Los niños del siglo XXI y la tecnología
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Los niños del siglo XXI viven en un mundo dominado por las tecnologías de la información y la comunicación. Sus padres tratan de adaptarse a esta revolución. Con frecuencia decimos que los niños del siglo XXI llevan “el ADN de la tecnología”. Y, efectivamente, desde edades cada vez más tempranas, estos niños usan dispositivos electrónicos. Además, navegan por Internet buscando información y entretenimiento, accediendo a las redes sociales.
Mientras tanto, los padres son ampliamente superados por las habilidades y destrezas tecnológicas de los niños. Ante lo cual cabe preguntarse: ¿Cuál es el rol que toca asumir a los padres en cuanto a la forma en que los hijos se relacionan con la tecnología?
¿Cómo usamos la tecnología?
Los pediatras determinan que de 0 a 2 años los niños no deberían tener ningún contacto con tabletas o móviles. De esta manera, se busca que sus cerebros desarrollen las conexiones que necesitan para crecer adecuadamente y que tengan un aprendizaje y habilidades interpersonales normales.
De 3 a 6 años, solo deberían usar estos dispositivos una hora al día. Aunque, en realidad, los niños están interactuando con pantallas masivamente desde su nacimiento. El cerebro inmaduro de un bebé, que nace con millones de conexiones para adaptarse al mundo real, se está adaptando primero a un mundo digital, rico en estímulos, con un gran caudal de información y una altísima interactividad.
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Niños del siglo XXI: ¿Estamos criando niños dependientes de la tecnología?
La mente de los niños se está haciendo dependiente a la tecnología. La realidad tiene un ritmo mucho más lento, lo cual resulta insatisfactorio para estos niños. Además, con la tableta en las manos se aíslan de los demás niños y de los juegos reales.
La interactividad de una tableta o de los juegos en línea crean sensaciones placenteras que el niño puede repetir una y otra vez, sin descanso. Esa sensación es adictiva porque activa la dopamina, la misma que se activa en el adulto al consumir alcohol, cocaína o tabaco.
Esa dopamina genera un estado de bienestar, euforia y motivación. Solo encuentra la felicidad con la tableta en las manos. Entonces, los padres en vez de enseñarles a regular las emociones para que sean adultos felices y responsables, están promoviendo una dependencia real.
La tecnología es la nueva niñera
En el siglo XX, los padres usaron la televisión como niñera. Pero en el siglo XXI, sus hijos usan los smartphones y las tabletas. Aunque estos dispositivos pueden tener aplicaciones didácticas, no es lo que necesitan los niños para su desarrollo.
Antes, el niño era un consumidor pasivo de la televisión. Hoy en día, salta de una aplicación a otra, sin quedarse mucho tiempo en ninguna. La capacidad, en apariencia positiva, de realizar multitareas con la tableta impide la posibilidad de profundizar.
Los niños necesitan desarrollar la motricidad fina cogiendo un lápiz, así como comunicarse con sus padres y con otros niños, compartir sus emociones… Aprenden las letras en la pantalla, pero pueden ser incapaces de escribirlas. Igualmente, dedican horas a jugar en línea con un extraño, pero les aburre jugar con otro niño en el parque.
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Los niños del siglo XXI crecen más rápido
La velocidad con la que los niños consumen contenidos en Internet los hace crecer más rápido. Cuando necesitan pertenecer a un grupo, comienzan a usar las redes sociales. Facebook, Instagram, Youtube o Google exigen que los adolescentes tengan mínimo 13 años para crear una cuenta, pero los niños mienten sobre sus datos para entrar mucho antes, y los padres lo permiten.
Asimismo, aunque los gremios médicos mencionados consideran que los niños y adolescentes entre 6 y 18 años solo deberían pasar 2 horas al día frente a la pantalla, están pasando entre 10 y 11 horas diarias. Gracias a los juegos en línea, los niños y adolescentes perciben la violencia como “normal”.
Al mismo tiempo, exponen su sexualidad y privacidad, quedando a merced de los depredadores sexuales que usan las redes sociales. Actualmente, los niños son víctimas de ciberacoso, del llamado grooming y del sexting.
¿Cómo proteger a los niños del siglo XXI?
En ningún caso tiene sentido prohibir el acceso de nuestros hijos a la tecnología e Internet. Estas invenciones llegaron para quedarse. Tarde o temprano, los niños las utilizarán, ya sea por razones educativas, informativas, recreativas, etc.
Lo importante para los padres es esperar a que tengan la edad apropiada para usar estos recursos y promover el uso racional y responsable. Ello incluye no solo controlar el número de horas de uso de la tecnología, sino también los contenidos que se consumen.
De igual forma, así como supervisamos el comportamiento de nuestros hijos en la vida real, también deberíamos hacerlo con las relaciones virtuales. Pedimos a nuestros hijos que tengan cuidado con personas extrañas en la calle. De la misma manera, les pedimos que sean empáticos con sus compañeros.
Así pues, les deberíamos pedir lo mismo con las personas que contactan en las redes sociales. Las normas de la vida real también sirven para el tránsito por el mundo digital. Es nuestra responsabilidad apoyar y orientar a nuestros niños para que tengan la dicha de disfrutar de su infancia.
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