Los principios de la dieta macrobiótica
La dieta macrobiótica fue creada originalmente en Japón por George Ohsawa, que pensaba que la dieta de una persona tiene que ser equilibrada para que en su ying y yang también exista un equilibrio.
Se compone principalmente de alimentos vegetarianos y orgánicos, bajos en grasa y altos en fibra. Además, se supone que estos alimentos tendrían un papel directo en todos los aspectos del bienestar físico, mental y espiritual.
Alimentos de la dieta macrobiótica
A continuación te presentamos las bases de la dieta macrobiótica según se explican en un artículo publicado en The Permanente Journal en el año 2002:
Los alimentos, como las frutas, verduras, nueces, semillas, cereales integrales, legumbres, soja fermentada, sopas, y pequeñas porciones de pescado, son alimentos básicos de la dieta macrobiótica. De hecho, del 50 al 60% de su dieta deben ser cereales integrales. Así, 25 al 30% deben ser verduras, y 5 a 10% de miso y sopa de frijol. Además, del 5 al 10% de frijoles y vegetales marinos.
Los cereales integrales, como el arroz de grano corto marrón, arroz de grano medio, cebada, mijo, espelta, avena, centeno y trigo sarraceno se deberían comer con mayor frecuencia.
Las verduras deben incluirse en cada comida, especialmente de la categoría de verduras de hoja verde. Estas son algunas como la col rizada, puerros, nabos, hojas de mostaza y berros. También el brócoli, coles y calabazas, y raíces, como las zanahorias, raíces de diente de león, chirivía, rábano y raíz de loto. Las legumbres, como la soja negra, garbanzos o lentejas, constituyen el resto de la dieta.
Principios de la dieta macrobiótica
La evidencia científica no respalda los argumentos de que una dieta macrobiótica sea eficaz en el tratamiento del cáncer. Esta dieta consiste en frutas, verduras, y cereales integrales.
Si bien no existen estudios que defiendan los supuestos beneficios de esta dieta para la salud, las investigaciones señalan que las dietas basadas en el consumo de vegetales, frutas y granos enteros se asociarían con un menor riesgo de padecer enfermedades, como las cardíacas o el cáncer.
Algunos partidarios de la dieta macrobiótica afirman que podría prevenir el cáncer y mejorar el bienestar físico y espiritual. Aún así, podría conducir a una mala alimentación, si no se planifica adecuadamente.
Esta dieta tiene un claro objetivo, que es equilibrar el ying y el yang. Estas son las dos formas de energía primaria y complementaria, y que según las antiguas tradiciones espirituales asiáticas, están presentes en todas las personas, alimentos y objetos. Estas dos fuerzas deberían equilibrarse con el fin de alcanzar la salud y la vitalidad.
Una dieta macrobiótica combina elementos del budismo con los principios de la dieta basada en una alimentación simple. Su objetivo principal sería evitar la ingesta de toxinas, procedentes de comer azúcares refinados, productos lácteos, carnes y alimentos grasos.
Algunas versiones de la dieta excluyen todos los productos animales. Además, los defensores de la dieta macrobiótica desalientan la ingesta de productos lácteos, huevos, café, azúcar, estimulantes y hierbas aromáticas; así como carnes rojas, aves de corral y alimentos procesados.
Por otra parte, ciertas hortalizas estarían desaconsejadas, como las patatas, espinacas, acelgas, tomates, berenjenas, pimientos, aguacates, calabazas y espárragos. Lo mejor se considera ingerir fruta local.
Otros elementos pueden ser incluidos ocasionalmente, como el pescado blanco fresco, nueces, semillas, encurtidos y condimentos asiáticos.
Desventajas de la dieta macrobiótica
Merece la pena señalar que este modelo de alimentación no es adecuado para todas las personas. De hecho, para algunos puede ser demasiado estricta.
Por otro lado, no sería aconsejable para pacientes con enfermedad renal e hipertensión, pues implica el consumo de alimentos ricos en sodio. Además, dado que restringe las fuentes de grasa animal y lácteos, podría incidir en la deficiencia de:
- Proteínas
- Calcio
- Vitamina B12
Muchas personas que siguen esta forma de alimentación optan por complementarla con suplementos para contrarrestar dicha pérdida de nutrientes.
Ahora que conoces la dieta macrobiótica, ¿te animarías a probarla? Recuerda que antes de cambiar tus hábitos alimentarios debes consultar con tu médico.
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- Kushi, M. (1980). Medicina macrobiotica. Edizioni Mediterranee.
- Ohsawa, S. G. (1994). Macrobiótica zen. Uruguay.
- Tamura, I. (1993). Macrobiótica. Editorial Kier.
- Perm J. 2002 Fall; 6(4): 34–37. The Macrobiotic Diet as Treatment for Cancer: Review of the Evidence. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6220645/
- The Journal of Nutrition, Volume 131, Issue 11, November 2001, Pages 3056S–3064S, https://doi.org/10.1093/jn/131.11.3056S
- WebMD. Macrobiotic Diet. https://www.webmd.com/diet/a-z/macrobiotic-diet
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