificar una causa que deba ser resuelta, es posible que se emplee cirugía, fármacos antiinflamatorios o antibióticos.

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Los posoperatorios oculares pueden tener como complicación la haemolacria.

¿Qué tan común es?

La haemolacria es muy poco frecuente. En la actualidad se desconoce la distribución de la enfermedad según sexo, raza o edad.

Esto no quiere decir que las posibles causas mencionadas al principio del artículo también sean poco frecuentes. La hemofilia, los papilomas, las conjuntivitis, los traumatismos oculares y las cirugías oftalmológicas son comunes. El detalle es que casi nunca producen como síntoma asociado el sangrado a través de las lágrimas.

La rara condición de la haemolacria no es siempre alarmante

La haemolacria es una condición rara y debe considerarse como un síntoma. El médico especializado en su diagnóstico y manejo es el oftalmólogo, quien en pocas ocasiones podría referir a otro profesional para completar el estudio.

No es una condición grave, a menos que el sangrado sea abundante y tenga repercusiones considerables sobre la vida del paciente. Son escasos los casos asociados a una neoplasia maligna en esta localización, pero ante la duda es recomendable planificar una consulta.


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