Neuroticismo: qué es, síntomas y tratamiento
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Mucho se ha escrito sobre la personalidad y todas las variables que inciden en su desarrollo. Cada propuesta teórica pone el énfasis en distintos elementos para describir la personalidad. Uno de ellos tiene que ver con el neuroticismo.
Después de todo, además de la experiencia, también la personalidad es lo que hace posible que alguien vea dibujado un número 6 y otro vea un número 9. La personalidad es un constructo complejo y de gran interés para la psicología. Fue y es abordada desde diferentes modelos: dinámico, factorial, biológico, entre otros.
Neuroticismo y personalidad
Para hablar del neuroticismo podemos partir de una idea general sobre la personalidad. Esta es entendida como una mezcla de factores temperamentales (es decir, vinculados a la biología) y caracterológicos (relacionados con el ambiente) que influyen en el modo en que nos comportamos.
Respecto a las variables temperamentales, la teoría de los big five (5 grandes factores de la personalidad) menciona a los siguientes:
- Neuroticismo: es la tendencia al malestar y a la conducta impulsiva.
- Extroversión: se refiere a la participación en situaciones sociales.
- Apertura a la experiencia: es decir, mostrarse curioso o motivado por nuevas ideas.
- Amabilidad: se refiere al grado en que sentimos compasión y mostramos empatía hacia los demás.
- Responsabilidad: es el compromiso con los objetivos.
A partir de estas características, podemos concluir que el neuroticismo entraña una dualidad: es una tendencia a la inestabilidad, pero bastante estable. Es decir, se considera como una característica de la personalidad.
¿Qué es el neuroticismo y cuáles son sus síntomas?
El neuroticismo se caracteriza por una tendencia a la inestabilidad emocional, que puede expresarse en cambios de humor frecuentes, ansiedad, orientación al conflicto, emociones de ira, una visión pesimista de las situaciones, culpa y vivencia constante de nerviosismo.
Otro de los signos comunes tiene que ver con el drama o la complicación. Es decir, la tendencia a ver como complejas, situaciones que no lo son. De la misma manera, también pueden haber más sensibilidad o susceptibilidad.
En este sentido, muchas veces también se expresa de manera psicosomática, con manchas o erupciones en la piel, caída del cabello o malestar gastrointestinal.
¿Cómo abordar el neuroticismo?
Saber que tenemos rasgos del neuroticismo debe permitirnos encontrar (y aportar) recursos para afrontar el estrés. Algunas de las recomendaciones a tener en cuenta son las siguientes.
Trabajar sobre los pensamientos
Muchos de ellos están teñidos de sesgos cognitivos, que nos llevan a interpretar la realidad de una manera distorsionada. Así, podemos enfatizar demasiado en algo que es insignificante o personalizar un asunto que no estaba dirigido a nosotros.
Es importante discutir con los propios pensamientos, cuestionar su verdad para poder crear otras versiones alternativas y evitar quedar atrapados en un círculo vicioso.
Aprender a gestionar las emociones
En el neuroticismo, muchas veces las emociones nos pasan por encima. Es decir, desbordan, colapsan y agobian.
A veces, todo parece de vida o muerte, sin solución. Sucede que existe una tendencia a pensar en catástrofes.
Es por eso que es necesario partir de un trabajo con las emociones, aprendiendo a identificarlas cuándo aparecen. Tenemos que entender la señal o mensaje que traen y buscar una respuesta para encauzarlas.
Emplear técnicas de autocontrol y de relajación
De esta manera, se trata de aprender a poner un freno ante una situación de estrés para dar respuestas más funcionales y adaptativas. Por ejemplo, respirar en profundidad antes de actuar.
Desarrollar recursos de afrontamiento del estrés
En ocasiones, las personas con tendencia al neuroticismo dejan en manos de otros la solución a un conflicto. Por ejemplo, alguien que tiene una enfermedad, puede llegar a llamar de manera continua a su médico.
En este sentido, la respuesta se torna más pasiva, en lugar de intentar primero con una actitud proactiva. Por eso, se trata de crear recursos y herramientas que permitan adaptar las respuestas a las circunstancias, en lugar de intentar aplicar siempre la misma regla.
Empoderar a la persona, reforzar su autoconfianza y eficacia, le permitiría incluso sentirse mejor y disminuir el malestar. Esto, en lugar de sentirse dependiente de otros.
Nada está dicho del todo
Es importante señalar que conocer cómo somos, debe funcionar como un punto de partida para mejorar, para cambiar nuestra calidad de vida, para superarnos, entendernos, crecer y progresar. De ninguna manera esto tiene que ser una etiqueta o una limitación.
Identificar los factores temperamentales sobre nuestra personalidad no quiere decir que seamos un rompecabezas que encaja sus piezas a la perfección. Por el contrario, tenemos acceso a una pequeña porción de la enorme complejidad que somos como seres humanos. El ambiente luego hace lo suyo.
En ese sentido, es clave encontrar cuáles son los factores protectores y cuáles los de riesgo que participan en dicho contexto. El neuroticismo puede derivar en conductas poco saludables y anticipar comorbilidades.
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