Mira la psicología detrás de los chismes y los rumores
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Los chismes y los rumores impregnan nuestra vida cotidiana. Desde noticias dudosas que leemos en las redes sociales hasta conversaciones con amigos en las que hablamos de terceras personas, este tipo de interacciones juegan un papel importante en nuestra sociabilidad.
Sin embargo, su efecto puede ser tanto positivo como negativo. Es conveniente conocer la psicología tras estas dinámicas para no dejarnos llevar por ellas.
Es fácil darse cuenta de que hay personas más dadas a compartir y difundir rumores que otras, pero todos participamos en algún grado. En ocasiones, estos chismes son neutros o incluso positivos, y tienen la única finalidad de entretenernos y compartir información.
No obstante, en otros casos son negativos y maliciosos. Se esparcen con un fin muy concreto. Pero, ¿por qué nos interesan tanto? Exploramos la respuesta a continuación.
La psicología detrás de los chismes y los rumores
Si hablamos de la psicología de los rumores, es inevitable mencionar el trabajo de Allport y Postman. Estos prestigiosos psicólogos definieron el rumor y explicaron las claves de su propagación social. Así, se entiende por rumor a una afirmación o proposición que se emite como cierta, sin pruebas que la respalden, y que pasa de persona a persona.
Esta transmisión se produce principalmente de forma oral, aunque la llegada de las redes sociales ha creado un nuevo paradigma al respecto, cuya máxima expresión son los contenidos virales.
Sin embargo, no cualquier información llega a convertirse en un rumor. Para que lo haga, han de cumplirse algunas condiciones. Por un lado, deben ser datos relevantes, que se consideren de importancia para una comunidad en particular, por sus repercusiones o porque alude a algunos de los principios y valores más arraigados de ese grupo.
Así, el rumor de que se va a producir un despido masivo en una empresa se propaga con mucha más facilidad que el que diga que se va a cambiar el color de las paredes. Del mismo modo, un chisme sobre una infidelidad se difunde con rapidez porque atenta contra uno de los pilares morales de la sociedad.
Otra condición que ha de cumplirse es que la información sea ambigua e incompleta. Al no ofrecer todos los detalles o pruebas necesarias, invita a la imaginación, a la sospecha y a la elucubración. Hace que las personas quieran rellenar esos vacíos con sus propios aportes.
¿Cómo se propagan los chismes y los rumores?
Una vez que tenemos una información que cumple con las anteriores condiciones, se produce todo un proceso que favorece su rápida propagación. Las personas que la reciben, tratan esos datos de un modo determinado que lleva a que esa información se difunda más y más.
Lo hacen a través de 3 leyes:
- Ley de la reducción: los chismes y los rumores se hacen cada vez más cortos y concisos. La historia se reduce para centrarse en los detalles más interesantes o jugosos.
- Ley de la acentuación: cada vez que una persona cuenta el rumor, tiende a exagerarlo, poniendo énfasis en lo más morboso y volviéndolo más espectacular. Y esto es porque también ha percibido y ha retenido en su memoria la información llamativa.
- Ley de la asimilación: explica cómo cada persona reorganiza el contenido en función de sus intereses e ideologías, dándole una forma u otra a la hora de interpretarlo y transmitirlo.
Así, vemos que la información muta a medida que se propaga y no se mantiene estática. Los chismes y los rumores constituyen, entonces, informaciones falsas o incompletas que no se verifican y sufren todo un proceso de transformación en el boca a boca.
¿Qué función cumplen y cómo nos impactan?
Los chismes y los rumores forman parte de la socialización humana desde tiempos remotos. Aún hoy conforman gran parte de nuestras conversaciones cotidianas.
El intercambio de información social es un pilar básico en las interacciones. Sin embargo, lejos de lo que pueda pensarse, el chisme no necesariamente es negativo.
De hecho, en la mayor parte de las ocasiones, la información que se comparte es neutra. Por ejemplo, podemos hablar de que a una persona le gusta mucho la música.
En otras ocasiones, es incluso positiva. Por ejemplo, cuando mencionamos eventos favorables o exitosos que han acontecido en la vida de otro. Pero incluso cuando son negativos, los rumores cumplen varias funciones:
- Por un lado, favorecen la socialización y permiten crear redes entre las personas. En pequeños grupos, son muestras de confianza y cercanía emocional. Si hablamos a un nivel global, nos permiten involucrarnos en discusiones sobre temas sociales que conforman nuestros valores y cultura.
- Por otro lado, ejercen un papel de regulación social. Al hablar con otros sobre terceras personas, sobre sus actos y las consecuencias, aprendemos de su experiencia y entendemos lo que es socialmente aceptable y lo que no.
No siempre negativos, pero requieren precaución
Los chismes y los rumores no son tan negativos como en ocasiones los percibimos. Sin embargo, dedicarnos a difundir (o a creernos) noticias falsas, bulos e informaciones dañinas sobre otras personas puede ser muy perjudicial.
Tratemos de ser críticos, de acudir a las fuentes y de no cooperar en intercambios de información negativa que puedan dañarnos o dañar a otros.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Allport, G. W., & Postman, L. (1947). The psychology of rumor. Henry Holt.
- Baumeister, R. F., Zhang, L., & Vohs, K. D. (2004). Gossip as cultural learning. Review of general psychology, 8(2), 111-121.
- Dunbar, R. I., Marriott, A., & Duncan, N. D. (1997). Human conversational behavior. Human nature, 8(3), 231-246.
- Dunbar, R. I. (2004). Gossip in evolutionary perspective. Review of general psychology, 8(2), 100-110.
- Robbins, M. L., & Karan, A. (2020). Who gossips and how in everyday life?. Social Psychological and Personality Science, 11(2), 185-195.
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