¿Cómo prevenir la malnutrición en adultos mayores?

El estado de malnutrición en los adultos mayores se relaciona con la aparición y el empeoramiento de algunas enfermedades. Descubre cómo prevenirlo.
¿Cómo prevenir la malnutrición en adultos mayores?
Maria Patricia Pinero Corredor

Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor.

Última actualización: 06 julio, 2023

El envejecimiento conlleva a una serie de cambios que comprometen el bienestar. La pérdida del gusto o del olfato, los problemas para masticar y deglutir, la falta de apetito, la depresión, entre otros, pueden causar una malnutrición en adultos mayores. Al no tratarlo o prevenirlo a tiempo, las consecuencias pueden ir desde la discapacidad funcional hasta la muerte.

La malnutrición se considera un estado nutricional inadecuado, ya sea por exceso o por déficit. Esta última se conoce como «desnutrición proteico-energética o mixta». En el caso de los ancianos, esto deriva una disminución de nutrientes relevantes, como las vitaminas C, D y A, el ácido fólico, el magnesio, el calcio y el potasio.

En consecuencia, las enfermedades no tardan en aparecer o las ya instaladas tienden a empeorar. Por tal razón, es fundamental asegurar una óptima alimentación en esta etapa y, por supuesto, tratar a tiempo cualquier estado de malnutrición. A continuación, detallamos algunas recomendaciones.

¿Qué es la malnutrición y qué se dice sobre el adulto mayor?

El término «adulto mayor» hace referencia a los últimos años de vida de las personas. Es un grupo de la población que tiene 65 años o más. Sin embargo, cada país tiene su propia expectativa de vida.

En el 2016, por ejemplo, España tenía una de las esperanzas de vida más altas de Europa y el mundo. Las edades rondaban entre 80 y 83 años entre hombres y mujeres, respectivamente.

En cuanto a la malnutrición, la Real Academia Española la define como una condición causada por una dieta inadecuada o insuficiente, o por un defecto en el metabolismo de los alimentos. Entre el 6 y el 15 % de los adultos mayores no hospitalizados, y entre el 25 y el 60 % de los institucionalizados, padecen de malnutrición.

También hay un tipo de «malnutrición por exceso», que se relaciona con el sobrepeso y la obesidad. En este caso, el adulto mayor suele alimentarse de manera desordenada y con una dieta abundante en azúcares y almidones.

¿Qué es la malnutrición y qué se dice sobre el adulto mayor?
Una nutrición deficiente en el adulto mayor supone un riesgo alto de enfermedades.

La desnutrición como un tipo común de malnutrición

Uno de los trastornos de malnutrición en adultos mayores más comunes es la desnutrición. Se trata de un trastorno de la composición del cuerpo. En particular, hay un exceso de agua fuera de las células, un déficit de potasio, de masa muscular y del tejido graso. Existen 3 tipos de desnutrición:

  • Calórica. Que ocurre por una disminución del aporte calórico.
  • Proteica. Que se da cuando no se aportan suficientes proteínas a la dieta.
  • Mixta. También conocida como «proteico-calórica».

En España, de la población total con desnutrición, el 70 % son ancianos.

Causas de malnutrición en el adulto mayor

Las causas de malnutrición en los ancianos son complejas y depende de varios factores. A continuación, detallamos los más relevantes.

Por cambios propios del envejecimiento

Ocurren una serie de cambios fisiológicos producto de cambios en el metabolismo con la edad.

  • Reducción de la masa muscular, que corresponde a un 1 % anual y es proporcional al nivel de actividad física.
  • Disminución del gusto por pérdida de papilas y olfato.
  • Reducción en la secreción de saliva, lo que provoca dificultad para masticar y deglutir.
  • Disminución de la secreción gástrica, que dificulta la absorción de hierro, fólico, calcio y B12.
  • Saciedad precoz y estreñimiento.
  • Intolerancia a la lactosa.
  • Disminución de la absorción de vitamina D.
  • Reducción de la absorción del calcio.
  • Predominan las hormonas de la anorexia.

Alteración de ciertas actividades

  • Física, falta de movilidad.
  • Sensorial, visual, auditiva o de la comunicación.
  • Psíquicas, como la depresión, la demencia, la paranoia, el alcoholismo y el tabaquismo.
  • Sociales, como la soledad, los bajos ingresos y los malos hábitos dietéticos.

Enfermedades

Las enfermedades también conducen a estados de malnutrición en los adultos mayores. Esto especialmente cuando su tratamiento obliga a restricciones de la alimentación y a cambios en los hábitos. 

  • Enfermedades crónicas, como los trastornos cardiovasculares, la artritis, la osteoporosis o la diabetes.
  • Alteraciones bucales, como la falta de la dentadura que impide una buena masticación.
  • Enfermedades neurodegenerativas, como la demencia senil, el alzhéimer, el párkinson, entre otras.
  • Enfermedades digestivas, como la diverticulosis, la colitis, la gastritis, las úlceras, la diarrea, el estreñimiento, entre otras.
  • Cáncer.
  • Hipertiroidismo.


Cómo prevenir la malnutrición en los adultos mayores

Hay muchas formas de prevenir la malnutrición en los adultos mayores. Estas van desde la selección apropiada de los alimentos, hasta tener una buena compañía a la hora de comer.

Según la guía de alimentación, para personas mayores sanas, una dieta promedio ideal debe considerar lo siguiente:

  • De un 10 al 15 % de energía a partir de las proteínas.
  • Del 30 al 40 % a partir de las grasas.
  • Entre el 50 y el 60 % a partir de los carbohidratos.

A continuación, damos algunas recomendaciones para una alimentación saludable.

Mantener una dieta con variedad de frutas y vegetales

Es importante seleccionar una gran variedad de frutas y verduras como fuentes de antioxidantes, fibra y vitaminas. La vitamina A, la vitamina C y otros pigmentos —como las antocianinas de las frutas— se asocian al bienestar y a la prevención de enfermedades crónicas.

La fibra de las frutas y las verduras también ayudará a evitar el estreñimiento, que tiende a ser frecuente en el adulto mayor. Una forma fácil de ingerir la fibra es mediante la preparación de jugos de frutas sin colar.

Consumir aceites vegetales saludables

Se recomienda el aceite de oliva por su alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados que previenen o ayudan a tratar la enfermedad cardiovascular. Asimismo, resulta conveniente incluir ácidos grasos como el omega 3, que se encuentra en pescados, nueces y aceite de soya.

La grasa omega 6 —cuyas fuentes son los aceites de semillas como el maíz, el girasol, la canola, entre otros— deben mantenerse en una relación menor a los omega 3. Su ingesta disminuye el nivel de colesterol total y el colesterol «malo» que obstruye las arterias.

Para evitar la malnutrición en los adultos mayores, se recomienda que no más del 23 % de las calorías provengan de las grasas. Además, solo el 10 % deben ser de tipo saturadas, como las que aportan los lácteos, las carnes, el coco o el aceite de palma.

Comer más pescado como fuente de proteína

Los pescados son buena fuente de proteína de excelente calidad. De acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), un filete de pescado crudo aporta unos 28 gramos de proteína.

Además, según INFOPESCA, los peces azules aportan ácidos grasos de cadena larga, como el EPA y el DHA. Estos, además de proteger el corazón, tienen efectos antiinflamatorios, mejoran la función del cerebro y la salud visual.

Aumentar el consumo de leche y derivados

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomienda el consumo de lácteos de menor contenido graso como fuente de proteínas, calcio y riboflavina de la dieta. También proporcionan niacina, vitamina A y vitamina B12.

El calcio —junto con la vitamina D— contribuye a la prevención de la osteoporosis, frecuente en los adultos mayores. Si se presenta intolerancia a la lactosa, se recomienda que los derivados lácteos sean deslactosados.

Poner un nuevo sabor a las comidas

La pérdida de sabor y de olor en el adulto mayor puede ser una causa de inapetencia. En respuesta a esto, se aconseja emplear hierbas y especias naturales que realcen el sabor. Sin embargo, hay que evitar el exceso de sal.

Consultar al médico para agregar suplementos a la dieta

Es posible que los suplementos nutricionales sean necesarios en el adulto mayor para restaurar los niveles de algunos minerales o vitaminas. Por supuesto, primero hay que consultarlo con el médico.

Incluir meriendas

Las meriendas a media mañana o en la tarde deben ser abundantes en nutrientes adicionales a los que aportan las comidas principales. Estos bocadillos son muy útiles para los adultos mayores que se sienten llenos antes de terminar de comer. Un ejemplo puede ser un yogur descremado con trocitos de frutas y una galleta integral.

Cómo prevenir la malnutrición en los adultos mayores
Los alimentos lácteos con bajo aporte de grasas son ideales para aportar calcio en la dieta de los adultos mayores.

Otras recomendaciones sobre la alimentación y los cuidados del adulto mayor

  • Fomentar el ejercicio. Debe ir acorde a las capacidades físicas del adulto mayor. La actividad puede ayudar a mejorar el apetito y a fortificar los músculos y los huesos.
  • Estar pendientes del estado nutricional del anciano en caso de estar en una institución. Es posible que el personal cuidador no se percate de las condiciones nutricionales en que se encuentra.
  • Asegurar la ingesta de entre 1,5 a 2 litros de líquidos al día. El envejecimiento se asocia a pérdidas de líquido dentro y fuera de las células; de allí la importancia de mantenerse hidratados. Así pues, hay que brindarles agua de forma constante, además de jugos, infusiones o caldos.
  • Preparar las comidas de acuerdo a los hábitos culturales del anciano.
  • Incentivar su apetito con una presentación atractiva.
  • Considerar las preferencias de los adultos mayores.
  • En caso de sufrir cualquier tipo de enfermedad, es necesario consultar con el médico o el especialista en nutrición y dietética.
  • Asegurar una exposición moderada al sol. Esto para permitir la activación de la vitamina D y favorecer la absorción del calcio. Eso sí, el adulto debe emplear protector solar.
  • Por último, en caso de desnutrición, hay que adaptar los platos hipercalóricos para que la dieta aconsejada tenga un mayor seguimiento.

¿Qué hay que recordar?

El envejecimiento es un proceso fisiológico indetenible. Sin embargo, una alimentación saludable, abundante en antioxidantes, vitaminas, minerales y con un ajuste adecuado de los macronutrientes, podrá prevenir la malnutrición y otras enfermedades crónicas de esta etapa.

La dieta debe ir acompañada a un mejor estilo de vida, que incluya ejercicios, compañía y buenos cuidados por parte de los profesionales de salud. Así los adultos mayores podrán llevar una vejez con dignidad.


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