En los pequeños detalles se conoce la grandeza de las personas
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Los pequeños detalles cotidianos son los que construyen universos emocionales. Y es que, para conocer la grandeza de una persona, no basta con prestar atención a su aspecto. Tampoco sus palabras revelan qué hay detrás de sus discursos o de sus actitudes; ya que la verdadera esencia está en esas cosas imperceptibles que se van construyendo día a día.
De hecho, para construir vínculos duraderos y satisfactorios (es decir, para construir la mejor amistad o la mejor relación) es necesario que atiendas a esos pequeños detalles. Es ahí donde se ahondan las auténticas raíces de una persona.
Quizás tú también seas un observador de este tipo de cualidades. A continuación, te proponemos reflexionar sobre este tema que enhebra parte de las relaciones personales. Te será de utilidad.
Los pequeños detalles: el lenguaje del corazón
Como bien explica un artículo publicado por la Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, los padres suelen enseñar las normas sociales en la niñez. Estas inician a una persona en el respeto, la cortesía y ese tipo de comportamientos con los cuales se construye un tejido de tolerancia donde convivir los unos con los otros.
Ahora bien, más allá de las normas de cortesía, más allá de la frontera del “por favor“, las “gracias” o los “buenos días”; se integra esa conciencia íntima donde se engendra la auténtica personalidad.
- Alguien puede ser cortés; sin embargo, tras esa fachada cabe la posibilidad de esconder un interés oculto.
- Por otro lado, también está quien no valora los pequeños detalles. Algo así no revela que uno sea buena o mala persona, solo define que concede valor a otro tipo de comportamientos.
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Los grandes actos y los pequeños detalles
Hay quien piensa que el amor se demuestra en los grandes actos, al más puro estilo del “todo o nada”. Ahora bien, las relaciones más satisfactorias y felices son aquellas donde, día a día, se renueva el vínculo.
No hacen falta regalos ni que demuestren actos heroicos. Lo que se necesita de verdad es una reciprocidad donde las miradas sean sinceras. Es ahí donde el cariño se percibe y se demuestra. Por ejemplo, un “¿cómo has pasado el día?” o “me haces feliz” son detalles que se agradecen y enriquecen más que cualquier otro regalo material.
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En los pequeños gestos se esconden los valores
A veces, uno se rodea de personas que le miran pero no le ven. Es decir, estás cerca de amigos o familiares que te oyen, pero no escuchan.
Sin embargo, de pronto, hay alguien que te lee como un libro abierto y que, a través de pequeños detalles, demuestra su sincero interés.
Son estos gestos cotidianos los que demuestran la bondad natural de una persona. Esto se debe a que, de algún modo, las personas tienen una especie de “brújula interior” que revela cuándo alguien es sincero y cuando no.
Quien da valor a los pequeños detalles es porque se esfuerza, porque hay intencionalidad y sentimiento.
Frases como “si yo te pregunto cómo estás es porque de verdad me interesa” o “te propongo acompañarte porque de verdad me apetece, porque quiero saber que vas a llegar bien” son de esas pequeñas cosas que se agradecen cada día de las personas más queridas.
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La felicidad está en los pequeños detalles
La felicidad es, entre otras cosas, la ausencia de miedo. En ese estado de tranquilidad y de equilibrio emocional uno es más receptivo a lo que le rodea.
Una sonrisa, una mirada sincera, una caricia, una carcajada, una sorpresa inesperada… Son estos simples actos los que elevan el estado de ánimo hasta disfrutar de esa felicidad capaz de hacer olvidar las penas o las decepciones.
Asimismo, no te obsesiones con metas imposibles. Tal y como describe un estudio elaborado por la investigadora Paula Ruiz Torres: si pretendes alcanzar grandes logros poniendo objetivos imposibles, lo más probable es que en algún momento aparezca la frustración o el fracaso.
Para encontrarte bien no hace falta escalar el pico más alto. A veces, basta con quedarte en un valle tranquilo desde donde admirar el cielo. Ahí descubrirás que los verdaderos mapas de la felicidad se trazan mediante detalles pequeños; atravesando senderos discretos, pero dorados, para llegar a la realización personal plena.
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Crear un vínculo de complicidad contigo y con los demás
Ser artífices de esa convivencia respetuosa capaz de dar valor a los pequeños actos. Actúa con humildad y respeto; valorándote a ti mismo igual que a los demás. Pues, según una investigación recogida en los Anales de Psicología, la autoestima colectiva está ligada a la personal.
Por otro lado, entiende que no por decir “te quiero” de más el amor será más sincero. A veces, es mejor saber demostrar ese cariño con autenticidad que quedarte solo con las meras palabras ya que, en definitiva, los pequeños detalles representan el lenguaje del corazón.
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