¿Qué son los mocos y qué función tienen?
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
Todo el mundo conoce los mocos, pero no muchos saben qué son en realidad y cuál es la función que cumplen. Aunque parezca increíble, un adulto promedio produce alrededor de un litro de esta sustancia por la nariz y un litro más por la garganta cada día.
Los mocos tienen diferentes texturas y colores. Los hay blandos y duros, blancos y negros, verdes y amarillos. En general, se les relaciona con la suciedad, pero su función principal tiene que ver con evitar que muchas partículas indeseables penetren en el sistema respiratorio.
De una u otra manera, los mocos indican si una nariz está funcionando como debe o no. Aunque está muy generalizado el hábito de hurgarse las fosas nasales para extraer esa sustancia pegajosa, lo mejor es limpiar con un pañuelo de papel.
¿Qué es la mucosidad nasal?
Se habla de los mocos para referirse al fluido que sale de la nariz. Esta no es la única secreción mucosa que produce el organismo, pero se ha popularizado esa denominación. A las secreciones bronquiales suele llamárseles flema o expectoración.
Así pues, los mocos son un líquido viscoso secretado por las células epiteliales de la nariz y de otros órganos. Estas células poseen unos cilios, que son una especie de pelos. Estos mueven el moco hacia las fosas nasales.
Cumplen varias funciones y las más importantes son las siguientes:
- Actúan como lubricantes: ayudan a mantener húmeda la nariz y los senos paranasales. Esto protege de la irritación causada por el roce con algún objeto o partícula.
- Son un escudo protector: el tejido de las fosas y los senos nasales es bastante fino y delicado. Los mocos contribuyen a protegerlo.
- Conforman una barrera: contribuyen a atrapar y expulsar las partículas extrañas que entran en la nariz, tales como polvo, polen, bacterias y virus.
De este modo, la función de los mocos se puede sintetizar diciendo que son un mecanismo de defensa y de protección frente a los agentes externos que pueden ingresar al organismo por la nariz. Son clave para combatir las alergias y los resfriados.
Sigue leyendo: Sinusitis en niños: síntomas, causas y tratamiento
¿Cómo se forma el moco?
Los mocos se producen dentro de la nariz y, en principio, son una sustancia que contiene agua, proteínas, algunos productos químicos y sal. Presentan una textura viscosa y pegajosa, lo que les permite atrapar sustancias dañinas del medio ambiente.
La mayor parte del moco que producen la nariz y la garganta se mezcla con la saliva y se traga. Una parte se queda en la nariz. Cuando se produce un estornudo o la persona se suena, el moco es expulsado. En caso contrario, se queda en la nariz y se seca.
Si una persona se resfría el organismo produce más histamina. Esta es una sustancia que hace que las membranas de la nariz se inflamen y produzcan más moco. Así se forma una capa gruesa de mucosidad que refuerza la protección del tejido nasal.
Así mismo, cuando hay más moco debe expulsarse con mayor frecuencia, bien sea porque las personas se suenan de manera más asidua o porque estornudan más. Esto contribuye a expulsar el agente infeccioso. Algo análogo ocurre con las alergias.
¿Qué no es el moco?
Hay muchos mitos populares en torno a los mocos. Como mitos que son, no corresponden a la verdad. Se dice, por ejemplo, que son células cerebrales que descienden desde el cráneo y llegan a la nariz, lo que es falso.
De la misma manera, algunos afirman que se trata de restos de líquido cefalorraquídeo. También se dice que los mocos verdes implican una infección grave o que no tenerlos en la nariz significa ser más limpio. Nada de eso tiene fundamento.
Lee también: Mucofagia: ¿comer mocos es un hábito peligroso?
¿Por qué cambian de color los mocos?
Uno de los aspectos más llamativos de los mocos es que cambian de color. En términos generales, esto ocurre por las sustancias que entran en contacto con ellos. Desde ese punto de vista podemos encontrar diversas tonalidades.
Transparentes
Es el tono habitual y el que se considera normal. Sin embargo, si gotean demasiado es posible que esto sea síntoma de un resfriado o de rinitis alérgica. Así que la ausencia de color no siempre es señal de que no haya ningún problema de salud.
Amarillentos o verdosos
Los mocos amarillentos o verdosos son señal de que hay una infección, la que no tiene por qué ser grave. Toman esa tonalidad debido a que el sistema inmune incrementa la producción de unas células de defensa llamadas neutrófilos.
Tales células secretan unas enzimas para acabar con el agente infeccioso. Una de esas enzimas, la peroxidasa, le da ese tono a la mucosidad. Lo usual es que el moco vaya cambiando de color de forma paulatina: pasa de transparente a amarillo y luego a verde.
Rojos o marrones
Este color significa que hay un componente de sangre en la mucosidad. Es posible que se hayan roto algunos de los pequeños vasos sanguíneos que están en la membrana de la nariz o que se haya producido una pequeña lesión por estornudar o sonarse con mucha frecuencia. Este tono no debe alarmar de inmediato.
Negros
No es muy frecuente que los mocos tengan este color. Lo usual es que si adquieren ese tono es porque se haya aspirado humo u hollín. También puede ser señal de que se ha respirado en una atmósfera muy contaminada.
Los mocos son algo natural
Los mocos pueden causar repulsión, pero en realidad son una señal de que todo está funcionando bien en la nariz. Aun así, lo más aconsejable es enseñarles a los niños a no comerlos. No es que sean tóxicos, pero en todo caso son un residuo del organismo.
También es importante que ni los niños ni los adultos se hurguen la nariz, ya que pueden lesionar los tejidos con facilidad. Lo mejor es sonarse con suavidad o emplear un enjuague nasal para limpiarse.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- García-Moreno, J. M. (2005). El estornudo: Revisión de su etiología y fisiopatología. Revista de neurología, 41(10), 615-621.
- Ramos-Jiménez J, Garduño-Torres B, Arias-Montaño JA. Histamina y comunicación intercelular: 99 años de historia. Rev Biomed. 2009;20(2):100-126.
- Ripoll, J. (2001). Mocos y tos, el problema de cada día. Infancia: educar de 0 a 6 años, (65), 35-39.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.