Pistantrofobia: miedo a confiar en los demás
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
A la hora de confiar en los demás, todos vamos a diferentes velocidades. Los hay aquellos que ya desde el minuto uno vuelcan sobre los otros su complicidad, sus secretos, sus sueños y esperanzas. Otros, en cambio, son más prudentes y cautos a la hora de construir un vínculo. Sin embargo, una pequeña parte de la población evidencia una condición clínica denominada pistantrofobia.
Esta dimensión define, como la propia palabra lo indica, un tipo de fobia. Afecta a aquellas personas con un miedo irracional, persistente y excesivo a confiar en cualquier hombre o mujer. A menudo esta condición suele ser resultado de una relación traumática anterior en la que se sufrió una decepción grave y profunda.
La ansiedad que genera ese miedo a ser nuevamente lastimados suele limitar la vida social. No solo son personas reacias a volverse a enamorar; es común que tengan problemas a nivel laboral, en sus vínculos de amistad e incluso familiares. Lo analizamos a continuación.
¿En qué consiste la pistantrofobia?
La pistantrofobia define un miedo constante y casi obsesivo a ser dañado al intimar y establecer una relación, bien de amistad o afectiva. Estamos ante un tipo de fobia, es decir, un trastorno de ansiedad en el que la persona desarrolla un miedo irracional y limitante hacia un estímulo o situación.
De este modo, aunque el término «pistantrofobia» no aparezca como una categoría clínica en el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” (DSM-V), sí lo reconocemos como problema psicológico por el modo en que limita la vida del paciente.
En estos casos solemos tener a un hombre o una mujer que limitan el trato social, que etiquetan a todo el mundo como falso y que poco a poco acaban encerrándose en sí mismos de manera peligrosa y patológica.
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¿Cómo se asocia la pistantrofobia con el pesimismo defensivo?
En buena parte de los casos, la pistantrofobia tiene como sustrato psicológico el pesimismo defensivo. Cuando hablamos de este concepto nos referimos a un mecanismo que le sirve al ser humano como recurso para protegerse de una situación determinada. Para ello, se sitúa previamente en el peor de los escenarios.
Es decir, dicho constructo define todas esas veces en que nos adelantamos a los acontecimientos pensando lo más adverso. Por ejemplo, si tengo un examen la próxima semana me veo suspendiéndolo.
Así, como ya visualizo el fracaso, me digo a mí mismo que no vale la pena presentarme. Poner de manera constante el filtro más negativo y pesimista en cada circunstancia y experiencia tiene un coste lesivo.
Estudios, como el realizado en la Universidad de Lakehead (Canadá), nos señalan que esta estrategia tiene un fin muy concreto: salvaguardarnos del fracaso. Si no lo intentas, nada saldrá mal. De este modo, es fácil relacionar la pistantrofobia con el pesimismo defensivo porque ambas tienen el mismo propósito: eludir una situación para no sufrir.
Sin embargo, esta recurso siempre acaba siendo fallido. Quien huye y esquiva determinadas situaciones para rehuir fracasos o ser herido nuevamente, no hace más que alimentar el sufrimiento.
¿Cuáles son sus síntomas?
La pistantrofobia se manifiesta de muchas maneras. Es importante señalar que no aparece solo en las relaciones afectivas. No debemos visualizar en exclusiva a la clásica persona que evita enamorarse. Este tipo de fobia se aplica tanto al campo afectivo como al familiar, de relaciones laborales y de amistad.
Sus síntomas son los siguientes:
- La persona experimenta fabulaciones de lo más negativas sobre buena parte de las figuras de su entorno o aquellas que desean establecer cercanía. Así, es común que piense que le mienten. También que buena parte de los seres humanos son desleales. Los compañeros de trabajo son falsos y los amigos poco confiables.
- Evitan todo tipo de situación que suponga tener contacto con personas.
- Rehúyen ante todo lo que implique establecer una vinculación emocional con alguien.
- Se han comprometido a sí mismos a no confiar en nadie más.
- Buena parte de las personas con pistantrofobia tiene una historia traumática previa. Es decir, han sufrido desde posibles abandonos en la infancia a relaciones de pareja dolorosas.
¿Cómo afrontar la pistantrofobia?
A la hora de tratar la pistantrofobia es recomendable acudir a terapia psicológica. No podemos dejar de lado que estamos ante un tipo de fobia que limita la calidad de vida. Por ello es recomendable tener en cuenta lo siguiente:
- La recuperación llegará solo si somos capaces de sobrellevar el duelo. Ese duelo interno que no hemos gestionado tras el daño que alguien nos causara en el pasado.
- Toda traición, abandono o decepción debe gestionarse, desahogarse y aceptarse. Después de ese viaje emocional nos sentiremos más liberados. Asimismo, antes de recuperar la confianza en las personas debemos recuperarla en nosotros mismos.
Si no confío en que merezco ser feliz de nuevo no me daré otras oportunidades. Si no conecto conmigo mismo para alentarme a disfrutar de nuevo de una buena amistad o un amor sanador, nunca abrazaré la felicidad.
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Los demás son importantes
La confianza es un tendón psicológico esencial para el ser humano. Necesitamos poder confiar en una serie de personas para tener así sostén emocional. El refugio de los afectos, el seno en el que sentirnos amados y deleitarnos de la complicidad es clave. Si todo ello falla el cerebro sufre y aparece el estrés o la ansiedad.
Necesitamos, por tanto, sanar esa herida del ayer para que nos permita avanzar aquí y ahora, una vez más. Así podremos disfrutar de la confianza con otras figuras cercanas.
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