De qué se trata la regla 3-30-300 y por qué es beneficiosa para la salud


Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez
Hoy más que nunca, el contacto con la naturaleza es una necesidad. El cambio climático, el estrés diario y las pandemias han hecho evidente algo que intuíamos: la necesidad de más verde en nuestras vidas. La regla 3-30-300 propone que los bosques y los espacios verdes se integren en la vida diaria de las personas, tanto en el trabajo como en el hogar y los lugares de aprendizaje.
Sencilla de recordar, fácil de aplicar y poderosa en sus efectos, esta propuesta está ganando terreno en el urbanismo moderno. Te contamos de qué se trata y todos sus beneficios.
¿Qué es la regla 3-30-300?

Cecil Konijnendijk, un investigador experto en planificación verde urbana, propuso la regla 3-30-300. Su objetivo es introducir la naturaleza en la vida diaria de las personas, incluso en las grandes ciudades, para obtener sus beneficios de salud y bienestar. Esta regla propone tres objetivos o requisitos mínimos:
- 3 árboles visibles desde cada hogar: cada persona debería ver al menos tres árboles grandes desde alguna de las ventanas de la vivienda, preferiblemente desde los espacios donde pasas más tiempo, como la cocina, el dormitorio o la sala de estar.
- 30 % de cobertura arbórea en cada vecindario: las copas de los árboles deberían cubrir un mínimo del 30 % del área del barrio. Es decir, si se mira desde arriba (como desde un mapa satelital), un tercio del lugar debería estar sombreado por árboles.
- 300 metros hasta el parque o espacio verde más cercano: ningún hogar debería estar a más de 300 metros de un espacio con vegetación. Esto incluye plazas, jardines urbanos, reservas naturales o cualquier espacio con vegetación donde las personas puedan caminar, sentarse o pasar tiempo al aire libre.
Lo cierto es que pocas ciudades cumplen con estos tres preceptos. Un ejemplo es el de Barcelona, donde solo el 4,7 % de sus habitantes indica cumplir con la regla.
¿Por qué tener más verde cerca puede ayudar?
Vivir en la ciudad suele implicar largas horas frente a las pantallas, ruido constante y pocos momentos de desconexión. En cambio, tener contacto frecuente con la naturaleza, a través de los parques, árboles en las calles, jardines, muros y techos verdes, puede contrarrestar esos efectos:
- Tener un parque cerca facilita salir a caminar, hacer ejercicio o tan solo desconectarse.
- Ver árboles y espacios verdes desde las ventanas del hogar puede ayudar a mejorar la salud de las personas.
- Disponer de más espacios verdes ayuda a mejorar el ecosistema y aumentar la biodiversidad en las ciudades.
- Vivir en barrios arbolados puede reducir la temperatura del ambiente, los ruidos y mejorar la contaminación del aire.
- Aumentar la cantidad de árboles y zonas verdes evita que el agua de lluvia se acumule en las calles, porque la absorben y retienen.
- Tener más espacios verdes puede incentivar a las personas a pasar mayor tiempo al aire libre y hasta interactuar más con sus vecinos.
Beneficios de la regla 3-30-300 para la salud
Contar con árboles cerca no es solo una cuestión estética o ambiental: también es un método para mejorar la salud, que puede tener un impacto positivo en cómo nos sentimos. Estos son algunos de los beneficios asociados con vivir rodeados de más naturaleza:
1. Mejora el estado de ánimo
¿No sientes que eres más feliz cuando caminas por un bosque o tienes una vista verde desde tu ventana? Lo cierto es que no se trata de una simple sensación. Caminar o practicar silent walking entre árboles, ver un parque desde la ventana o descansar en un espacio verde puede generar una sensación inmediata de bienestar.
En ese sentido, puede ayudar a disminuir la tensión, la ira, la depresión, el abatimiento y la fatiga. La razón puede estar en la capacidad de los entornos naturales para ofrecer una pausa mental frente al ajetreo diario.
2. Disminuye el estrés
Se sabe que caminar por áreas arboladas y escuchar los sonidos de la naturaleza ayuda a entrar en un estado de relajación que puede mejorar el estrés. También, puede reducir la fatiga mental después de las largas jornadas de trabajo o de estudio.
No hace falta hacer grandes ejercicios al aire libre. Una caminata ligera, sentarse bajo la sombra o tan solo respirar aire fresco ya marcan la diferencia.
3. Contribuye a un mejor descanso
Los entornos más tranquilos y naturales pueden favorecer rutinas relajadas o la realización de más ejercicio, lo cual también influye en la calidad del descanso. Las personas que tienen acceso a más vegetación suelen dormir mejor o sentirse más descansadas al despertar.
Además, factores como el menor ruido ambiental, la menor humedad, la mejor calidad del aire o el simple hecho de vivir en un entorno más agradable pueden contribuir en esta relación.
4. Estimula la concentración y la creatividad
Estar rodeados de árboles y naturaleza no solo tiene efectos relajantes, sino que también puede ayudar a pensar con más claridad. Así, los entornos verdes pueden favorecer la concentración, la memoria a corto plazo y la creatividad.
Esto puede deberse a que los espacios naturales permiten al cerebro «descansar» del exceso de estímulos visuales y sonoros propios de las ciudades. Como resultado, es posible sentirse más enfocado o con nuevas ideas después de un paseo por el parque o de un momento de pausa al aire libre.
¿En dónde y cómo se aplica esta regla?
El principal obstáculo para concretar este objetivo es la urbanización de las ciudades, ya que muchas veces se talan árboles o se eliminan espacios verdes para construir edificios. Aun así, algunas ciudades en Europa y América del Norte están adoptando la regla 3-30-300, como parte de sus políticas de sostenibilidad. Por ejemplo, Bristol, Seattle, Canberra y Vancouver han establecido el objetivo de alcanzar un 30 % de arbolado en sus calles.
Para aplicar la regla, las ciudades evalúan cuántos árboles son visibles desde las casas, qué porcentaje del área está cubierto por copas arbóreas y cuán cerca están los espacios verdes. También, se considera si la geografía y el clima permiten aplicar este objetivo. A partir de ese diagnóstico, se diseñan planes para plantar más árboles, mejorar el acceso a parques y reforzar la presencia de naturaleza en las zonas con déficit.
A su vez, algunos municipios ajustan sus normativas urbanas para incorporar más vegetación en las nuevas construcciones y los espacios públicos. También se fomenta la participación ciudadana, ya sea en jornadas de plantación o en el cuidado de jardines comunitarios. Con el tiempo, esta política se monitorea para asegurar que el verde llegue a donde más se necesita.
Es posible involucrarse en este tipo de políticas, promoviendo proyectos vecinales de plantación de árboles, participando en asambleas barriales, cuidando la vegetación existente y compartiéndolas con otras personas.
Un paso hacia entornos más verdes
Promover ciudades más verdes no es solo una cuestión ambiental. También es una forma de cuidar nuestro bienestar, fomentar comunidades más activas y crear entornos donde sea más fácil vivir y respirar.
Aunque no todos los barrios o ciudades cumplen en la actualidad con estos estándares, la regla 3-30-300 funciona como una guía inspiradora. Este cambio puede empezar desde el hogar, al sembrar un árbol en el jardín, en la vereda o en una maceta grande en tu balcón. Cuando cuidamos la naturaleza urbana, también estamos cuidando de nosotros mismos.
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